Proyectos como Amaranta, Fuente de Vida, Esperanza, Onna o Sicar son algunos de los caminos que estas consagradas han abierto en defensa de la liberación, integración personal, promoción y reinserción social de la mujer explotada por la prostitución o víctima de diversas formas de esclavitud.
Ana, adoratriz, es una de las voces de la Vida Consagrada que forma parte del reportaje incluido en el número impreso de este mes. Al preguntarle sobre su carisma de Adoratriz, señala que “vivir la adoración desde y para la liberación, y la liberación desde el encuentro, en oración y adoración, con Jesús en la Eucaristía y encarnado en cada una de las mujeres, de las hermanas, en cada persona del equipo de profesionales y del voluntariado. Para mí, vivir el Carisma Adoratriz es concelebrar la vida con Jesús, y a la vez con las personas más próximas, sobre todo con las mujeres. Es vivir mi itinerario con a Jesús de forma consciente. Recuerdo ahora esta frase de María Micaela: “¿Sabéis lo que quiere decir Adoratrices y Esclavas? Adoratriz significa adorar a Jesús sacramentado, no sólo al pie del Sagrario, si no todos los momentos de la vida, y para esto llevamos la custodia pendiente del pecho, recomendándonos a cada instante que debemos adorarlo…Esclavas: ¿Qué es una esclava? Estar siempre con su Señor…; y así nos entregamos en cuerpo y alma a servir, … y amar a Jesús Sacramentado. (PIV f. 1168)”
La oración ante la miseria humana
La Adoratrices tocan, diariamente, las consecuencias de las llagas sociales de la prostitución y la trata. Su oración se desenvuelve ante esta realidad, ¿Cómo es la oración de quien toca tanto dolor e injusticia? Ana responde: «Ora con confianza, en pobreza, dejando en el corazón del Dios Bueno a las personas que llevamos en nuestro corazón con todas sus heridas, preocupaciones y también con todas sus fortalezas, con todos sus sueños, sus ganas de superación. Ora en comunión con tanta gente que ora».
Su trato con las mujeres es parte de su materia de oración: «Estoy convencida que el secreto de poder vivir cercana al dolor que produce la violencia en las mujeres supervivientes de la trata, y sobre todo la posibilidad de acompañar procesos de liberación es hacerlo desde la esencia del carisma en la vivencia de la Eucaristía y desde los momentos de oración y adoración. Adentrarme en el Misterio, identificarme con Jesús, revivir sus sentimientos de alabanza y acción de gracias, de encuentro, de cercanía, de respeto y cariño, sentirme vulnerable, con necesidad de ayuda, acoger el cariño de las mujeres y juntas hacer nuestros procesos de liberación».
Hacer una oración encarnada, desde las preocupaciones y ocupaciones, personal y comunitariamente, orar con las mujeres, a su manera, desde sus parámetros, entender su religiosidad, sus cantos, danzas, sus imágenes de Dios … acoger en Dios sus miedos y, sobre todo, su confianza en Él. Las mujeres son mis maestras en muchas cosas, también en la oración. Tantas experiencias que contar. Ellas van marcando mi camino de fidelidad y felicidad. Le doy gracias a Jesús por haberme escogido y compartir con ellas mi Vida y su Vida».
El futuro esperanzado
Ana ve el futuro de la vida consagrada y del carisma adoratriz con esperanza: “tenemos mucho que aportar en la iglesia y en la sociedad. Tenemos que seguir abriéndonos más y sin miedo a la misión compartida. Entrar en un dialogo abierto y participativo en el interno de la Congregación y en el trabajo eclesial, inter eclesial, inter congregacional. Compartir desde la esencia de nuestra identidad.
Nos irá bien si somos cada vez más creíbles, más espirituales, más proféticas, más abiertas, más flexibles, si somos sacramento de la Presencia, del encuentro. Seguir profundizando en nuestra forma de liderar para que sea carismático. Tenemos que seguir creando comunidades interculturales, inter generacionales, inter eclesiales… El futuro, aunque siempre es incierto, es una oportunidad de renovación, de nuevas miradas, de replanteamientos. El futuro es el gran reto siempre y cuando vivamos el presente como regalo”.
Las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad
Las Adoratrices han celebrado hace poco, su VIII Conferencia General, y preparan para marzo el Capítulo Provincial “Juntas en Camino”. Estos encuentros quieren poner las bases del futuro de su labor eclesial y social alrededor de tres ejes:
- Liderazgo: «Con un estilo capaz de animar la vida y la Misión. Implica: cambio de estructuras: mentales y físicas, cercanía, cuidado de las personas, escucha y acompañamiento»
- Misión Adoratriz y Acción Apostólica: «Desde nuestra realidad concreta y con mirada amplia de cuerpo congregacional, responder a los desafíos que hoy presenta la realidad de la mujer, ante las situaciones de vulnerabilidad en que se encuentra»
- Laicado y Misión Compartida: «Potenciar la implicación de hermanas y personas laicas en la acción apostólica. Vivir la Misión Compartida como desafío y esperanza para la Congregación».
Actualmente, la congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, fundadas por Santa Mª Micaela Desmaisières y López de Dicastillo, está conformada por cuatro provincias y una delegación del Gobierno General:
- Provincia de Europa/África, integrada por España, Italia, Portugal, Londres, Marruecos, Cabo Verde y Togo.
- La Provincia de América, integrada por Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Brasil, Perú, cuba, Haití y Venezuela.
- En India las Provincias de Kolkata que integra Nepal y Mumbai a Filipinas
- Delegación de Japón que está presente en Vietnam y Camboya.