Dossier

Un ser vivo

Omnes·3 de diciembre de 2020·Tiempo de lectura: 2 minutos

Texto: José Miguel Pero-Sanz, director de Palabra de 1969 a 2009

El director de la revista que, hasta hoy, se titulaba “Palabra” y que tuve el honor de dirigir durante 40 años (desde 1969 hasta 2009), me pide un artículo no muy extenso. Se lo agradezco.

Al recibir este pequeño encargo me ha venido a la memoria cómo, cuando pedí al escritor José María Pemán un artículo para Palabra, sus hijas me advirtieron que debería ser “cortito”, porque su padre no estaba para muchos trotes.

Visión de futuro

Los que hemos conocido la revista Palabra desde sus inicios, somos conscientes de que, desde su nacimiento, esta revista siempre ha mirado hacia el futuro. La revista Palabra nació hace 55 años con la idea de acompañar la vida de los católicos y ser referente en el panorama de información religiosa, acompañar una vida supone, por tanto, desarrollarse, cambiar, asumir nuevos retos, manteniendo la esencia intocable que le da sentido. 

El progreso del que hablo ha acompañado la trayectoria de la revista Palabra en todos los sentidos, desde la ubicación material de su redacción en las madrileñas calles de Hermosilla, Alcalá, Cedaceros, General Porlier y Arturo Soria (me parece recordar que también, durante algunos meses, en la Gran Vía) hasta lo que podríamos llamar su desarrollo “interior”.

Más de fondo ha sido la evolución que le llevó a ser una revista “para el clero de España y de América Latina” hasta dirigirse a un amplio público, de cierto nivel cultural, deseoso de una seria información y documentación católicas. Características ambas de esta publicación que ha vivido momentos clave en la vida social y eclesial durante su más de medio siglo de vida. 

También ha vivido la revista cambios cuanto a la propiedad de la revista: ha tenido numerosos dueños: una persona física, una sociedad anónima, o una editorial, hasta llegar al Centro Académico Romano Fundación. Cambios que, sin embargo, nunca han alterado el corazón ni la línea editorial de esta publicación. 

¿Qué significa todo lo dicho? Que “Omnes” es un ser vivo, con un rico pasado, un dignísimo presente y, sobre todo, un fascinante futuro.

Su vida siempre ha mirado hacia delante y me alegra ser testigo de su vida en esta nueva etapa.

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