La liturgia contempla este martes día 8 la celebración de san Dionisio de Corinto, que ejerció un hondo apostolado, también epistolar, en el siglo II; la religiosa santa Julia Billiart, perseguida en la Revolución francesa por hospedar a sacerdotes católicos; san Acabo y cuatro santos mártires de Antioquía; o el beato polaco Augusto Czartoryski, que renunció a ser príncipe para ingresar en los salesianos.
El obispo de Corinto, san Dionisio, pertenece a las primeras generaciones de cristianos. San Pablo había fundado la comunidad cristiana de Corinto en el año 50, vivió en la ciudad del istmo durante año y medio, y les escribió al menos dos de sus cartas, incluidas en el Nuevo Testamento.
San Dionisio imitó en este apostolado epistolar a san Pablo y escribió, según el historiador Eusebio de Cesarea, siete cartas a las iglesias de Lacedemonia, Atenas, Cnosos, Nicomedia, Gortina, Amastris y Roma. En la última, durante el pontificado del Papa Sotero, elogia la caridad de los romanos con los pobres y muestra su veneración a los Vicarios de Cristo. El santo trabajó en los errores filosóficos del paganismo, origen de herejías, defendió la fe y murió el año 180.
Santa Julia Billiart, perseguida
Nacida en Cuvilly (Francia) el año 1751, una enfermedad dejó paralítica de ambas piernas a santa Julia Billiart. Una enfermedad de la que curó milagrosamente cumplidos los 50 años, según el Directorio Franciscano. Fue mujer piadosa. Perseguida durante la Revolución Francesa por hospedar a sacerdotes católicos, tuvo que exiliarse. Empezó a llevar vida en común con algunas compañeras y de ahí nació la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de Namur para la educación cristiana de las jóvenes. Falleció en 1816, y fue canonizada por san Pablo VI.
Otros santos del 8 de abril son los mártires de Antioquía Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo. San Acabo, profeta citado en los Hechos de los Apóstoles: “Por aquellos días bajaron unos profetas de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, llamado Acabo, movido por el Espíritu, se levantó y profetizó…” (Hch. 11, 27-28). Y también los beatos españoles Julián de San Agustín, natural de Medinaceli (Soria), que abrazó la vida franciscana, y Domingo del Santísimo Sacramento Iturralde (Dima, Vizcaya), que en 1918 profesó en la Orden de la Santísima Trinidad.