El tráfico de personas es un negocio muy lucrativo. Los riesgos son mínimos en comparación con las ganancias; el tráfico humano mueve cerca de 150.000 millones de dólares. Las acciones de esta industria pasan por la explotación sexual o la mano de obra barata en condiciones pésimas.
La migración ilegal es una de las vías por la que este negocio se hace sostenible, pues muchos engañan a aquellos que están buscando mejorar sus condiciones de vida, saliendo de sus países y cayendo en manos de traficantes.
La esclavitud moderna
Naciones Unidas define la trata de personas como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas mediante el uso de la fuerza, el fraude o el engaño, con la intención de explotarlas con fines lucrativos”.
Cada vez con más frecuencia, se considera que el tráfico de seres humanos es la esclavitud moderna y esta engloba multitud de actividades: la explotación sexual, el trabajo forzoso, la servidumbre doméstica, servidumbre por deudas, la extracción de órganos, la mendicidad forzosa, el reclutamiento de niños soldados o los matrimonios forzados.
Los mitos del tráfico de personas
En Estados Unidos el tráfico de seres humanos es un problema que tiene una puerta abierta: la inmigración. Muchas personas se aprovechan de las situaciones de vulnerabilidad de los migrantes, sin embargo, como explica la Conferencia episcopal de obispos estadounidenses (USCCB, por sus siglas en inglés), “cualquiera puede convertirse en víctima, independientemente de su sexo, edad, raza, nacionalidad, nivel socioeconómico o nivel educativo”.
En la web de la USCCB explican diez mitos relacionados con el tráfico de personas:
Mito nº 1: La trata de seres humanos sólo se produce en forma de explotación sexual comercial. Si bien es verdad que hay alrededor de 24,9 millones de víctimas de explotación sexual, también es cierto que casi el 81 % de las víctimas sufren por el trabajo forzoso.
Mito nº 2: La mayoría de las víctimas de la trata de seres humanos son secuestradas y no conocen a sus captores. Raptar a las víctimas implica ciertos riesgos. La mayoría de traficantes establecen un vínculo emocional o de dependencia con las víctimas.
Mito nº 3: Para ser víctima de la trata hay que ser llevado a otro país. El desplazamiento no es necesario para hablar de trata, algunos tipos de explotación se dan dentro de las mismas comunidades de origen.
Mito nº 4: Las empresas legales no se benefician del trabajo forzoso ni de la explotación. Incluso si muchos casos de explotación y trata se dan en negocios ilegales, también hay negocios legítimos que se aprovechan del tráfico de personas.
Mito nº 5: Si una víctima de trata de seres humanos no tiene documentación en Estados Unidos, las autoridades legales no la protegen y no puede recibir servicios. El tráfico de personas, independientemente del origen de la víctima, es ilegal en Estados Unidos. Las leyes del país permiten a los extranjeros víctimas de la trata acceder a diversos beneficios.
Mito nº 6: El ciudadano medio nunca se ha beneficiado de los servicios o bienes producidos por una víctima de la trata de seres humanos. Y dada la expansión de esta industria, todos los ciudadanos han adquirido en algún momento de su vida algún producto o servicio en el que había explotación involucrada, al menos en parte.
Mito nº 7: A las víctimas siempre se las mantiene encadenadas y se las maltrata físicamente. La prisión física no es el único modo de someter a las víctimas. Muchos explotadores que recurren al abuso psicológico, el fraude o la coacción.
Mito nº 8: El problema es tan abrumador y grande que no hay nada que yo pueda hacer para cambiar las cosas. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para acabar con el tráfico de personas.
Shepherd
La USCCB tiene un proyecto llamado Shepherd (Stop Human Trafficking and Exploitation. Protect, Help, Empower and Restore Dignity, en inglés). Con esto los obispos quieren educar a las personas a través de diversos recursos para acabar con el tráfico de personas.
En la página web los usuarios pueden acceder a homilías, películas y textos a través de los cuales se puede concienciar y ayudar a la gente para poner fin a lo que se denomina la esclavitud moderna.
Amistad
Otro de los proyectos que tiene la USCCB es «Amistad«. Este movimiento tiene como objetivo empoderar a los inmigrantes en las comunidades que tienen riesgo de caer en el tráfico de personas. Por ello, el proyecto define cuatro objetivos: empoderar, educar, crear una relación de confianza con la ley y acercar los servicios del país para hacer frente a la trata.
El espíritu católico de «Amistad» nace de la convicción de que la mejor solución a los problemas locales debe nacer de los miembros de las comunidades afectadas. Por eso, el movimiento «utiliza los talentos y dones de los propios inmigrantes para lograr un cambio duradero en sus comunidades».