2018 fue un año clave en la vida de Daniela Mazzone. Esta joven neoyorkina, de ascendencia dominicana, conoció en esas fechas al matrimonio compuesto por Mary-Rose y Ryan Verret, quienes años atrás habían comenzado el proyecto Witness to Love, un método de pastoral prematromonial y familiar en el que los novios son acompañados por un matromonio sólido -mentores-, con los que se establece una relación de confianza y amistad que les lleva a un compromiso real con la Iglesia y a una mayor participación en las comunidades parroquiales. Una manera novedosa de transformar los programas de preparación matrimonial en fuentes de discipulado matrimonial dinámico.
Además del programa base de preparación prematrimonial, Witness to Love desarrolla otros proyectos de pastoral matrimonial. Entre ellos destaca lo que ellos llaman el camino de Convalidación: un acompañamiento dirigido a formar a parejas casadas por lo civil o con años de unión libre, para la recepción del Sacramento del matrimonio.
Mazzone apunta algunas de las características que, a su juicio, tiene la población hispana que acude, en gran medida, a este proyecto de Testimonio de Amor, la línea en español de Witness to Love: “Las personas hispanas que vienen a casarse por la Iglesia en verdad tienen ese deseo de recibir el Sacramento. Muchas veces es porque quieren poder participar en la Eucaristía y por eso quieren regularizar su matrimonio, Pero, aún así, veo que muchas veces las parroquias y las diócesis no les dan formación adecuada a las parejas que vienen a convalidar el matrimonio. Muchas veces dicen: ‘Llevan quince años juntos, ya no necesitan mucha preparación’, y hacen tal vez una boda en grupo y no le dan mucho apoyo, porque piensan que ya tienen la experiencia. Pero muchas veces estas parejas, aunque sí desean la Eucaristía, no han solucionado las dificultades que les llevaron a casarse por el civil.
En algunos países en Latinoamérica se requiere una boda civil antes de la boda religios. Muchas veces se casan por lo civil y luego emigran a los Estados Unidos y nunca tuvieron la gran boda por la Iglesia. Frecuentemente tienen sus familiares lejos y eso se traslada a una falta de apoyo, porque quieren regularizar su matrimonio, pero no tienen sus familiares, no tienen a quién acudir cuando vengan las dificultades. En este punto, el aspecto de asesoramiento y acompañamiento de Testimonio de Amor es muy valioso, porque a los hispanos nos parece más natural estar en comunidad. Creo que es una dinámica muy bonita para nuestra población y que funciona muy bien a nivel parroquial”.
Sanar las heridas y construir un matrimonio cristiano
Uno de los aspectos que más se cuidan desde el programa de Testimonio de Amor / Witness to Love, es la implicación de las parejas en la vida parroquial, de manera natural. Desde Testimonio de Amor, como recuerda Daniela, “les pedimos a las parejas que elijan a sus propios mentores que tengan por lo menos cinco años de casados por la Iglesia, que sean alguien que ambos admiren, y que ellos estén practicando la fe”. En no pocas ocasiones, las parejas no encuentran matrimonios que cumplan estas caracteristicas entre sus compatriotas. “En estos casos”, aclara Daniela, “muchas parroquias tienen lo que llamamos mentores modelo, personas que la parroquia sabe que están practicando su fe, casados por la Iglesia y comprometidos con la evangelización. Las parejas eligen, entonces, a alguno de estos matrimonios como sus mentores y, en esta dinámica, muchas veces ellos se abren más a la posibilidad de interactuar con personas de diferentes culturas porque ven en ellos algo diferente”.
Esta apertura evita la guetización en las propias comunidades parroquiales y crea comunidades interculturales. Las parejas que se preparan para el Sacramento del matrimonio, destaca Daniela, “ven algo diferente en ellos y admiran su matrimonio. Eso da la oportunidad de crear esa comunidad que tal vez no tengan y crear ese apoyo que todo matrimonio necesita”.
En este sentido, como apunta Mazzone, la vivencia común es también clave en las parejas que realizan el Camino de Convalidación: “Aún con la mejor formación, si el cursillo es de una semana, si no estás conectado con una relación, si no has experimentado una vida matrimonial sana de otra pareja, esas palabras caen en oídos sordos, porque necesitamos esa experiencia vivida. Con frecuencia se nos olvida que el sacramento del matrimonio no es solamente algo que recibe la pareja en el día de la boda. El sacramento del matrimonio es un vehículo donde nosotros experimentamos el amor de Dios a través del amor de la pareja. También los mentores viven más plenamente su sacramento, al ser esa imagen del amor de Dios, al compartir su amor con los demás se va renovando ese sacramento y esa gracia. No es solamente yo te amo a ti y tú me amas a mí. Es algo que está hecho para compartir con los demás”.
En este compartir, Mazzone subraya cómo muchos de los hispanos que participan en este proyecto “vienen con diferentes heridas y situaciones. Por eso, elegir a sus propios mentores es tan importante. Si una persona tiene un historial de emigración, puede elegir a alguien que tenga una experiencia similar, y se sienten más cómodos al hablar sobre esa experiencia de ser inmigrantes, o cómo se sienten al venir a una parroquia en la que quizás, sólo tengan una misa en español, con un sacerdote anglo que ha aprendido la lengua, pero tal vez no se sientan cómodos teniendo conversaciones con él, incluso en la Confesión, tal vez no les pueda dar el asesoramiento y apoyo que necesitan… Esos son temas que obviamente hablan en las sesiones, especialmente en el capítulo dedicado a crear la comunidad y que aborda cómo establecer una familia, una comunidad, cómo van a usar el tiempo libre, cómo van a servir a su parroquia…”
Un capítulo muy importante para las familias hispanas que vienen al Camino de Convalidación en Testimonio de Amor es el abordaje del pasado, las familias de origen, e incluso las relaciones pasadas. Como apunta Mazzone, “es muy común que vengan con hijos de otra relación. Puede haber heridas que hay que trabajar, y si eligen unos mentores que tengan una experiencia similar, se hace mucho más fácil poder abrirse sin sentir que están siendo juzgados por haber tenido un pasado. Creo que esos temas son importantes para cualquier pareja, pero específicamente para la población hispana, son temas que surgen a través del acompañamiento”.
Ayuda a matrimonios… y a sacerdotes
El proyecto de Testimonio de Amor no sólo está revitalizando las parroquias en las que se lleva a cabo, sino que resulta una ayuda inestimable para los sacerdotes de estas comunidades. Daniela afirma que “como hay pocos sacerdotes para cada parroquia, están muy aislados, viven muchas veces solos”.
Mazzone recuerda una anécdota relacionada con este tema: “Tuvimos un sacerdote que estaba teniendo una crisis en su vocación, quería dejar el sacerdocio porque se sentía muy solo. Había intentado llevar a cabo diversas inciativas pero no funcionaban; poco después lo trasladaron a una parroquia donde estaban usando Testimonio de Amor.
Parte de nuestro programa es que, en la quinta reunión, para el programa tradicional, o para la tercera reunión, en el programa de convalidación, se invita al sacerdote o diácono al hogar de los mentores para tratar el tema de la teología del matrimonio y de la gracia sacramental. Para el sacerdote fue muy impactante acudir al hogar de los mentores y tener estas conversaciones con ellos sobre la Teología del matrimonio. Compartió su propio testimonio de cómo llegó a discernir el sacerdocio, comparando el sacerdocio con el matrimonio, etc. Tuvo una experiencia de comunidad con las familias, viendo su día a día, comiendo comida hecha en casa y no de una lata… Para él, esta experiencia fue la respuesta a su oración, a su crisis. Poder tener relaciones humanas con familias, que no es solamente agradecerles por la función, por su trabajo, sino poder tener esa relación de persona a persona que les lleva a ellos a descubrir nuevamente su vocación”.