El martirio de estas jóvenes madres, Perpetua y Felicidad (siglo III), tuvo como objetivo frenar el crecimiento del cristianismo. Estaba prohibido ser cristiano. Ahora la prohibición recaía en el hecho de hacerse cristiano. Se quería frenar la evangelización de la Iglesia.
Perpetua, joven madre de 22 años, escribió en prisión el diario de su arresto, de las visitas que recibía, de la oscuridad. Y siguió escribiendo hasta la víspera del martirio. Había nacido en Cartago. Con ella fueron encarcelados Saturnino, Revocato, Secóndulo y Felicidad, joven esclava de la familia de Perpetua, todos catecúmenos.
En la Plegaria I de la Misa
El nombre de Perpetua figura en la Plegaria eucarística I o Canon romano de la Misa y en las letanías de los Santos. Se discute si la Felicidad que sigue a Perpetua es la mártir cartaginesa o la homónima romana, convertida con el tiempo en compañera de martirio de Perpetua. La memoria se concretó en las dos santas mujeres. Al ser madres de hijos pequeños, representaban la fortaleza moral y el amor a la fe cristiana.
Las actas del martirio de las dos mujeres, recogidas de las ‘Actas de los mártires’ (vid. D. Ruiz Bueno, BAC), ofrecen un ejemplo de anteponer la exigencia de la fe a los lazos de sangre. Pueden consultarlo aquí. Los escritos de Perpetua formaron un libro, ‘Pasión de Perpetua y Felicidad’, completado después. Cuenta cómo las dos mujeres fueron echadas a una vaca brava que las corneó antes de ser decapitadas.