Vaticano

El Papa da pistas para la vida de oración

El Santo Padre ha abordado su segunda catequesis sobre el discernimiento, centrada en el papel que juega la oración personal para descubrir la voluntad de Dios.

Javier García Herrería·28 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
Francisco Asís

Foto: el Papa en la audiencia general del 21 de septiembre. ©CNS/Paul Haring

Tras hacer balance del viaje a Kazajistán en su audiencia del pasado miércoles, 21 de septiembre, el Papa ha continuado la serie de catequesis sobre el discernimiento espiritual. En esta ocasión se ha detenido en el papel central que juega la oración personal para entender la realidad con visión sobrenatural.

Confiar en Dios realmente

La oración personal debe incluir diversas dimensiones humanas, también la afectiva, de forma que nos acerquemos a Dios con “con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo”. Hacer oración no es algo formal o complicado sino que se caracteriza por una “espontaneidad afectuosa. El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada. Esta familiaridad vence el miedo o la duda que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro”.

El Papa ha destacado cómo la vida cristiana consiste en “vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo (cfr S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 53). Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro Amigo más grande y fiel, que no chantajea, sobre todo que no nos abandona nunca, tampoco cuando nos alejamos de Él”.

No hay certeza absoluta en el discernimiento

Salvo ocasiones muy contadas, la vida del cristiano transcurre en el claroscuro de la fe, es decir, que en la mayoría de ocasiones es la prudencia humana la que debe descubrir la voluntad de Dios acudiendo a él con rectitud de intención. “El discernimiento no pretende una certeza absoluta, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica, presenta muchos aspectos que no se dejan encerrar en una sola categoría de pensamiento. Queremos saber con precisión qué habría que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia”.

Dios quiere nuestra felicidad

El Papa ha señalado que la intención de Satanás es ofrecer a los hombres una imagen equivocada de Dios: “la de un Dios que no quiere nuestra felicidad”. Esto no es algo que ocurre solo a los no creyentes sino también a muchos cristianos. Incluso “algunos temen que tomarse en serio su propuesta signifique arruinarse la vida, mortificar nuestros deseos, nuestras aspiraciones más fuertes. Estos pensamientos a veces se asoman dentro de nosotros: que Dios nos está pidiendo demasiado, o que quiere quitarnos lo que más queremos. En resumen, que realmente no nos ama”.

La consecuencia de estar cerca de Dios es la alegría, al contrario que la tristeza o el miedo “signos de lejanía de Él”. Glosando la parábola del joven rico el Papa comentaba cómo sus buenos deseos no fueron suficientes para seguir más de cerca a Jesús. “Era un joven interesado, emprendedor, había tomado la iniciativa de ver a Jesús, pero estaba también muy dividido en los afectos, para él las riquezas eran demasiado importantes. Jesús no le obliga a decidirse, pero el texto señala que el joven se aleja de Jesús ´triste`. Quien se aleja del Señor nunca está contento, incluso teniendo a su disposición una gran abundancia de bienes y posibilidades”.

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