La influencia que la figura y la obra de Santo Tomás de Aquino (Roccasecca, 1225-Abadía de Fossanova, 7 de marzo de 1274), apenas 50 años, ha ejercido en el desarrollo del pensamiento filosófico y teológico occidental es indudable, no sólo para los “iniciados”, empezando por su doctrina del ser, como sobre la teología trinitaria. Así lo han señalado Papas y numerosos especialistas, como el Prefecto de la Biblioteca Vaticana, Mauro Mantovani, en un dossier de Omnes en el número de verano de 2024.
Tras el aniversario de su canonización en 2023 (700 años), y de su muerte en 2024 (750), ha llegado en 2025 el del nacimiento (800 años) del sacerdote dominico (Orden de Predicadores), patrón de las universidades y escuelas católicas (León XIII). La invitación del Papa Francisco ha sido redescubrir a través de la obra de Santo Tomás, el tesoro que se puede extraer de ella “para responder a los desafíos culturales de hoy”. Santo Tomás escribió la ‘Suma Teológica’ y es autor, por ejemplo, de las cinco vías filosóficas para demostrar la existencia de Dios.
El doctor Mauro Mantovani, Lorella Congiunti, y otros expertos han sintetizado una gran aportación del sabio Aquinate. Lo explicó Benedicto XVI en 2010: “Siguiendo la escuela de Alberto Magno, llevó a cabo una operación de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología; yo diría para la historia de la cultura: estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes, consiguiendo nuevas traducciones latinas de los textos originales en griego. (…) Tomás de Aquino mostró que entre fe cristiana y razón subsiste una armonía natural (van juntas). Esta fue la gran obra de santo Tomás”.