Evangelización

Los mártires de Abitinia y santa Eulalia de Barcelona, testigos de la fe

La Iglesia celebra hoy a los 49 santos mártires de Abitinia o Abitina, actual Túnez, sorprendidos en la Eucaristía desafiando la prohibición imperial. Uno de ellos respondió antes de morir: “Sine dominico non possumus” (sin el domingo no podemos vivir). Barcelona conmemora a Santa Eulalia, virgen y mártir.  

Francisco Otamendi·12 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Tumba de Santa Eulalia en la catedral de Barcelona.

Tumba gótica de Santa Eulalia en la catedral de Barcelona, de Lupo di Francesco (Wikipedia Commons).

En la clausura del XXVI Congreso Eucarístico italiano en Bari (Italia), en mayo de 2005, Benedicto XVI recordó la escena. Era la fiesta del Corpus Christi. El Papa dijo: “Fue significativa, entre otras, la respuesta que un cierto Emérito dio al procónsul que le preguntaba por qué habían transgredido la severa orden del emperador. Respondió: “Sine dominico non possumus”; es decir, sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir”. 

Después de atroces torturas, san Saturnino y otros 48 mártires de Abitina, registrados con sus nombres en el Martirologio Romano, fueron asesinados. “Así, con la efusión de la sangre, confirmaron su fe. Murieron, pero vencieron; ahora los recordamos en la gloria de Cristo resucitado. Sobre la experiencia de los mártires de Abitina debemos reflexionar también nosotros, cristianos del siglo XXI”, sugirió el Papa Benedicto.

“Necesitamos este pan para afrontar la fatiga y el cansancio del viaje. El domingo, día del Señor, es la ocasión propicia para sacar fuerzas de él, que es el Señor de la vida”, prosiguió el Papa. “Participar en la celebración dominical, alimentarse del Pan eucarístico y experimentar la comunión de los hermanos y las hermanas en Cristo, es una necesidad para el cristiano”.

Santa Eulalia era una joven cristiana del siglo IV que vivía en Barcelona, y no renunció a su fe durante las persecuciones del emperador Diocleciano. Como consecuencia de ello, fue sometida a fuertes torturas y está enterrada en la cripta de la catedral, dedicada a la Santa Cruz y a Santa Eulalia, que es copatrona de la ciudad. Por otra parte, la fiesta de la Virgen de la Merced, patrona de la diócesis de Barcelona, se celebra el 24 de septiembre.

El autorFrancisco Otamendi

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