Evangelización

Los mártires ingleses, perseguidos por ser católicos

El 1 de diciembre fueron torturados y ejecutados cruelmente varios de los mártires de Inglaterra y Gales durante el periodo isabelino.

Loreto Rios·1 de diciembre de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
mártires inglaterra

Algunos mártires de Inglaterra y Gales junto a la horca conocida como "el árbol de Tyburn" ©Lawrence OP

La historia de “los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales”, tanto laicos como religiosos, canonizados por Pablo VI el 25 de octubre de 1970, se enmarca dentro de la persecución religiosa que se vivió en Inglaterra durante el siglo XVI, después de que Enrique VIII se separara de la Iglesia católica en el año 1534 para poder divorciarse de su mujer, Catalina de Aragón, y casarse con Ana Bolena.

Algunos de ellos fueron ejecutados el día 1 de diciembre.

San Alexander Briant

San Alexander Briant nació en Somerset, Inglaterra, en 1556. Se convirtió al catolicismo cuando se encontraba estudiando en la Universidad de Oxford. Posteriormente, en 1577, abandonó su país natal para continuar sus estudios en Douai, Francia. En esta ciudad se había fundado recientemente una universidad para formar a sacerdotes “recusantes” (aquellos que se negaban a adoptar la religión estatal de Inglaterra, el anglicanismo), debido a que la reina Isabel I había establecido unas duras leyes penales contra los católicos.

El padre Briant se ordenó sacerdote en Cambrai (Francia) en 1578. Poco después, en 1579, regresó a Inglaterra, donde ejerció de sacerdote católico junto al padre Persons. Este era uno de los sacerdotes más buscados por el gobierno y fue precisamente intentando capturarlo cuando encontraron casualmente a Briant y lo detuvieron. Dos semanas más tarde, le trasladaron a la Torre de Londres, donde fue cruelmente torturado.

Después, fue transferido a una celda llamada “El Foso” (“The Pit”), donde estuvo encerrado en completa oscuridad durante 8 días. Fue sometido a otras torturas, como el potro: además de considerar sus escritos “alta traición”, sus verdugos pensaban que así conseguirían sonsacarle el paradero del padre Persons.

Durante su cautiverio, el santo solicitó por carta, desde prisión, ingresar en la Compañía de Jesús. Además, en este escrito comunicaba a la Compañía que tenía “la menta puesta con tanta firmeza en la Pasión de Cristo, que no sentía dolor en el tormento, sino solo después”, indica el portal de los jesuitas. Por ello aún hoy en día se le considera miembro de la Compañía, a pesar de que nunca llegó a serlo formalmente.

Finalmente, san Alexander Briant fue ahorcado y descuartizado (aún vivo), junto con otros compañeros mártires, el 1 de diciembre de 1581. Antes de su ejecución, hizo un acto de fe como católico y se declaró inocente “de cualquier ofensa contra la Reina, no solo de hecho, sino incluso de pensamiento”. Tenía 25 años.

Estos datos no están extraídos de ninguna fuente católica, sino del Hetford College, de la Universidad de Oxford. El padre Alexander Briant fue canonizado por Pablo VI el 25 de octubre de 1970.

San Edmund Campion

Edmund Campion nació en Londres en 1540. Fue uno de los profesores más relevantes de Oxford de la época y se ordenó como diácono anglicano en 1568. Debido a sus muchos seguidores, se consideraba que podía ser nombrado Arzobispo de Canterbury.

Sin embargo, Campion tenía dudas con respecto a la legitimidad de la Iglesia anglicana. Debido a este conflicto de conciencia, abandonó Oxford en 1569. Finalmente, se hizo católico en Douai (Francia) y en 1573 partió a Roma, donde ingresó en la Compañía de Jesús.

En 1580, después de haber hecho sus votos como jesuita y haber sido ordenado sacerdote en Praga, Edmund Campion fue enviado en misión a Inglaterra junto al padre Persons y Ralph Emerson para poder asistir espiritualmente a los católicos ingleses, que se veían obligados celebrar la Misa en secreto debido a que todo tipo de culto católico estaba prohibido por el gobierno. Para poder entrar en el país, tuvo que disfrazarse de joyero. En Inglaterra, escribió un famoso manifiesto en que explicaba que la misión era religiosa, no política. Y es que muchos de los católicos martirizados durante este periodo fueron acusados de traición hacia la reina Isabel, haciendo pasar una persecución religiosa por una cuestión política.

En estas misiones, los sacerdotes iban de incógnito a las casas de los católicos. Campion “llegaba de día, predicaba y oía confesiones por la tarde, y por fin celebraba la Misa por la mañana antes de salir para su siguiente destino”, indica el portal de la Compañía de Jesús.

Durante este tiempo, san Edmund Campion escribió “Rationes decem” (“Diez razones”), explicando por qué el catolicismo era verdadero y desmontando el anglicanismo. Se imprimieron 400 copias de este texto, que fueron muy leídas.

Poco después, en 1581, un “cazasacerdotes” descubrió su paradero y fue arrestado junto con otros dos clérigos. En la Torre de Londres, donde le encerraron en “una celda tan pequeña que no podía ponerse de pie ni tumbarse”, sufrió tortura, aunque se negó a renunciar al catolicismo. Su caso llegó hasta la reina Isabel, que, debido a la gran influencia que Campion tenía y a su trayectoria en Oxford, le ofreció ordenarse como presbítero anglicano, con posibilidades de ascenso, si renunciaba al catolicismo. Sin embargo, Campion no aceptó la oferta. Posteriormente, volvió a sufrir tortura en el potro y fue acusado de traición. Aunque Campion reiteró, en su nombre y el del resto de sacerdotes arrestados, que su misión era religiosa y no política, se les sentenció a todos a muerte mediante horca y descuartizamiento. Al escuchar la sentencia, los sacerdotes condenados entonaron el “Te Deum”.

El día de la ejecución, 1 de diciembre de 1581, san Edmund Campion perdonó “a los que le habían condenado”. El Campion Hall de Oxford recibió su nombre en conmemoración, y, al igual que sus compañeros mártires, fue canonizado por el Papa Pablo VI.

Otros mártires

Estos son solo algunos ejemplos de los mártires ingleses. También hubo laicos condenados a muerte por ocultar a sacerdotes católicos, como san Richard Langley, casado y padre de cinco hijos, que fue beatificado en 1929 por Pío XI, o santa Margaret Cliterow, madre de familia, canonizada con los “Cuarenta mártires de Inglaterra y Gales” por Pablo VI.

Placa conmemorativa en el lugar donde se alzaba «el árbol de Tyburn» ©Matt Brown

Generalmente, las ejecuciones se realizaban en Tyburn, donde hoy en día, cerca del lugar donde se encontraban las horcas, se alza un convento de clausura fundado en 1903.

Parte de la misión de Tyburn Convent es guardar la memoria de los católicos que fueron ejecutados en ese lugar por causa de su fe. Además, en el convento se conservan numerosas reliquias, y hay un pequeño santuario dedicado a los mártires que dieron allí su vida por Cristo y su Iglesia.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad