«La Iglesia los ama y los necesita a cada uno para cumplir su misión al servicio del Evangelio». Estas son las palabras iniciales del mensaje que el Papa Francisco ha dirigido a las personas «que viven con algún tipo de discapacidad» con motivo del Día Internacional dedicado a ellas, que se celebra el 3 de diciembre.
Se trata de un aniversario introducido por las Naciones Unidas en 1992 para aumentar la conciencia y la comprensión de los problemas relacionados con la discapacidad, así como los esfuerzos para garantizar la dignidad, los derechos y el bienestar de quienes viven con esta condición.
Desde el Vaticano, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que en los últimos tiempos ha iniciado una reflexión y una acción pastoral en este ámbito, «un tema nuevo en el que hemos decidido comprometernos e invertir muchas energías», explicó el padre Alexandre Awi Mello en una rueda de prensa al presentar el Mensaje del Papa. Se trata de un compromiso que concierne a las tres principales competencias del Dicasterio, porque las personas con discapacidad, como laicos y bautizados, son «partícipes de la misma vocación que todos los cristianos», y su presencia «cuestiona la pastoral familiar y está en el centro de la preocupación de la Iglesia en la defensa de toda la vida».
El tema elegido para el Mensaje de este año está tomado del capítulo 15 del Evangelio de Juan, «Vosotros sois mis amigos», y precisamente en estas palabras de Jesús ha basado el Papa Francisco su «saludo» y su reflexión.
Jesús como amigo
«Tener a Jesús como amigo es el mayor de los consuelos y puede hacer de cada uno de nosotros un discípulo agradecido y alegre, capaz de dar testimonio de que la propia fragilidad no es un obstáculo para vivir y comunicar el Evangelio.» explica el Pontífice en el documento, recordando que precisamente esta «amistad confiada y personal con Jesús» puede ser «la clave espiritual para aceptar las limitaciones que todos experimentamos y para vivir nuestra condición de forma reconciliada».
La necesidad de la comunidad
Además de la relación personal, es necesaria la comunidad, y las personas con discapacidad son miembros de pleno derecho de la Iglesia -reitera el Papa Francisco- precisamente por su Bautismo y por la elección de Jesús de «ser nuestro amigo».
Por tanto, es necesario desterrar cualquier forma de discriminación, aún presente en varios niveles de la sociedad, ligada a los prejuicios, la ignorancia y una cultura que lucha por comprender «el valor inestimable de cada persona». En el ámbito eclesial, esta ausencia de discriminación se traduce en una mayor «atención espiritual», empezando por el acceso a los sacramentos.
Protagonismo a la luz del Evangelio
En la parte final del Mensaje, el Papa reitera la necesidad de que estas personas sean protagonistas a la luz del Evangelio: «el Evangelio también es para ti». Es una Palabra dirigida a todos, que consuela y, al mismo tiempo, llama a la conversión». Esto se traduce en un profundo llamamiento a la confianza en Dios -como atestiguan los relatos de los Evangelios sobre las personas con discapacidad que se encontraron con Jesús en su día- y en una voluntad de oración, como misión específica encomendada por el Papa: «queridos hermanos y hermanas, su oración es hoy más urgente que nunca».
«Me necesitan»
«Estoy contento de que el Papa haya escrito que soy importante para la Iglesia, que soy necesario. Ciertamente, por mi situación necesito muchas cosas, pero también tengo mi tarea como discípula de Jesús», comentó Antonietta Pantone, de la Comunidad «Fe y Luz», al presentar el Mensaje de este año a los periodistas.
Mientras tanto, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha preparado una colección de cinco vídeos para la campaña #IamChurch (Yo soy Iglesia), que se lanzará el 6 de diciembre, con los testimonios de algunos cristianos con discapacidad de diferentes países, entre ellos unos jóvenes sordos de México o unas monjas con síndrome de Down que viven su vocación en un monasterio de Francia.