Santa Luisa de Marillac es heredera espiritual de san Vicente de Paúl y fundó en 1633 con él la Compañía de las Hijas de la Caridad. Luisa pertenecía a una familia de la nobleza francesa, y quiso ser religiosa capuchina. Pero sus padres le aconsejaron el matrimonio. Tuvo un hijo, enviudó, y desde entonces empleó sus energías en atender a los numerosos pobres de París.
En 1625, cuando contaba 33 años, tomó por director espiritual al sacerdote Vicente de Paúl. El cuidado de su hijo de 15 años no le impedía realizar el trabajo con los pobres. Intuyó, bajo la inspiración del Espíritu Santo, la necesidad de reagrupar a jóvenes que pudieran y quisieran dedicar sus vidas al servicio de los pobres. Su compromiso inagotable hacia los más necesitados sigue siendo una fuente de inspiración para la Congregación de la Misión.
Nacen las Hijas de la Caridad
El 29 de noviembre de 1633, san Vicente, fundador de la Congregación de la Misión (los Paúles), y santa Luisa creaban y daban forma jurídica a la Compañía de las Hijas de la Caridad. Ella organizó y dirigió a las Hijas de la Caridad en las comunidades, y puso empeño en su formación. Falleció en 1660 y su funeral supuso un gran reconocimiento a su labor.
El 15 de marzo la liturgia celebra también a san Raimundo de Fitero, abad cisterciense; al redentorista san Clemente María Hofbauer; a santa Lucrecia, martirizada en Córdoba tras san Eulogio; a san Zacarías, Papa del siglo VIII; o al beato inglés sacerdote Guillermo Hart, que fue ahorcado en York en 1583 tras la conversión de algunos anglicanos a la fe católica.