Los santos Rodrigo y Salomón vivieron bajo el dominio musulmán en el siglo IX, y fueron mártires en Córdoba al preferir la fe en Cristo antes que abrazar el islam. San Rodrigo, natural de Cabra (Córdoba), presbítero, vivió bajo el reinado de Mohamed I, hijo de Abderramán II, y es patrón de Cabra.
San Eulogio, obispo de la diócesis, habla del martirio de Rodrigo junto al de san Salomón, en marzo del año 895. En el Martirologio Romano se menciona su martirio. San Rodrigo, por negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta, fue encarcelado. Coincidió con Salomón, que había pertenecido a la religión musulmana. Fueron decapitados y arrojados al río Guadalquivir por no querer convertirse al islam.
Cristianos perseguidos
San Sabino nació en Minya (Egipto). Convertido al cristianismo, tuvo que dejar su casa y sus posesiones para esconderse con otros cristianos perseguidos por el gobernador Arrio fuera de la ciudad. Le descubrieron, fue torturado y arrojado también al río.
Santa Cristina fue una joven mártir persa que desde el principio tuvo que padecer serios obstáculos porque su fe católica no fue bien vista por su familia. Fue denunciada por su padre ante el emperador y encerrada en una celda. Cayó enferma, y finalmente murió a manos de sus verdugos.