En el Ángelus del último domingo del año, festividad de la Sagrada Familia, el Pontífice ha animado a que “a la luz de la Navidad del Señor, sigamos rezando por la paz. Hoy, en particular, recemos por las familias que sufren a causa de la guerra”, y ha alentado a confiarnos a “la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret”.
Una prueba para Jesús, María y José
Al principio, el Papa León XIV se ha referido al episodio evangélico de la “huida a Egipto” y de la matanza de los santos inocentes. “Hoy celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia y la liturgia nos propone el relato de la “huida en Egipto” (cf. Mt 2,13-15.19-23)”, ha dicho.
“Es un momento de prueba para Jesús, María y José. Sobre el resplandeciente cuadro de la Navidad se proyecta, casi de improviso, la inquietante sombra de una amenaza mortal, que tiene su origen en la atormentada vida de Herodes, un hombre cruel y sanguinario, temido por su crueldad, pero precisamente por eso profundamente solo y obsesionado por el miedo a ser destronado”.

Muerte de los niños de la edad de Jesús
“Cuando se entera por los magos de que ha nacido el ‘rey de los judíos’ (cf. Mt 2,2), sintiéndose amenazado en su poder, decreta la muerte de todos los niños de la edad de Jesús”.
En su reino, ha subrayado el Papa, “Dios está realizando el milagro más grande de la historia, en el que se cumplen todas las antiguas promesas de salvación, pero él no es capaz de verlo, cegado por el miedo a perder el trono, sus riquezas, sus privilegios”.
Esa “dureza de corazón resalta aún más el valor de la presencia y la misión de la Sagrada Familia que, en el mundo despótico y codicioso que representa el tirano, es el nido y la cuna de la única respuesta posible de salvación: la de Dios que, con total gratuidad, se entrega a los hombres sin reservas y sin pretensiones”.
“El mundo siempre tiene sus ‘Herodes’”
Lamentablemente, ha reflexionado el Papa, “el mundo siempre tiene sus ‘Herodes’, sus mitos del éxito a cualquier precio, del poder sin escrúpulos, del bienestar vacío y superficial, y a menudo, sufre las consecuencias con la soledad, la desesperación, con las divisiones y conflictos”.
No dejemos que “estos espejismos “sofoquen la llama del amor en las familias cristianas”, ha animado. “Al contrario, protejamos en ellas los valores del Evangelio: la oración, la frecuencia a los sacramentos —especialmente la confesión y la comunión—, los afectos sanos, el diálogo sincero, la fidelidad, el realismo sencillo y hermoso de las palabras y los gestos buenos de cada día”.
Elogio de san José, obediente a la voz del Señor
También el Papa ha alabado a san José. “El gesto de José que, obediente a la voz del Señor, lleva a salvo a la esposa y al niño, se manifiesta aquí en todo su significado redentor. De hecho, en Egipto crece la llama del amor doméstico a la que el Señor ha confiado su presencia en el mundo y cobra vigor para llevar la luz al mundo entero”.

“Una caricia del Papa”
El cardenal limosnero Konrad Krajewski ha informado estos días sobre una “una pequeña caricia” de León XIV.
El detalle se ha materializado en ayuda financiera a diversas partes del mundo, para apoyar a familias que, como la de Jesús, “recorren el doloroso camino del exilio en busca de refugio”. Tres camiones con ayuda humanitaria han llegado a las zonas más afectadas por los bombardeos en Ucrania. Así, concluye el cardenal Krajewski, León XIV “no solo reza por la paz, sino que desea estar presente en las familias que sufren”, señala la agencia vaticana.




