La Iglesia católica siempre se ha preocupado por las personas que viven en situación de pobreza. Por ello, cada año celebra la Jornada Mundial de los Pobres, que este 2023 se conmemora el 19 de noviembre. Para esta ocasión, el Papa Francisco escogió como lema “No apartes tu rostro del pobre”, expresado en el mensaje que publicó el 13 de junio para esta jornada.
El Santo Padre advirtió entonces que “vivimos un momento histórico que no favorece la atención hacia los más pobres”. El ritmo de vida actual, “la llamada al bienestar”, lleva a que el sufrimiento se ponga “entre paréntesis”. Para la generación digital, dijo el Papa, “los pobres se vuelven imágenes que pueden conmover por algunos instantes, pero cuando se encuentran en carne y hueso por la calle, entonces intervienen el fastidio y la marginación”.
Pero la realidad es que los pobres no son una mera imagen. La web “World Population Review” calcula que unas 700 millones de personas viven en situación de pobreza. Según el investigador sociológico inglés Benjamin Rowntree, una persona atraviesa esta situación cuando el total de ingresos disponibles no satisface el mínimo necesario para la subsistencia.
Las cifras de la pobreza
Es difícil encontrar datos actualizados y fiables acerca del porcentaje de pobreza en los países. Muchos estados maquillan los datos, con el fin de aparentar que la tasa es mucho menor de lo que realmente es. A pesar de esto, hay plataformas y organizaciones que se esfuerzan por ofrecer cifras fiables para dar a conocer la situación.
Según “World Population Review”, el 76,8 % de la población en Guinea Ecuatorial no dispone de recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, estos datos son de 2006. Cerca de ese número se encuentra la tasa de Sudán del Sur, que en 2019 contaba con un 76,4 % de población en situación de pobreza.
Si bien es verdad que millones de personas no tienen lo suficiente para vivir, el “Banco Mundial” dice que la pobreza está disminuyendo. Pero también es cierto que el 85 % de la población vive con menos de 30 dólares al día. Para hacerse una idea más o menos global, este es el número de personas que viven en situación de pobreza extrema en algunos países:
-Chile: 143,277
-España: 374,152
-Estados Unidos: 3.28 millones
-México: 4 millones
-Filipinas: 5.38 millones
-Brasil: 11.37 millones
-India: 136.81 millones
(Fuente: World Bank Data)
Iniciativas en la Iglesia
Frente a todo esto, ¿qué es lo que hace la Iglesia católica? El Papa Francisco es un defensor de los pobres que se ha pronunciado multitud de veces. En 2013 mencionó que “entre nuestras tareas, como testigos del amor de Cristo, está la de dar voz al clamor de los pobres”.
Por otro lado, el Santo Padre también ha subrayado la necesidad de la acción. En la I Jornada Mundial de los Pobres, el 19 de noviembre de 2017, Francisco escogió como lema: “No amemos de palabra sino con obras”.
La Iglesia católica, consciente de que los actos importan, tiene multitud de iniciativas para hacer frente a la pobreza. Una de ellas, quizá la más conocida, es “Caritas”. Esta organización es “un servicio a la comunidad”. Como indica su propia página web, “Caritas” “responde a las catástrofes, promueve el desarrollo humano integral” y busca terminar con la pobreza y los conflictos.
Entre los diversos proyectos de “Caritas” en todo el mundo, está la asistencia en las zonas dañadas por los desastres naturales y de la guerra; el reparto de alimentos, la atención médica en todo el mundo; la acogida a los migrantes; y la promoción de programas para el desarrollo de sistemas justos que permitan escapar de la pobreza.
Otra iniciativa dentro de la Iglesia que trabaja por las personas en situación de necesidad es la “Comunidad de Sant’ Egidio”. Este movimiento internacional lo forman “hombres y mujeres de distintas edades y extracciones que están unidos por un lazo de fraternidad basado en la escucha del Evangelio y en el trabajo voluntario y gratuito por los pobres y por la paz”. La principal acción de esta comunidad para con los pobres es el acompañamiento y la ayuda escolar a los niños, si bien también trabajan por acoger a otros colectivos en situación de necesidad, como los ancianos, los presos y los enfermos.
Menos conocido, pero de gran valor, es “Christ in the city”, un movimiento de jóvenes estadounidenses que busca el encuentro con Cristo en la calle. El espíritu de esta asociación es formar a jóvenes misioneros que trabajan en el ministerio con los pobres, llevando amistad, fe y ayuda a las personas que no tienen un hogar.
El Papa y las personas en situación de pobreza
Es muy conocido que Francisco impulsa personalmente varias iniciativas para ayudar a las personas que carecen de los recursos necesarios. El Papa organiza varias veces al año almuerzos con personas pobres en el Vaticano. El Santo Padre atiende a miles de personas a las que acoge en el Aula Pablo VI y este 19 de noviembre ha enviado de nuevo la invitación.
Francisco también ha pedido que el centro sanitario del Vaticano amplíe su horario entre el 13 y el 18 de noviembre. Durante esos días, con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, el personal sanitario atendió gratuitamente a las personas sin recursos. La agencia Zenit informa de que se ofrecieron exámenes de medicina general y especializada, vacunas y medicamentos. Además, el Dicasterio para la Evangelización se ha encargado de pagar las facturas de algunas familias con ingresos mínimos.
Por otro lado, la Limosnería apostólica dispone de unas duchas abiertas todos los días (salvo los días de audiencia general o de grandes celebraciones) para las personas que pasan necesidad. Los pobres que acuden reciben ropa interior limpia, productos de higiene personal y una toalla. Al servicio de duchas se añade una peluquería gratuita que abre todos los lunes de nueve de la mañana a tres de la tarde.
Todas estas iniciativas tienen un objetivo común, que es acoger a las personas que tienen escasez de recursos. Así, poco a poco, se va cumpliendo el deseo que expresó el Papa Francisco en 2020: “El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”.