Obtener créditos a través de renovar la guía de pacientes de un hospital de paliativos, estudiar las vías legales para la obtención de ayudas a madres en situación de vulnerabilidad o idear y ejecutar programas de ayuda a estudiantes que acuden a fundaciones de ayuda.
Todas estas ideas forman parte de la metodología Aprendizaje Servicio, una iniciativa que desarrolla la Universidad Villanueva y a través de la que los estudiantes ponen en práctica sus conocimientos en diversas áreas al tiempo que colaboran con proyectos de dinamización social, ayuda a personas con discapacidad o procedentes de entornos vulnerables y ONGD´s.
De este modo, además de completar su formación académica, los alumnos forman parte del cambio social, y conocer de primera mano aplicaciones de servicio de su tarea profesional.
No se trata de elucubraciones o de una aplicación teórica sino que, como apunta Guiomar Nocito, directora del Programa Impronta, donde se integra Aprendizaje Servicio, “los proyectos llevados a cabo con la metodología Aprendizaje Servicio son proyectos reales, en el que tienen que poner en práctica conocimientos y competencias para solucionar un problema o atender a una necesidad de personas que lo necesitan en el momento presente. Esto es un reto para el estudiante, que al mismo tiempo que aprende, aporta con su trabajo. Se aprecia una mayor motivación en el aprendizaje, un aumento de la conciencia cívica, y un aprendizaje más significativo. El Aprendizaje Servicio transforma a los estudiantes, les ayuda a priorizar sus valores y a ver que su aprendizaje es útil, que sirve para algo”.
Un plus de interés para los alumnos
Una afirmación que corrobora Paloma Martínez. Esta joven estudiante de Derecho colaboró, a través de este programa, con la ONGD Harambee y, como ella misma explica a Omnes, “he tenido la oportunidad de aprender y perfeccionar habilidades clave, como la gestión de proyectos internacionales, la búsqueda de financiación y la colaboración con diversas entidades. La metodología me ha permitido aumentar mi conciencia sobre los problemas sociales actuales, entender la importancia de comprometerme con la igualdad y la justicia social. Además, me ha enseñado el valor del trabajo en equipo y la necesidad de una gestión eficiente y transparente en los proyectos de cooperación”.
De manera similar se expresa Jorge, quien formó parte de dos proyectos: uno para Harambee sobre la regulación y obtención de fondos para ONGs, y el segundo con Redmadre sobre las ayudas a las mujeres gestantes y madres recientes. Este joven destaca que «del primero destacaría toda la investigación a nivel internacional en los distintos países y su regulación de leyes y ayudas, y del segundo, fue interesante tener que hacer la investigación, pero destacaría que mi trabajado fue el primero estudio publicado sobre mujer, aborto y dinero en la comunidad de Madrid, preguntando a más de 1000 mujeres de modo anónimo si, de haber tenido ayudas, hubieran continuado con su embarazo, así como el número de mujeres embarazadas en la Comunidad (no había datos de ninguna de estas dos estadísticas)».
Proyectos variados
Son muchos y variados los proyectos que forman parte de este modelos de aprendizaje en la Universidad Villanueva: desde la Fundación Atresmedia y otras como Prodis, Vianorte-Laguna o Lo Que De Verdad Importa, hasta ONG´s como Harambee. Para seleccionar los proyectos la Oficina de Aprendizaje Servicio contacta con las entidades, “para conocerlas y determinar cómo se puede colaborar”, explica Nocito.
Además «se hace un estudio de las guías docentes, y se habla con los profesores que puedan estar interesados en integrar estos proyectos en sus asignaturas. Los proyectos han de aportar a una comunidad y engarzar perfectamente con los objetivos y desarrollo de las competencias de la asignatura. Tras esto, hay una reunión entre la entidad y el profesor, en la que se generan planes de acción y se perfila el proyecto”.
La universidad propone a los alumnos los proyectos y luego se realiza un seguimiento. Paloma destaca que, cuando le propusieron trabajar con Harambee, le pareció una “oportunidad única para crecer tanto profesional como personalmente”.
Un modelo de aprendizaje que los alumnos recomiendan vivamente. En palabras de Paloma: “ofrecen una oportunidad única para contribuir a causas sociales importantes, lo cual resulta muy gratificante tanto a nivel personal como profesional. Estos proyectos permiten aplicar conocimientos académicos en un entorno práctico, desarrollando habilidades esenciales como la gestión de proyectos, la búsqueda de información y la colaboración. Además, la experiencia fomenta el crecimiento personal al aumentar la conciencia sobre problemas globales y cultivar un sentido de responsabilidad social, lo que puede inspirar un compromiso duradero con la justicia social y la igualdad”. En palabras de Jorge «sentí que estaba haciendo un trabajo real, ayudando a gente directamente, y no tan solo un mero escrito para obtener una nota, por lo que mi esfuerzo fue mucho mayor, ya que no lo hacía por mí, sino por problemas reales de otras personas».
Guiomar Nocito resume esta metodología de manera clara: “Esta iniciativa entronca directamente con nuestra manera de formar a los profesionales del futuro, conscientes del impacto que su trabajo puede generar en el entorno, al margen de su propio desarrollo profesional. No hay nada tan estimulante como aprender trabajando sobre necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo, por eso nuestro proyecto universitario integra el servicio a la sociedad en la actividad docente”.