San Martín de Porres nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima, hijo de noble español y mujer negra panameña. Ingresó en la Orden dominica en el convento de Santo Domingo en 1594. En 1603, profesó sus votos como hermano lego. Se dedicó a tareas de barbero, enfermero y portero, y es recordado por usar la escoba como símbolo de servicio, y denominado ‘Fray Escoba’.
‘Fray Escoba’ destacó por su profundo amor al prójimo, atendiendo a enfermos de todas las razas y clases sociales, y también a los animales. Se le atribuyen milagros como curaciones prodigiosas, bilocación (estar en dos lugares a la vez) y la capacidad de comunicarse con los animales.
Fundó un albergue para huérfanos, y falleció en Lima el 3 de noviembre de 1639, dejando un gran vacío en la ciudad por su bondad y servicio a los más necesitados. Fue beatificado en 1837 por el Papa Gregorio XVI y canonizado en 1962 por el Papa Juan XXIII. Es considerado patrón de la justicia social, así como protector de los barberos, los enfermeros y la limpieza pública. Su festividad se celebra cada 3 de noviembre.
Caridad día y noche con todos
La web de los dominicos informa que fue el 2 de junio de 1603 cuando San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los pobres”.
El Martirologio Romano destaca que “aprendió la medicina que, después, siendo religioso, ejerció generosamente en Lima, ciudad del Perú, a favor de los pobres. Entregado al ayuno, a la penitencia y a la oración, vivió una existencia austera y humilde, pero irradiante de caridad († 1639)”.


				
					
		

