Santa Ángela Merici nació hacia 1474 en Desenzano, en el norte de Italia. La familia se reunía por las noches para escuchar las narraciones de vidas de santos que leía su padre, Juan. Gracias a estas lecturas, Ángela comenzó a cultivar una especial devoción por santa Úrsula, joven martirizada en el siglo IV junto con sus compañeras. A los 15 años, perdió prematuramente a su hermana y a su padre, y se convirtió en Terciaria Franciscana.
En 1535, junto a varias colaboradoras, santa Ángela fundó la “Compañía de las mínimas de Santa Úrsula” (no vestían el hábito monástico tradicional), que salían del claustro para dedicarse a la educación y formación de las jóvenes, en obediencia al obispo y a la Iglesia. Su denominación es ahora Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula.
Los santos Timoteo y Tito, cuya memoria fue ayer 26 de enero, tras la conversión de san Pablo, fueron discípulos y colaboradores del apóstol. Nombrados por él, le ayudaron en su ministerio como obispos de Éfeso (el primero), y Creta, respectivamente, y les llama “hijos en la fe”. San Pablo les dirigió importantes cartas, dos a Timoteo y una a Tito, incluidas en el Nuevo Testamento, que contienen consejos para su tarea de Pastores en la Iglesia, como guardar la sana doctrina, y con alusiones personales de afecto.