Evangelización

Elemento material, gestos humanos y palabras en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación

Cada sacramento tiene un rito propio, compuesto de una materia y una forma específicas. En este artículo abordamos de una forma introductoria los sacramentos del Bautismo y la Confirmación.

Alejandro Vázquez-Dodero·23 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
bautismo confirmación

Foto: rito del bautismo durante la Vigilia Pascual. ©CNS/Gregory A. Shemitz

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica –punto 1131– los sacramentos “son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento”.

Además, destaca el punto 1084 que “son signos sensibles palabras y acciones accesibles a nuestra humanidad actual”.

¿Qué son, qué significan y cómo se celebran los sacramentos?

Como es sabido, los siete sacramentos corresponden a todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Podríamos decir que forman un conjunto ordenado, en el que la Eucaristía ocupa el centro, pues contiene al Autor mismo de los sacramentos, a Jesucristo.

Cada sacramento está constituido por elementos tangibles que constituyen la materia: agua, aceite, pan, vino, de un lado; y gestos humanos —ablución, unción, imposición de las manos, etc.— de otro. Además, forman parte del sacramento las palabras que pronuncia el ministro, constituyendo la forma.

En la liturgia o celebración de los sacramentos existe una parte inmutable –establecida por el mismo Jesucristo– y partes que la Iglesia puede modificar, para bien de los fieles y mayor veneración de los sacramentos, adaptándolas a las circunstancias de lugar y tiempo.

Nos proponemos en este artículo y los siguientes definir brevemente esa materia y forma en la actualidad de cada uno de los sacramentos.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en el Bautismo?

La materia del Bautismo es el agua natural, según declaró el Concilio de Trento como dogma de Fe, pues así lo dispuso Cristo y así lo acataron los apóstoles.

La celebración del Bautismo comienza con los llamados “ritos de acogida”, que intentan discernir debidamente la voluntad de los candidatos –o de sus padres si se trata de menores de edad o tutelados– de recibir el sacramento y de asumir sus consecuencias. Siguen las lecturas bíblicas, que ilustran el misterio bautismal, y son comentadas en la homilía.

Seguidamente se invoca la intercesión de los santos, en cuya comunión el candidato será integrado; con la oración de exorcismo y la unción con el óleo de catecúmenos se significa la protección divina contra las insidias del demonio.

A continuación, se bendice el agua mediante la profesión trinitaria y la renuncia a Satanás y al pecado.

Llega así la fase sacramental del rito, mediante la ablución, en modo tal que el agua corra por la cabeza del catecúmeno, significando así el verdadero lavado del alma.

Mientras el ministro derrama tres veces el agua sobre la cabeza del candidato –o la sumerge– pronuncia las palabras: “NN, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Se confiere el sacramento por una única vez y con carácter indeleble, imborrable.

Tras la administración del sacramento nos encontramos con los ritos posbautismales: se unge la cabeza del bautizado –si no sigue inmediatamente la administración del sacramento de la Confirmación– para significar su participación en el sacerdocio común y evocar la futura crismación en ese otro sacramento. Se entrega una vestidura blanca como exhortación a conservar la inocencia bautismal y como símbolo de la nueva vida pura conferida.

La candela encendida en el cirio pascual simboliza la luz de Cristo, entregada para vivir como hijos de la luz. Puede añadirse el rito del “effeta”, realizado en las orejas y en la boca del candidato, que quiere significar la actitud de escucha y de proclamación de la palabra de Dios.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en la Confirmación?

La materia del sacramento de la Confirmación es el “crisma”, compuesto de aceite de oliva y bálsamo, consagrado por el obispo –o patriarca si se trata de rito oriental– durante la misa crismal que preceda al momento de celebración del sacramento.

Antes de recibir la unción los candidatos son llamados a renovar las promesas bautismales y hacer profesión de fe.

Seguidamente el obispo –o el ministro en quien haya delegado expresamente la celebración del sacramento– extiende las manos sobre los confirmandos e invoca la efusión del Espíritu Santo –o Paráclito– sobre ellos.

A este gesto se une la unción del crisma en la frente del candidato, que indica cómo la tercera persona de la Santísima Trinidad penetra hasta lo más profundo del alma.

De este modo, el sacramento se confiere con la unción del santo crisma en la frente y pronunciando estas palabras: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”. Es una señal visible del don invisible: también en este caso se nos confiere el sacramento por una única vez y con carácter indeleble, configurándonos más plenamente con Jesús y otorgándonos la gracia para difundir por el mundo el buen olor de Cristo. El rito se concluye con el saludo de paz, como manifestación de comunión eclesial con el obispo.

El confirmado completa así los dones sobrenaturales característicos de la madurez cristiana. Recibe de este modo con particular abundancia los dones del Espíritu Santo, y queda más estrechamente vinculado a la Iglesia, mayormente comprometido para difundir y defender la fe, con su palabra y sus obras.

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