Evangelización

Santo del día. San Óscar, apóstol de Escandinavia

El francés san Ansgario (Óscar) fue obispo de Hamburgo y Brema, y sembró en tierras escandinavas la primera semilla del anuncio de la fe en Cristo. La Iglesia celebra también hoy, 3 de febrero, a san Blas, médico y más tarde obispo de Sebaste (Armenia) en el siglo IV. San Blas realizó numerosos milagros y se le invoca por las enfermedades de la garganta.   

Francisco Otamendi·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Estatua de San Ansgar (Óscar), en Hamburgo.

Estatua de San Ansgar (Óscar), de Engelbert Peifffer, en Hamburgo (Wikimedia Commons / Ajepbah).

San Ansgario (Óscar), natural de Corbie (Francia), fue un gran erudito que desde muy joven estudió con los benedictinos en la abadía de Corbie. Siendo monje, fue designado por el Papa Gregorio IV como legado para todas las tierras escandinavas del norte de Europa, anunciando el Evangelio en Dinamarca y Suecia. Desde muy joven fue obispo de Hamburgo.

Años más tarde, debido al empuje de los vikingos, se vio obligado a refugiarse en Bremen donde, como obispo, pasó los últimos años de su vida trabajando, según algunas fuentes, en la edición de una Biblia para los pobres. En la catedral de la ciudad se conservan fragmentos de esa antigua Biblia. San Óscar murió en el año 865, sin haber visto realizado el sueño de una profunda evangelización del norte de Europa, pero con la alegría de haber sembrado la primera semilla de fe en esas tierras.

La Iglesia celebra hoy también el patronazgo de san Blas de los otorrinolaringólogos y para los males de la garganta. Se debe a que, según la tradición, en una ocasión salvó la vida a un niño al que se le clavó en la garganta una espina de pescado. En el siglo XVII, el obispo y mártir san Blas, gozaba de gran popularidad como santo protector frente a las enfermedades, por lo que fue representado en la imaginería de la catedral de Oviedo. En el monasterio de las Pelayas, vecino a la catedral, se venera una reliquia del santo, que es muy popular en Paraguay.

El autorFrancisco Otamendi

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