Evangelización

Pablo López: «Cualquiera que evangeliza en redes ve la desproporción entre su trabajo y los frutos que se producen»

En un mundo donde el contenido efímero parece reinar, el sacerdote Pablo López apuesta por las redes sociales para evangelizar.

Javier García Herrería·17 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos
Pablo López

El sacerdote Pablo López cuenta con una amplia experiencia en plataformas digitales como «Jóvenes Católicos» y «Hallow», seguidas por millones de miles de jóvenes. Acaba de publicar Cómo hablar de Dios en las redes, una guía práctica para comunicar lo espiritual en el ámbito digital. Más que ofrecer recetas mágicas, invita a sembrar preguntas, inspirar reflexiones y abrir diálogos profundos que trasciendan la fugacidad de las redes sociales. En un mundo dominado por la inmediatez y el contenido efímero, el desafío de hablar de Dios en las redes sociales se transforma en una oportunidad única.

¿Cómo surgió la idea de relacionar a Dios con una red social como Instagram, que a menudo se asocia con superficialidad?

–Fue una propuesta de la editorial y, desde el comienzo, me encantó el proyecto, pues dedico parte de mi labor pastoral a evangelizar en las redes sociales y compruebo a diario su eficacia. Mi interés en este campo nació en la pandemia, tratando de acompañar a gente joven en la distancia. 

Usted menciona que el libro no es una receta mágica, sino una invitación a repensar cómo comunicamos lo sagrado. ¿Qué errores comunes cometen quienes intentan hablar de espiritualidad en las redes sociales?

–Un error es centrarse en buscar seguidores y tratar de hacer publicaciones “clickbait”. Evangelizar requiere hablar desde el corazón y la experiencia y hay cosas que no se pueden encajar en formatos “facilones”. 

Hay que llegar al corazón de la gente y eso lo hace el Espíritu Santo. Cualquiera que evangeliza en redes ve la desproporción entre su trabajo y los frutos que se producen. Recuerdo una chica que llevaba siete años tratándose una anorexia grave, con ingresos hospitalarios incluidos. Me llamó por teléfono para decirme que se había curado rezando con los contenidos del canal. Rezando se le pasó todo. Después ingresó en una orden religiosa. Los padres no son creyentes y están alucinados con el cambio. 

¿Habla de este tipo de historias en el libro?

–Sí, la obra está llena de anécdotas impactantes. Por ejemplo, una chica de 2º de Bachillerato de un pueblo de Extremadura se quedó embarazada y sus amigas la animaban a abortar. Se puso en contacto con nosotros cuando nació su hijo para darnos las gracias: las meditaciones de la aplicación la habían animado a ser valiente y afrontar las consecuencias. Nos contaba cómo su hijo era el mayor regalo de su vida. 

Hay personas que te dicen que gracias a un vídeo no se ha suicidado; otro que gracias a una canción ha pedido perdón a su madre después de mucho tiempo; y, por supuesto, mucha gente que vuelve a la confesión después de años o décadas.  

En su experiencia trabajando en plataformas como Jóvenes Católicos y Hallow, ¿qué estrategias han resultado más efectivas para conectar con los jóvenes a través de lo digital?

–En primer lugar hay que ser constante y ofrecer variedad de contenidos y formatos. En Hallow hacemos un audio al día, pero también ofrecemos canciones, tips breves, comentarios al tiempo litúrgico, entrevistas o podcast. En definitiva, hay que hacer de todo para que cada uno enganche con lo que más le gusta o mejor se adapta a sus circunstancias. 

No hay que soltar rollos. Merece la pena hacer cosas cortas y atractivas, que no largas y espesas. Igual que las homilías no puede ser que duren 15 minutos, es mejor que duren 5 y que tengan alguna historia que la gente pueda recordar a posteriori y facilite que vuelvan. 

Pues lo mismo con las redes sociales, tiene que ser corto porque si no la gente va a pasar a otro reel, por eso es esencial comenzar con un principio que sea rompedor. Por ejemplo, uno de nuestros vídeos comienza así: “Hola, me llamo Krishna, nací y me crié en la comunidad Hare Krishna y he pasado de fumar porros constantemente a ir a misa todos los días”. 

Habla de la importancia de sembrar preguntas en lugar de simplemente sumar contenido. ¿Qué tipo de preguntas cree que son las más adecuadas para inspirar reflexión en la audiencia?

–La clave no es tanto el tipo de preguntas, sino que cuando dejas cuestiones abiertas invitas al oyente a seguir pensando por tu cuenta. Además, las preguntas abiertas generan mucha interactuación en los comentarios o gente que te escribe por privado. 

Finalmente, como sacerdote y alguien con una audiencia digital considerable, ¿cómo equilibra el uso de las redes sociales con el tiempo necesario para la oración y la reflexión personal?

–Pues gracias a Dios, yo no le tengo que dedicar mucho tiempo a montar vídeos, al día le puedo dedicar media hora más o menos: 10 minutos a Instagram, el día que más 20 (no me meto nunca a ver las historias de nadie, ni a ver los reels ni nada). Si le dedico más sé que perdería el tiempo y yo soy mucho más “offline” de lo que parece, hago deporte a diario y una actividad pastoral entretenida (risas). Ahora bien, reconozco que es clave trabajar en equipo. Yo tengo dos colaboradores que sí que le dedican más tiempo que yo. 

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