Algunos santos han desempeñado el papel de tender puentes entre pueblos y países, pasando a la historia con nombres diferentes. Un ejemplo bien conocido es san Antonio de Padua (c. 1195-1231). Originario de Lisboa, pasó la mayor parte de su vida en Italia, donde se le conoce como Antonio di Padova, mientras que en Portugal se le denomina António de Lisboa. Lo mismo puede decirse de santa Isabel de Hungría (1207-1231), así llamada por su lugar de nacimiento, pero conocida en Alemania como Isabel de Turingia, pues casó con el landgrave Luis de Turingia-Hesse.
Lo mismo ocurre con santa Eduvigis (Eduviges), tía de Isabel de Turingia, pues la madre de ésta, Gertrudis, era su hermana. En Baviera, se la conoce como Eduvigis de Andechs, por la población -en aquel entonces, tan sólo un castillo- situada a orillas del lago Ammersee, en que nació en 1174, como hija del conde Berthold IV de Andechs. Sin embargo, generalmente pasó a la historia como Eduvigis de Silesia, donde vivió la mayor parte de su vida. En polaco se la denomina Święta Jadwiga Śląska: debido a la influencia de su esposo Enrique I de Silesia, la región, originalmente eslava, experimentó una mezcla de población polaca y alemana hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Matrimonio con Enrique I de Silesia
Después de pasar su infancia en la abadía de Kitzingen, educada por monjas benedictinas de las cuales su tía era la abadesa, su padre la casó -como se acaba de decir- con el futuro conde Enrique I de Silesia y «princeps» de Polonia. A finales del siglo XII, la infancia terminaba pronto: Eduvigis tenía 12 años cuando contrajo matrimonio y 13 cuando dio a luz a su primer hijo; a lo largo de los años, tuvo cinco hijos más. Según la tradición, después de 22 años de matrimonio, Eduvigis y Enrique hicieron voto de continencia; sin embargo, esto no afectó a la felicidad de su matrimonio. A diferencia de la creencia común sobre los matrimonios políticos, muchos de ellos resultaron ser felices; sin ir más lejos, así lo fue también el de su sobrina Isabel con el landgrave Luis de Turingia.
En 1201, Enrique I se convirtió en duque de Silesia y obtuvo la parte meridional de la Gran Polonia y el ducado de Cracovia, razón por la que se hacía llamar “duque de Silesia, Polonia y Cracovia” y por la que, en diversas crónicas medievales y modernas, Eduvigis suele aparecer como “duquesa de Polonia”.
Mientras su esposo se dedica a consolidar sus posesiones, Eduvigis se esfuerza por difundir las ideas cristianas, atiende devotamente a pobres y enfermos, funda monasterios femeninos y apoya a diversas órdenes religiosas en el establecimiento de filiales. Según la tradición, llevaba siempre consigo una estatuilla de la Virgen María para contemplarla con devoción, incluso en medio de adversidades como la destrucción de su lugar de nacimiento, el castillo de Andechs. Su hermana Gertrudis -la madre de Isabel de Hungría o de Turingia- fue víctima de un intento de asesinato. Además, tuvo que asumir la muerte prematura de sus tres hijos y dos de sus hijas, pues la única de sus seis hijos que la sobrevivirá será una hija, también llamada Gertrudis. Eduvigis lo lleva con el consuelo de la fe y la oración diaria, que con el tiempo la condujo al deseo de llevar una vida consagrada.
Viudedad y vida religiosa
Después de la muerte de su esposo en 1238 y la pérdida de su hijo primogénito, sucesor de su padre como Duque de Silesia y «princeps» de Polonia, en la batalla de Liegnitz contra los mongoles tres años después, Eduvigis ingresó al monasterio cisterciense de Trebnitz, que ella misma había fundado en 1202, siendo el primer convento femenino de Silesia. El monasterio crecerá rápidamente hasta albergar a unas mil monjas, alumnas y sirvientas. Allí morirá, el 15 de octubre de 1243, a la edad de casi 70 años.
Además de la fundación de Trebnitz, por lo que suele representarse con una iglesia sobre la mano -como es usual en muchas imágenes de santos de la Edad Media- y así aparece en la estatua del monasterio de Niedernburg, de comienzos del siglo XV, también construyó hospitales y asilos, como el Hospital del Espíritu Santo en Breslavia (Breslau, en alemán; Wrocław, en polaco) y un hospital para mujeres leprosas cerca de Neumarkt.
La fama de santidad de Eduvigis no se debe sólo a la vida monástica a la que se retiró los últimos años de su vida, sino principalmente a su servicio a los pobres y a su constante generosidad para con ellos. Según relatan las crónicas, además de construir hospicios y albergues, también se esforzaba personalmente por ayudarles; incluso, aprendió el polaco para atenderlos mejor. Su modestia y su sobriedad en el vestir la hace llamativamente ajena a su estatus. Hedwig no se avergüenza de llevar ropa usada, calzado viejo o incluso ir descalza: en algunas representaciones lleva los zapatos en la mano, como alusión a dicha circunstancia. Eduvigis no quiere distinguirse de los pobres porque, como dice a su hija Gertrudis, los pobres “son nuestros amos”.
Culto a santa Eduvigis
Estas afirmaciones se basan en la principal fuente sobre la historia de su vida, la «Vita beate Hedwigis», escrita en latín hacia 1300 por un erudito desconocido, y que ha sido traducida al alemán varias veces desde finales del siglo XIV. Estas afirmaciones se ven respaldadas por el documento de canonización del Papa Clemente IV, quien la canonizó el 26 de marzo de 1267; su fiesta se celebra el 16 de octubre.
Además de ser la patrona más importante de Silesia y Polonia junto con san Adalberto y san Estanislao, su veneración se extendió hacia el occidente, desde Gdansk y Cracovia hasta Viena, Trento y Amberes, favorecida por las monjas cistercienses y la dinastía polaca de los Piast.
En 1773, Federico el Grande, rey de Prusia, construyó la Catedral de Santa Eduvigis en Berlín, actual sede de la arquidiócesis de Berlín, principalmente para los católicos inmigrantes de Silesia. Así, Eduvigis se convirtió también en la patrona de Brandeburgo y Berlín, además de su lugar de nacimiento, Andechs en Baviera. De este modo, santa Eduvigis tiende un puente especial entre el mundo germánico y el eslavo.