Salvadoreña de 25 años, hace dos le diagnosticaron esclerosis múltiple. Esto le ha llevado a mostrar la enfermedad con total naturalidad y sin perder la sonrisa.
Texto – Fernando Serrano
“Camila, el mundo no tiene la culpa de lo que te pasa y menos las personas que te quieren… Déjate querer y quiere”. Esto está escrito en el primer artículo de iamstrongerthanms.com, la página web de Camila Brodersen, una joven salvadoreña de 25 años que fue diagnosticada hace dos años de esclerosis múltiple. Hablamos con ella sobre cómo es posible tener esa vitalidad ante una enfermedad así.
“Esa frase la escribí cuando me estaba costando mucho aceptar tener esta enfermedad. Estaba llena de negatividad, pasando por una crisis de fe y cuestionaba que cualquier persona quisiera apoyarme. El hecho de que Dios hubiera permitido que me pasara esto, me imposibilitaba pensar que Él podía quererme o que yo pudiera quererle a Él. Desde entonces ha sido un largo camino entender con plenitud lo que esta frase significa para mí”. Pero ahora cuando Camila lee de nuevo la frase, “en mi día a día se traduce en que somos humanos, en que siempre vamos a tener defectos y cometer errores y en que esto no debe ser motivo para aislarnos de los que nos quieren, porque nos quieren a pesar de ello”.
Con 23 años y toda la vida por delante, Camila estaba comenzando su último semestre de la carrera cuando llegó el diagnóstico. “No me dieron el diagnóstico definitivo hasta que mis padres estuvieron conmigo. Pero antes, ya había tenido algunos meses para intentar asimilar que seguramente tenía esclerosis múltiple, e investigar un poco sobre lo que me podía pasar”. Al principio intentó ignorar la enfermedad e intentar seguir con su vida como si todo fuese normal. “Creía que no era posible que la gente a mi alrededor lo tomara bien”. Pero, con el paso del tiempo, Camila se fue dando cuenta de que la mejor solución era compartirlo, de que las personas que le rodeaban estaban dispuestas a salir de su camino para ayudarla. “Definitivamente este tipo de noticias se lleva mejor acompañado”.
Camila comenzó a escribir en la página web porque poner por escrito lo que le pasa le ayuda muchísimo. “También, al tener conversaciones con diferentes personas, me di cuenta de que no era la única, por lo que publicar lo que escribía a lo mejor podía cambiarle un poco el día alguien”. Y su web ha dado resultado, ya que ha habido mucha gente que le ha escrito para contarle que ha cambiado su forma de ver las situaciones difíciles en las que se encuentra, que Camila es un ejemplo de cómo ver el lado bueno de las cosas. Al entrar en la página web de Camila o sus redes sociales, vemos una chica joven, sonriente; una chica normal que comparte su día a día, como la mayoría de la gente de su edad. “Así como un día puedo compartir una foto mía en un viaje, al siguiente puedo compartir una en el hospital… Simplemente, es mi realidad, y creo que es bueno poder demostrar que muchas veces se puede pasar un buen momento en el hospital, aunque estemos conectadas a máquinas y medicamentos”. Y ni en la web ni en las redes sociales se esconde. Vemos como es su vida. Aunque tenga un día malo sale adelante, no es victimista; sorprende la valentía y madurez con la que afronta el día a día. “Compartir ahora tiene el significado de que hay un reto por delante”.
“Muchas veces cuando estoy cansada y sin energía para afrontar los días malos, me descargo mucho en personas que no han hecho más que apoyarme y estar ahí para mí… que siguen ahí, a pesar de que a veces no soy una persona fácil de tratar”, explica Camila. Su familia, sus amigos son aquellos que le apoyan en sus malos momentos y con los que comparte los buenos. Pero, sobre todo, esta joven salvadoreña destaca que los demás han decidido ser parte de su vida, sin entenderlo y sin preguntar. “Creo que tiene más valentía aquel que afronta una situación difícil por voluntad propia, por cariño y amor a otra persona que aquel que la afronta, porque es lo que hay y porque no tiene otra alternativa”.
Sabe que a raíz del diagnóstico su vida ha cambiado, que ya no es igual. Se describe como una persona diferente. “De verdad estoy más que convencida que la esclerosis me ha cambiado. Me ha hecho poner los pies en la tierra al darme cuenta que todo cambia de un día para otro. Nuestros planes a veces no van a salir como queremos, ni que es el fin del mundo”. Además, explica que esto le ha enseñado a no tomarse la vida tan en serio y a dejar de ser tan cautelosa, porque, como dice Camila, “la vida no se detiene ni te espera”.