(OSV News. Jenna Marie Cooper).
Pregunta: ¿Qué significa ser una «virgen consagrada»? ¿Cuáles son los derechos y deberes de esta designación? ¿Y cuál es el proceso para llegar a ser una «virgen consagrada»?
Respuesta: El Código de Derecho Canónico define a las vírgenes consagradas como mujeres castas y solteras que «por su promesa de seguir a Cristo más de cerca, … son consagradas a Dios, desposadas místicamente con Cristo y dedicadas al servicio de la Iglesia, cuando el Obispo diocesano las consagra según el rito litúrgico aprobado» (Canon 604).
La virginidad consagrada es la forma más antigua de vida consagrada en la Iglesia, y precede en varios siglos al desarrollo de la vida religiosa. Desde los tiempos apostólicos, siempre ha habido mujeres que optaban por renunciar al matrimonio para dedicar su vida y su corazón más plenamente a Jesús. Por esta razón, fueron llamadas tradicionalmente y reconocidas formalmente por la Iglesia como «novias de Cristo».
Desde al menos el siglo IV, si no antes, la Iglesia ha tenido un ritual litúrgico especial -distinto pero en algunos aspectos paralelo a la ordenación sacerdotal- para que los obispos consagren solemnemente a las mujeres a una vida de virginidad. Muchas de nuestras primeras santas mártires, como Santa Águeda, Santa Inés, Santa Lucía y Santa Cecilia, que son nombradas en una de las oraciones eucarísticas de la Misa, son consideradas vírgenes consagradas.
Con el desarrollo de las órdenes religiosas a finales de la Antigüedad, la costumbre de consagrar a las mujeres fuera de los monasterios fue cayendo en desuso, y en la Edad Media la Iglesia ya no tenía vírgenes consagradas «viviendo en el mundo». Pero a mediados del siglo XX, el documento del Concilio Vaticano II «Sacrosanctum Concilium» pidió una revisión del antiguo rito de consagración a una vida de virginidad, y en 1970 se promulgó el nuevo ritual. Y así, en una situación similar al renacimiento del diaconado permanente, la vocación de la virginidad consagrada fue restaurada en la vida de la Iglesia moderna.
En 2018, el Vaticano publicó un documento llamado «Ecclesiae Sponsae Imago», o ESI, que proporcionó a los obispos una orientación más detallada sobre este estado de vida, cubriendo temas como el discernimiento de las vocaciones, la formación y la vida y misión de las vírgenes consagradas.
La virginidad consagrada es una vocación única para las mujeres, ya que está centrada en la Iglesia diocesana local y no en un grupo o comunidad religiosa particular. El obispo diocesano es quien acepta a las mujeres en este estado de vida y quien, en última instancia, actúa como «superior» de las vírgenes consagradas en su diócesis. En general, las vírgenes consagradas están llamadas a orar por las necesidades de su diócesis y a servir a las necesidades de su iglesia local según sus propios dones y talentos específicos.
En los párrafos 80-103, «Ecclesiae Sponsae Imago» describe el proceso de formación de las aspirantes a vírgenes consagradas con una duración de entre tres y cinco años. La formación para la virginidad consagrada implica, entre otros elementos: tutoría personal y dirección espiritual, un cierto nivel de estudio teológico académico y una adopción gradual del estilo de vida de una virgen consagrada.
En cuanto a los deberes y obligaciones de una virgen consagrada, la introducción al rito de consagración a una vida de virginidad afirma: «Empleen su tiempo en obras de penitencia y de misericordia, en la actividad apostólica y en la oración, según su estado de vida y sus dones espirituales».
«Ecclesiae Sponsae Imago» describe más específicamente que las vírgenes consagradas tienen la obligación de rezar la Liturgia de las Horas (ESI 34) y de asistir diariamente a Misa en las regiones donde esto sea posible (ESI 32). También se espera que las vírgenes consagradas lleven una vida relativamente ascética, discerniendo las prácticas penitenciales concretas con su confesor o director espiritual (ESI 36).
Las vírgenes consagradas no hacen votos de pobreza y obediencia exactamente igual que las religiosas. Sin embargo, las vírgenes consagradas están llamadas a vivir en un espíritu de pobreza evangélica (ESI 27) y a co-discernir los aspectos principales de su vida y misión con su obispo. (ESI 28).
Licenciada en Derecho Canónico, virgen consagrada y canonista.