Santa Matilde, reina, y la beata Eva de Lieja, que impulsó con santa Juliana la fiesta del Corpus Christi en la Iglesia universal, junto a san Alejandro y san Lázaro, obispo de Milán en el siglo V, son algunos de los santos del 14 de marzo.
Matilde de Ringelheim nació en torno al año 985 de una noble familia sajona. Fue educada por religiosas en el monasterio de Erfurt. Contrajo matrimonio con Enrique I que fue posteriormente duque de Sajonia y rey de Alemania. Tuvieron 5 hijos, y se la venera porque promovió la evangelización de su pueblo y, tras quedar viuda, la reconciliación y pacificación de toda la familia. Ayudó a los pobres y a la Iglesia.
Tras la solemnidad del Corpus Christi
La beata Eva de Lieja (actual Bélgica francófona) nació a principios del siglo XVIII. En su vida influyó mucho santa Juliana del monasterio de Mont Cornillón. Según el Martirologio Romano, la beata Eva del Monte Cornelio estuvo recluida junto al cenobio de San Martín. Con santa Juliana, priora del mismo cenobio, trabajó mucho para que el papa Urbano IV instituyese la fiesta del Corpus Christi, cosa que consiguió.
El 8 de septiembre de 1264, el Papa le envió una bula en la que anunciaba la extensión de la solemnidad del Corpus Christi a la Iglesia universal. El motivo inspirador de la fiesta tuvo su origen en Flandes, donde el movimiento eucarístico contra las herejías era notable. También colaboraron los milagros eucarísticos de Daroca (Sagrados Corporales), y Bolsena (Italia). La beata Eva de Lieja murió el 14 de marzo de 1265.