Medio centenar de personas se han adentrado, durante tres días en un tema clave en la educación actual: los sentimientos en la educación en este curso ‘Las razones del corazón: educar para amar. ¿Cómo formar corazones sabios y mentes enamoradas?
Unas jornadas en la que los participantes, muchos de ellos profesores y profesoras de Religión en distintos ámbitos educativos pudieron disfrutar de la intervención del profesor Fernando Sarráis, psiquiatra y psicólogo, que puso el acento en la importancia de formar personalidades fuertes, base para lograr una estabilidad emocional que asiente la felicidad.
En este sentido, destacó que tener una “mente 10” consiste moralmente en las virtudes, pero psicológicamente significa tener paz y alegría de forma incondicional: “Es una tarea que se ejercita todos los días, empezando por las cosas pequeñas. No sólo en la playa cuando alguien se va de vacaciones, sino el lunes, cuando tienes que madrugar y el domingo anterior tu equipo ha perdido el partido. Ser negativo con todo sólo nos lleva a una vida de amargura”. Durante su intervención ofreció además algunas pautas para entender y formar a las personas con ciertos desequilibrios afectivos.
Cinco sesiones de formación
El curso se ha desarrollado a través de cinco sesiones de formación en el tema desde distintos ámbitos académicos. El profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, Jaime Nubiola, que abrió el curso, centró su exposición en la libertad intelectual, en la que señaló que la voluntad, que ama el bien, puede ser potenciada por los afectos si están educados por las virtudes, y es dirigida por el conocimiento de la verdad.
María Calatrava, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad, impartió la segunda sesión e hizo hincapié en que que la formación de un corazón hasta llegar a la madurez de las virtudes pasa por un proceso lento, paciente, a veces penoso, pero que puede resultar una aventura ilusionante para padres y educadores.
También del Instituto Cultura y Sociedad intervino el profesor Carlos Beltramo, quien profundizó en cómo ayudar a las personas a ser dueñas de su sexualidad. Señaló que la relación entre mente y corazón parece especialmente necesaria para conseguir que la persona pueda entregarse a los demás en el camino del matrimonio o del celibato.
La última sesión del curso corrió a cargo del profesor de la Facultad de Teología, Tomás Trigo. Explicó que, en la relación con Dios, deben ponerse en juego todas las capacidades de la persona: la inteligencia y la voluntad, la razón y los afectos. Pero el primero que ama a las personas, y que las lleva en su corazón, es Dios.