Evangelización

Santo del día. San Sebastián y san Fabián, mártires del siglo III

La Iglesia conmemora el 20 de enero a los santos Sebastián y Fabián, mártires. San Sebastián nació en Milán y llegó a ser oficial del ejército romano. Ambos fueron encarcelados en las persecuciones a los cristianos de Diocleciano y Decio. San Sebastián ayudó a cristianos en la cárcel. Sobrevivió a las flechas, pero murió golpeado. San Fabián fue Papa 14 años.  

Francisco Otamendi·20 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
San-Sebastián-@Wikimedia-Commons-Peter-Paul-Rubens

San Sebastián @Wikimedia Commons-Peter Paul Rubens.

San Sebastián (Narbona, 256 – Roma, 288), fue hijo de un noble de la Galia procedente de Narbona. Tras ingresar en el ejército romano, ascendió sin conocer el emperador Diocleciano que era cristiano. Se negó a participar en rituales de idolatría, y fortaleció la fe de los cristianos encarcelados y perseguidos. Finalmente, fue obligado a renunciar a su fe. Al no hacerlo, se le condenó a morir bajo los arqueros, aunque finalmente falleció a golpes. Fue enterrado en la catacumba de Via Apia.

En la historia del arte ha sido representado de diversas maneras. Entre las españolas, destaca una escultura de Alonso Berruguete y la pintura de El Greco ‘El martirio de San Sebastián’. Es patrón de ciudades como Río de Janeiro, en Brasil, cuyo nombre completo es San Sebastián de Río de Janeiro, donde tiene dedicada la catedral. En Madrid tiene al menos una parroquia dedicada en San Sebastián de los Reyes, y otra en Atocha, y es patrón de San Sebastián/Donostia en el País Vasco.

El Papa Fabián o Fabiano, fue el vigésimo papa de la Iglesia católica, entre los años 236 y 250. Cultivó las relaciones con los cristianos de Oriente y dividió Roma en siete diaconías para ayudar a los pobres. Consagró a varios obispos, entre ellos san Dionisio de París, e instituyó las cuatro órdenes menores. Se señala que el Papa estableció que todos los años fuese renovado el Santo Crisma el Jueves Santo. Encarcelado y muerto en 250, se venera como mártir en el cementerio de san Calixto.

El autorFrancisco Otamendi

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