Evangelización

Enzo Petronilo: «Hay más de 48.000 diáconos y su número va en aumento»

En el mundo hay 414.000 sacerdotes, un número escaso para desarrollar adecuadamente la tarea evangelizadora. Por eso, que el número de diáconos vaya en aumento es visto con una esperanza cada vez mayor.

Federico Piana·27 de agosto de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Foto: Enzo Petrolino conversa con el Papa Francisco

En la Iglesia hay una realidad, quizá todavía poco conocida, que crece sin cesar en el mundo: la del diaconado. “En los últimos años hay más de 48.000 diáconos presentes en todos los continentes y su número va en aumento. Por ejemplo, de 2018 a 2019 crecieron en 1.000. Un verdadero don del Espíritu Santo“, dice Enzo Petrolino, de 73 años, diácono permanente y presidente de la Comunidad del Diaconado en Italia.

Pero, ¿quiénes son los diáconos? A esta pregunta, Enzo Petrolino, que también es marido y feliz padre de tres hijos, responde volviendo a tejer el hilo de la historia: “Para entenderlos bien, hay que partir de los Hechos de los Apóstoles, en los que el evangelista Lucas nos habla de la institución de los siete primeros diáconos, que fueron elegidos para responder a una necesidad de las primeras comunidades cristianas: atender a las viudas de los helenos, previamente abandonadas. Los diáconos, en esencia, han nacido para servir“.

¿La diaconía, que en griego significa servicio, está reservada a alguien en particular?

– Es una vocación que concierne a todos los bautizados y puede considerarse el corazón de la misión de la Iglesia, porque Jesús mismo dijo: “No he venido a ser servido sino a servir“, a ser diácono del Padre. La historia nos enseña que los diáconos desaparecieron entonces durante 1500 años y sólo el Concilio Vaticano II, con la Constitución Dogmática Lumen Gentium, reintrodujo en la Iglesia esta figura, llamada no al ministerio sino al servicio. 

¿Cuál es la importancia del diaconado en la Iglesia de hoy?

– La actualidad se encuentra en el Magisterio del Papa Francisco. El Santo Padre, desde el inicio de su pontificado, ha dicho que quiere una Iglesia pobre para los pobres y por eso debe ser diaconal, saliente: atenta a los últimos y a las periferias, no sólo físicas sino también existenciales.

¿Cuáles son las áreas de competencia de los diáconos?

– Los ámbitos de competencia abarcan varios frentes: hay diáconos que trabajan en Cáritas local o en la pastoral de la salud; los hay que trabajan en las cárceles o los que se dedican al servicio de la liturgia y la evangelización. Otro frente importante es el de la familia: aquí los diáconos tienen más oportunidades de ayudar porque el 98% de ellos están casados.  

¿Cuál es la tendencia de las vocaciones diaconales en comparación con las sacerdotales?

– Desgraciadamente, en los países occidentales disminuyen las vocaciones sacerdotales, mientras que sigue habiendo un fuerte descenso de seminaristas, que en mayor número se encuentran en Asia, África y América: Europa está a la cola. Es diferente en el caso de las vocaciones diaconales, que crecen constantemente en todos los países del mundo. El mayor número de diáconos se encuentra en Estados Unidos, Brasil e Italia, tercero en el mundo, pero primero en Europa.

El papel de las esposas en el camino vocacional diaconal es fundamental: si la esposa de un aspirante a diácono casado no está de acuerdo, el marido no puede ser ordenado. ¿Cómo participan las esposas en este camino?

– La implicación de las esposas es un aspecto en el que nuestra comunidad está insistiendo mucho, tratando de concienciar a las esposas de lo que van a afrontar una vez que su marido se convierta en diácono. Nos centramos en su formación, paralela a la de los aspirantes a diáconos.

¿Qué futuro cercano imagina para el diaconado en el mundo?

– Imagino que será un futuro muy interesante y estará ligado a una Iglesia cada vez más extrovertida. Los diáconos tendrán que aprender a ser más sinodales, caminando juntos, afrontando cuáles son las nuevas necesidades del mundo y de la Iglesia. Nuestro reto será evitar un diaconado en funciones que no sirva para nada.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

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