San Vicente fue diácono de san Valero de Zaragoza, y estuvo encargado de la predicación de la fe, a causa de un impedimento en el habla que afectaba al obispo Valero. Al pasar el prefecto Daciano por Zaragoza mandó que detuviesen al obispo y a su diácono, que fueron trasladados a Valencia para ser sometido a torturas en el potro, desgarrando su cuerpo.
Daciano le ofreció su perdón si le entregaba los libros sagrados que poseía; tras negarse, continuó sufriendo “entre las llamas”; posteriormente, fue encarcelado. Por su amabilidad, su carcelero terminó por convertirse a Cristo, según la tradición. El relato de los tormentos que le produjo el romano, leído en las iglesias, produjo admiración. San Agustín se preguntaba: “¿Qué región, qué provincia del Imperio no celebra la gloria del diácono Vicente? ¿Quién conocería el nombre de Daciano si no hubiera leído la pasión del mártir?
San Vicente suele aparecer en las pinturas con símbolos hacen referencia a su penoso martirio, y llegó a ser gran mártir de la Iglesia de Occidente, como san Lorenzo lo fue de Roma y san Esteban de Oriente. Los tres diáconos. Las homilías de san Agustín en su fiesta difundieron su memoria. Los actos principales en Valencia por san Vicente mártir, patrón de la archidiócesis y de la capital, tienen lugar hoy día 22 con Misas solemnes, procesiones y bautizos de niños.