Evangelización

Santos don Orione, Inocencio I Papa, José Zhang y beata Ángela Salawa

La Iglesia celebra el 12 de marzo a don Orione, fundador de los ‘Cottolengos’; al santo Papa Inocencio I, al mártir chino José Zhang, a la beata polaca Ángela Salawa, a san Maximiliano, mártir, decapitado en la actual Argelia, y a la beata Fina de de San Geminiano.  

Francisco Otamendi·12 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
Busto de don Orione en Meta.

Busto de San Orione en Meta (Marica Massaro, Wikimedia commons).

La liturgia festeja hoy, 12 de marzo, a numerosos santos y beatos, entre los que se encuentran san Luis Orione, Inocencio I, los mártires José Zhang y san Maximiliano, o la polaca Ángela Salawa.

El italiano san Luis Orione, sacerdote, nació en junio de 1872 en una familia de humildes trabajadores. Desde pequeño conoció la pobreza, lo que le haría decir: “La caridad y solo la caridad salvará al mundo”. Aún seminarista comenzó su labor social evangélica creando institutos educativos para jóvenes marginados, y luego hogares para personas con discapacidad.

Fundó colegios, instituciones, congregaciones. Instituciones entre las que pueden citarse la Pequeña Obra de la Divina Providencia, dedicada a la caridad y hoy extendida por veinte países, y los conocidos Pequeños Cottolengos para discapacitados y abandonados, en la periferia de las grandes urbes. Falleció en San Remo en 1940 y san Juan Pablo II le canonizó en 2004.

Papa, mártir chino, empleada de hogar polaca

San Inocencio I fue Papa del año 401 al 417. Gobernó la Iglesia en circunstancias difíciles. Condenó la herejía de Pelagio, y san Agustín dijo: “Roma locuta, causa finita est”. Ante la invasión de los godos, intentó salvar Roma, pero Alarico la saqueó el año 410. Escribió cartas a obispos para fortalecer la fe y la disciplina. Defendió a san Juan Crisóstomo cuando fue depuesto y desterrado. Murió el año 417.

El mártir chino san José Zhang ó Tshang Dapeng pasó por el budismo y el taoísmo hasta llegar al cristianismo. Recién bautizado, en 1800, abrió su casa a misioneros y catequistas, y ayudó a pobres, enfermos y niños hasta que, condenado a ser crucificado, se alegró emocionado por haber sido considerado digno de morir por Cristo (1815).

La beata Àngela Salawa, nació en Siepraw (Cracovia, Polonia, 1981) en 1881, undécima de 12 hijos, de familia pobre. Fue empleada del hogar desde los 16 años en Cracovia, y eligió ser celibe trabajando en el servicio doméstico. Rezaba y participaba con fe en la Eucaristía y el Vía crucis, y veneraba a la Madre de Dios. En 1912 profesó en la Orden Franciscana Seglar. Murió en el hospital de Santa Zita de Cracovia en 1922, y fue beatificada por san Juan Pablo II en 1991.

El autorFrancisco Otamendi

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