Vocaciones

Conoce a la persona que va a peregrinar andando de Cantabria a Belén

Fernando Gutierrez es un misionero laico fundador de una misión en Kenia para atender a madres adolescentes embarazadas. Ahora emprende una nueva búsqueda comenzando hoy una peregrinación de casi 6.000 km desde Santo Toribio de Liébana a Belén.

Javier García·12 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
Cantabria Belén

A lo largo de la vida todos tenemos que descubrir quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. La mayoría de nosotros sigue caminos previsibles, típicos y acomodados. No es así en el caso de Fernando Gutierrez, un auténtico buscador de la voluntad divina. Muchos de los que le conocen señalan que es la persona más providencialista con la que se han encontrado. Hoy, 12 de octubre, este misionero laico emprende un nuevo viaje, esta vez desde Cantabria hasta Belén. Lo cuenta en @peregrinoabelen

¿Quién es Fernando Gutiérrez?

Menuda pregunta. Te respondo contándote de dónde vengo y a dónde voy. Me crié en Madrid en una familia católica. Estudié en los pasionistas y los jesuitas. A los 17 años me alejé muy conscientemente de Dios. Las drogas empezaron a formar parte de mi vida y mi trato con las chicas era un desastre. Llegaron a expulsarme de la universidad… Mi vida se guiaba por el placer y la diversión.

¿Y qué te hizo cambiar de vida?

Conocer la valla de Melilla y las vidas de las personas que huían de África buscando una vida mejor en Europa. Tras estudiar periodismo viví en esa ciudad y finalmente acabé contando las historias de los que estaban al otro lado de nuestra frontera. Más adelante fui a cubrir el conflicto de Gaza que estalló en 2014. Siempre había querido ser periodista de guerra y, aunque seguía sin reconciliarme con Dios, desde mi experiencia africana no dejaba de preguntarle a Dios qué quería decirme con todo el sufrimiento que veía a mi alrededor.

¿Cuál fue el siguiente paso?

Pasar por la confesión e irme a Calcuta, pues siempre me había atraído la entrega de la Madre Teresa que había conocido a través de los medios de comunicación. A mis 30 años pasé un año con las Misioneras de la Caridad en la India y renací verdaderamente para el Señor.

¿Qué aprendiste en la India?

A confiar en Dios y buscar su voluntad. Mi vida sacramental y de oración se acrecentaron gracias al trato que tenía con los más necesitados. Aprendí a vivir de Dios, aunque evidentemente es algo que tengo que redescubrir cada día. No soy un modelo de nada, eso lo tengo claro.

En la India la Virgen también puso en mi corazón el deseo de cuidar a los niños pequeños, a aquellos que nadie cuida y que son hijos de María.

¿Y por eso fundaste la Misión de los hijos de María?

Bueno sí, ese fue el resultado final. Pero antes ingresé en el seminario de los sacerdotes Misioneros de la Caridad y pasé cuatro años muy felices en Roma y Kenia, hasta que llegó un momento que vi que la voluntad de Dios para mí para era fundar Mary´s Children Mission, en Nairobi. Me consagré como misionero laico y puse en marcha una residencia con 15 camas para atender a niñas adolescentes embarazadas y les damos formación para capacitarlas en alguna labor que les permita valerse por sí mismas y cuidar de sus hijos. También dedico mucho tiempo a la evangelización de niños.

¿Y de qué viven? ¿Cómo se financia?

En la familia de las Misioneras de la Caridad aprendí a vivir de la providencia y este espíritu me acompaña desde entonces. Si te digo la verdad, vivimos al día y sin pedir, pero el Señor siempre está grande con nosotros y nos manda lo que necesitemos. Mucha gente que ha oído hablar de nosotros nos envía donativos.

En los dos años que lleva la misión no he estado nunca sólo. Siempre ha habido voluntarios que me han acompañado y, al volver a sus países de origen, se han convertido en embajadores del proyecto.

Bueno, como veo que no pides, voy a poner yo un enlace a la web de donativos por si acaso algún lector se siente llamado a ayudar…

(Risas). Muchas gracias.  

Fernando dando una catequesis a niños.

Y ahora has decidido ir a Belén. ¿Por qué razón?

La misión en Kenia va bastante bien y siento que no debo apegarme a ella. Dios ha enviado otra persona que se ha consagrado y puede sacarla adelante. Como no tenía claro qué hacer, he decidido irme a vivir a Belén un tiempo para discernir la voluntad de Dios. Fue allí donde nació el niño más importante de la historia y siento que Dios me llama a estar allí para ver cuál es el siguiente paso que quiere para mi vida.

Y lo de ir andando hasta Belén desde Santo Toribio, ¿de dónde sale?

Bueno, desde hace años soy amigo de Carlota Valenzuela, que peregrinó a Jerusalén andando hace dos años. Ahora organiza peregrinaciones para grupos a Santo Toribio de Liébana. Este verano fui a una de ellas y sentí que Dios me pedía ir andando desde la cruz de hasta Belén, porque en el caminar cristiano no hay vida sin cruz.

Bueno, está visto que tu lógica no es la de este mundo… ¿Qué esperas encontrar en este viaje?

Muchas cosas, la verdad, porque serán muchos meses. Sobre todo estoy abierto a los regalos de Dios. Tengo puesta en él mi confianza, aunque eso no quiere decir que no note el miedo ante la incertidumbre. Al fin y al cabo es un viaje largo, voy sin dinero y pidiendo alojamiento a quien quiera dármelo.

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