Evangelización

San Pío V, el “Papa de Lepanto”, la Virgen del Rosario, y la aplicación de Trento

La liturgia celebra el 30 de abril a San Pío V, quizá uno de los Papas dominicos más conocidos. Se le recuerda por ser “el Papa de la victoria de Lepanto”, al conseguir aunar una “santa alianza” contra los turcos. También por poner en práctica los decretos del Concilio de Trento.   

Francisco Otamendi·30 de abril de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
San Pío V, Papa.

Retrato del Papa Pío V, El Greco, Colección privada París, The Yorck Project (2002), 10000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distribuido por Direct Media Publishing GmbH, Wikimedia commons).

Antonio Michele Ghislieri nació el 17 de enero de 1504 en Alessandría (Italia). En 1521, a los diecisiete años, profesó en la Orden de Predicadores, en Vigevano, tomando el nombre de Miguel. Se le recuerda como “el Papa de la victoria de Lepanto”, no por ser belicoso, sino porque con su prestigio logró una “santa alianza” para detener la amenaza de los turcos en la batalla de Lepanto.

En efecto, el 7 de octubre de 1571 tuvo lugar en el Golfo de Lepanto, entre el Peloponeso y Epiro, la batalla que enfrentó a los turcos otomanos contra una coalición cristiana, llamada Liga Santa, impulsada por el Papa san Pío V. Encomendó la victoria a la Virgen del Rosario, y para dar gracias a la Virgen instituyó su fiesta el 7 de octubre.

Papa reformador

San Pío V, elegido Papa en 1566, prestó gran atención a los pobres y necesitados, y adoptó importantes y numerosas decisiones en materia teológica y litúrgica. Publicó los nuevos textos del Misal (1570), del Breviario (1568) y del Catecismo romano.

Entre las reformas que promovió, siguiendo el concilio de Trento (1545-1563), se señalan la obligación de residencia para los obispos, la clausura de los religiosos, mayor santidad de vida de los sacerdotes, las visitas pastorales de los obispos, el impulso a las misiones y la corrección de los libros litúrgicos.

Piedad y tesón apostólico 

Según el Martirologio romano, “San Pío V, Papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo (1572)”. Sus restos descansan en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, donde acaba de ser enterrado el Papa Francisco.

El autorFrancisco Otamendi

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