Evangelización

Marcelo Câmara, el joven brasileño camino de los altares

Marcelo Câmara es un joven supernumerario del Opus Dei que murió en Brasil en 2008. Si bien su valentía frente al cáncer llamó la atención de quienes estuvieron junto a él, lo que más resalta de su vida es su fidelidad a Dios y su compromiso con el Evangelio.

Paloma López Campos·12 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos
Marcelo Câmara

Marcelo Câmara, siervo de Dios (Organización Marcelo Câmara)

El Jueves Santo de 2008 falleció Marcelo Câmara, un joven de 28 años nacido en Florianópolis (Brasil). Este supernumerario del Opus Dei tenía tan solo 25 años cuando le diagnosticaron un cáncer. A pesar del tratamiento agresivo al que le sometieron los médicos, no perdió la alegría.

Sin embargo, Marcelinho, como le conocían sus seres queridos, no es ejemplar únicamente por la valentía que mostró, sino por su extraordinaria fidelidad. El joven brasileño estaba muy comprometido con sus amistades y con Dios, con sus estudios de Derecho y, posteriormente, con su ejercicio profesional como fiscal. Tras convertirse en un grupo del Movimiento Emaús, su vida cambió por completo y ayudó también a muchos de sus amigos a acercarse a Cristo. Él mismo siguió dando pasos y dos años antes de fallecer pidió la admisión en el Opus Dei.

Vitor Galdino Feller, vicario general de la archidiócesis de Florianópolis y postulador de la causa de beatificación, resalta todos estos aspectos de la vida del joven jurista. El padre Vitor es también profesor de teología en la Facultad Católica de Santa Catarina y en el Instituto Teológico de Santa Caterina. Además, es el director espiritual del Movimiento Emaús de Florianópolis. En esta entrevista habla sobre Marcelo Câmara, el ejemplo que es para los jóvenes católicos y el proceso de beatificación que se está siguiendo.

¿Qué palabras describen la vida de Marcelo Câmara?

– Diré que una palabra lo dice todo, la palabra que siempre me viene a la mente cuando pienso en él: fidelidad. Desde su conversión, se mantuvo fiel a su amistad con Cristo. Fue fiel a su programa diario de oraciones, asistencia a Misa y visitas al Santísimo Sacramento. También fue fiel a sus estudios y enseñanzas serias y a su compromiso de superar su enfermedad. Y cuando se dio cuenta de que estaba llegando al final de su vida terrena, fue fiel a entregarlo todo y a todos al Señor de su vida.

Fue un joven que marcó su breve vida por su fidelidad a la relación con Dios y con las personas que le rodeaban, por su fidelidad a los compromisos adquiridos y por las pequeñas y sencillas actitudes que desarrollaron su camino de santidad.

¿Qué es lo que más atrae a la gente cuando escucha la historia de Marcelo?

– La sencillez de su vida, la constatación de que es posible ser santo en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, la empatía que se crea entre él y los jóvenes, pero también los adultos, que llegan a venerarlo como alguien cercano e íntimo, la belleza de su sonrisa, la expresión contagiosa de su alegría, su capacidad de congregar diferentes expresiones de la vida eclesial (Movimiento Emaús, Opus Dei, Parroquia de Sagrado Corazón de Jesús, en Ingleses) en relación con su vida académica (como estudiante y profesor en el área del Derecho) y profesional (como fiscal del Estado).

Me encanta la profundidad de su pensamiento sobre la Doctrina Social de la Iglesia, en temas como capitalismo y socialismo, derecho ambiental y ecología, derechos sociales, derechos del consumidor y cuerpos intermedios en la sociedad civil. Un contenido muy interesante y que invita a la reflexión en esta época de extremismos en la que el pensamiento social cristiano es desconocido (o nos empeñamos en que lo sea).

¿Qué impacto tuvieron en Marcelo el retiro del movimiento Emaús y su encuentro con el Opus Dei?

– El propio Marcelo repitió que fue en una reunión del Movimiento Emaús, escuchando una charla sobre “Jesucristo, Hijo de Dios Vivo”, cuando se convirtió y decidió entregar su vida a la causa de Cristo y del Evangelio.

Pasó a frecuentar regularmente a un grupo de jóvenes del Movimiento y a colaborar con charlas y testimonios en las diversas reuniones de formación doctrinal. Desde su conversión, permaneció en el Movimiento Emaús hasta el final de su vida. Se convirtió en un apóstol de la evangelización de los jóvenes.

Fue allí donde conoció el Opus Dei. Sin dejar el Movimiento Emaús, comenzó a participar en el Opus Dei, en el que estuvo implicado los últimos cuatro años de su vida.

¿Cuál fue la reacción de Marcelo ante el diagnóstico de su enfermedad y qué nos muestra esto sobre él?

– Desde el principio, se comprometió seria y serenamente con el tratamiento para curarse. Sufrió las penurias de los exámenes médicos, los ingresos hospitalarios, los viajes en busca de mejores recursos, todo ello agravado por la constatación de que se debilitaba físicamente. Esto revela el amor que sentía por la vida y el deseo de poder vivir más tiempo para servir y amar más.

Al final, en sus últimos meses, consciente de que su enfermedad era terminal, tomó la firme decisión de morir bien. Quiso expresar la misma fidelidad que le había acompañado en vida en su manera de morir: entregándose en manos de Dios, fortaleciéndose con la lectura de la Palabra de Dios y los sacramentos, sufriendo en comunión con la pasión de Cristo, despidiéndose y consolando a sus familiares y amigos.

No llegué a conocerle personalmente, pero leyendo su biografía y el testimonio de sus amigos, creo que vivió y murió como su amigo Jesucristo, que “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”.

¿Qué mensaje transmite la vida de Marcelo Câmara a los jóvenes católicos de hoy?

– Que es posible ser santo como joven de nuestro tiempo. En una edad en la que afloran mil dudas sobre la vida, el futuro, la familia, el noviazgo o la sexualidad, Marcelo vivió su juventud con fidelidad y alegría.

La suya no fue una santidad íntima, devocional y melosa, como se publicita actualmente en las expresiones de la Iglesia y en las redes sociales, una santidad que en realidad es falsa. Sino que era una santidad comprometida, encarnada, abierta y dialogante. Era una santidad activa que salía al encuentro de los demás, que salía a evangelizar, que creaba comunión y animaba a la misión, que promovía conversiones de personas, que apuntaba a transformaciones en las relaciones interpersonales, comunitarias y sociales. En definitiva, la santidad de un joven normal.

En esta época de tantas crisis interminables, Marcelo emprendió su camino de santidad, siendo un joven actual y moderno, pero marcando la diferencia y posicionándose en contra de lo que no correspondía al seguimiento de Cristo.

¿Qué medidas se han tomado y están previstas para su causa de beatificación?

– La causa de su beatificación comenzó a pensarse de manera más articulada en 2016-2017. Preguntado sobre la conveniencia de iniciar la causa, nuestro arzobispo, monseñor Wilson Jönck, sugirió que se escribiera primero la biografía de Marcelo, para darlo a conocer al pueblo cristiano en general y expandir su fama de santidad. La biografía, escrita por Maria Zoê Bellani Lyra Espindola, fue lanzada en marzo de 2018 con motivo del décimo aniversario de su muerte. Mientras tanto, el número de personas interesadas en la causa ha crecido.

En octubre de 2018, se creó la Asociación Marcelo Henrique Câmara. Esta asumió la promoción de la causa y envió la solicitud de apertura de la causa de beatificación al arzobispo en noviembre del mismo año. El arzobispo Wilson consultó a los obispos de las diócesis de Santa Catarina, que apoyaron la iniciativa, y también a la Santa Sede, que con su «nihil obstat» hizo posible el uso del título Siervo de Dios al referirse a Marcelo.

En marzo de 2020, se constituyó el Tribunal Diocesano para iniciar la fase diocesana de la causa de beatificación. Los restos de Marcelo fueron trasladados a una tumba propia dentro del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio de Ingleses, en el norte de la isla de Santa Catarina, para facilitar la devoción del pueblo al nuevo Siervo de Dios. Este tribunal recibió el encargo de:

a) recoger el testimonio de unos 50 testigos (familiares, amigos de la adolescencia, miembros de Emaús y del Opus Dei, feligreses, profesores universitarios, fiscales y personal médico) sobre la vivencia heroica de las virtudes cristianas;

b) remitir la colección de materiales relacionados con el Siervo de Dios (certificados de los sacramentos de iniciación cristiana, boletines de notas, diploma universitario, copias de la tesis de licenciatura y de la disertación de maestría, transcripciones de conferencias, correos electrónicos, cartas, los resultados de los exámenes realizados con vistas a convertirse en fiscal y los historiales médicos);

c) pedir a dos teólogos que analizaran teológica y doctrinalmente los escritos de Marcelo (artículos en revistas científicas, tesis de licenciatura y tesinas de máster).

¿Cuál fue el trabajo de la Asociación Marcelo Henrique Câmara en el proceso?

La Asociación Marcelo Henrique Câmara, al mismo tiempo que se dedicaba a responder a las peticiones del Tribunal Diocesano, trabajaba en dos frentes:

a) divulgar la historia de Marcelo y la causa de su beatificación;

b) recaudar fondos económicos para mantener y llevar adelante el proceso.

Una vez preparada la fase diocesana, en abril de este año se constituyó el Tribunal para el Cierre de la Causa. En esa ocasión, el arzobispo Wilson selló la caja con toda la documentación recogida con su sello arzobispal, para ser enviada al Dicasterio para las Causas de los Santos en Roma. En esa ocasión, con el placet del arzobispo, la Asociación eligió y nombró postulador para la fase romana a D. Paolo Vilotta.

¿Qué viene después de esto?

– A partir de los testimonios y datos recogidos, el postulador romano redacta la “Positio”, una especie de biografía con argumentos que apoyan y realzan la beatificación y posterior canonización. Una vez aprobada esta “Positio” por un consejo de cardenales y obispos, el Papa la confirma y declara Venerable al Siervo de Dios. Mientras tanto, se espera que se produzca un milagro que confirme la santidad de Marcelo. Este milagro deberá ser estudiado por una comisión de médicos, científicos y teólogos de la diócesis donde se produzca.

Si se declara un hecho inexplicable por la ciencia, una curación inmediata y completa, el milagro es estudiado más a fondo por un concilio de cardenales y obispos. Si es aprobado, el Papa lo confirma y declara beato al venerable, fijando una fecha para la beatificación. Lo mismo ocurre con el milagro con vistas a la canonización, cuando el Papa declara santa a la persona.

¿Qué se puede hacer durante este proceso para apoyar la causa de beatificación de Marcelo?

– Todo lo que tenemos por delante puede llevar años. En primer lugar, por la intensa actividad del Dicasterio para las Causas de los Santos, que afortunadamente tiene muchas causas que analizar. Y, sobre todo, porque estamos esperando que se realice un milagro para la beatificación y, después, otro milagro para la canonización. En este sentido, nuestra misión ahora es:

a) rezar por el éxito de la causa;

b) colaborar económicamente para sufragar todos los gastos (servicios de diversas personas que se implicarán en la causa: redacción y posterior análisis de la Positio, análisis científico de los milagros, viajes, transcripciones, traducciones);

c) pedir gracias y milagros a Dios por intercesión de Marcelo;

d) sobre todo, inspirarnos en Marcelo e imitar sus ejemplos en nuestro camino de santidad.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica