Los años en los que Pío IX gobernó la Iglesia fueron de gran turbulencia política en Italia. En 1848 tuvo que exiliarse en Gaeta mientras que en Roma se estableció la República Romana de Mazzini, que declaró la caída del poder temporal del Papa. En 1850 pudo volver a Roma, y años más tarde afrontó las consecuencias de la proclamación del Reino de Italia en 1861. Antes se había reconciliado con las monarquías protestantes de los Países Bajos y el Reino Unido.
El beato Pío IX, nacido Giovanni Maria Mastai Ferretti, trabajó por preservar los Estados Pontificios, que perdió; promulgó la encíclica ‘Quanta cura’ con el célebre ‘Syllabus errorum’, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) y convocó el Concilio Vaticano I (1869-1870), donde se definió la infabilidad papal como Pastor de la Iglesia universal en materia de fe y moral. Su hermano Gabriel declaró que Juan María se consideraba «simplemente un sacerdote», también después de ser arzobispo, cardenal y Papa. Fue beatificado en 2000 por san Juan Pablo II junto a san Juan XXIII.
En cuando a san Ricardo de Wessex, conviene citar de este modo al inglés, porque hay algún otro Ricardo en el santoral, como el obispo san Ricardo de Wyche (3 de abril). Ricardo de Wessex fue hombre de oración y padre de tres hijos que le acompañaron en peregrinación a Roma y Tierra Santa en el año 720. Tras fallecer, se registraron milagros en su tumba. Un hijo suyo se unió a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera.