Vocaciones

César D. Villalobos: “La vida del sacerdote venezolano tiene una “s” mayúscula de sacrificio”

Natural de Venezuela, la vocación sacerdotal no entraba en sus planes, pero a través de una grupo de adoración fue tratando a Cristo y vió lo que Dios quería de él. César es consciente de que la labor pastoral en su tierra requiere un gran sacrificio.

Espacio patrocinado·15 de julio de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos
sacerdote venezolano

César David Villalobos es natural de la diócesis de Cabimas, en Venezuela. Cómo él mismo señala “el seminario para mi no era un proyecto. Yo había cursado Ingeniería de computación y Telecomunicaciones. Me dediqué a trabajar pero, con los años, sentí un vacío que el dinero o el trabajo no conseguíam llenar”.

¿Cómo decidiste entrar en el Seminario?

–Mi familia era, como muchas, “católicos light”. Asistían a la iglesia solo a bautismos, primeras comuniones y funerales. Con el tiempo, regresé a mi parroquia y empecé a vivir la misa y la adoración eucarística. Conocí a un grupo de apostolado cuya carisma es el estudio de las Sagradas Escrituras, la evangelización y la adoración y contemplación eucarística. Allí, en la adoración y en la intimidad con Jesús Eucaristía, entendí que lo que le faltaba a mi vida era el amor de los amores.

Poco a poco incluí a Jesús en mi corazón y, con un poco de miedo, decidí probar su estilo de vida y atender el llamado a la vocación del sacerdocio. Con 26 años entré al seminario propedéutico de mi diócesis de Cabimas, en Venezuela. Al cabo de los años, mi obispo decidió enviarme a estudiar a la Universidad de Navarra y a formarme en el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa

En Venezuela, la Iglesia vive momentos complicados ¿Cómo viven los fieles y los sacerdotes estos momentos? 

–La misión y trabajo espiritual de los sacerdotes en la actualidad es una tarea amplia porque se han convertido en grandes esperanzadores de un pueblo que esta muy debilitado y cansado. La tarea primordial es evangelizar al pueblo, pero también buscar las formas de ayuda y asistir a las personas más necesitadas. La vida del sacerdote venezolano tiene una “s” mayúscula de sacrificio. 

En Venezuela se vive la fe. Las grandes precariedades que llenan nuestros días no la apagan. La feligresía pide la celebración de los sacramentos. Los movimientos de apostolados dentro de la parroquia se van refrescando y, como todos, buscamos en Jesús nuestra esperanza. De manera impresionante los jóvenes siguen siendo el gran pulmón.

¿Cuál son los retos de la Iglesia venezolana? 

–Ciertamente, la situación de Venezuela es reservada, tiene muchas dificultades y grandes retos que se deben ir resolviendo de manera adecuada.

La Iglesia venezolana enfrenta varios retos en medio del panorama actual. Primero, Venezuela está atravesando una crisis humanitaria sin precedentes marcada por la escasez de servicios básicos y la violencia. La Iglesia católica busca apoyar a la población afectada y proporcionar asistencia humanitaria sopesando algunas limitaciones.

Además, la polarización política en Venezuela ha afectado a todas las instituciones del país. En este sentido, la Iglesia debe mantener su imparcialidad y continuar promoviendo el diálogo y la reconciliación entre las partes enfrentadas.

Junto a esto, la Iglesia en Venezuela ha experimentado limitaciones en su libertad religiosa. Su ardua tarea es mantener un respeto y defensa de los derechos de los ciudadanos, manifestando el derecho de la libertad de culto. 

En la actualidad, con tantos desafíos para los venezolanos, la Iglesia busca reconciliar, pero también consolar y elevar la oración por los hermanos venezolanos que han caído en la búsqueda de una mejor vida.

El país se encuentra inmerso en una crisis institucional y política por la falta de una solución consensuada a la crisis política. Desde siempre, la labor incansable de los sacerdotes venezolanos es lograr, por la intercesión de los santos, la reconciliación de todos los venezolanos. Anhelamos una paz que nos pueda garantizar la vida de bienestar social y desarrollo profesional.

¿Cómo ayuda la formación en España a tu labor?

–Todo en la vida del seminario es formativo. Siempre debemos buscar algo que aprender. Cada hora que dedico a mi formación pienso en mi país, en mi diócesis de Cabimas, en mi gente y en mis hermanos seminaristas. Mi corazón es el tricolor nacional. Será de gran provecho para ayudar y transmitir con caridad lo que he aprendido es una oportunidad de Dios que por medio de mi obispo pueda estudiar para luego ayudar y entregarlo todo.

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