Educación

Carlos Esteban: «La labor educativa de la Iglesia merece ser compartida con la sociedad»

Carlos Esteban Garcés es profesor titular de Pedagogía de la Religión en el Centro Universitario La Salle y en el Instituto Pontificio San Pío X. En esta entrevista, nos habla del congreso "La Iglesia en la Educación", que culminará el próximo 24 de febrero de 2024.

Loreto Rios·29 de diciembre de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Carlos Esteban Garcés es profesor titular de Pedagogía de la Religión en el Centro Universitario La Salle y en el Instituto Pontificio San Pío X, además de responsable de formación del profesorado en la archidiócesis de Madrid. Dirige el Observatorio de la Religión en la Escuela. Ha publicado varios libros y numerosos artículos sobre la presencia de la religión en el sistema educativo, y este año ha publicado su último trabajo: «La ERE en la LOMLOE», una obra de cuatro libros sobre el nuevo currículo de Religión y las claves de su programación didáctica.

Además, colabora con la Comisión Episcopal de Educación en la organización del congreso “La Iglesia en la Educación”, una iniciativa de la Conferencia Episcopal Española que culminará el próximo 24 de febrero de 2024 de la que nos habla en esta entrevista.

¿Podría explicarnos la propuesta del congreso de educación que la Iglesia va a celebrar en 2024?

El congreso “La Iglesia en la Educación” es una iniciativa de la Conferencia Episcopal Española aprobada en su Asamblea Plenaria de 2023. Los objetivos esenciales del congreso son cuatro: en primer lugar, convocar a todos los actores, personas e instituciones, implicados en la educación católica en sus diversos ámbitos para fortalecer la comunión y el caminar conjunto; en segundo lugar, valorar el impacto social y cultural de los diversos proyectos educativos de la Iglesia y su servicio al bien común; en tercer lugar, el congreso se propone reconocer los desafíos que el momento presente plantea a la educación católica; finalmente, se quiere celebrar la presencia y compromiso eclesial en la educación renovándola desde la permanente novedad del Evangelio.

El congreso parece haberse iniciado antes de esa fecha de febrero de 2024.

Así es, el congreso se ha planteado como un itinerario de participación que comenzó en octubre de 2023 y se prolonga desde entonces hasta febrero, que se culminará con la sesión final del 24 de febrero.

En su primera fase se han celebrado nueve paneles de experiencia, uno por cada ámbito en los que la Iglesia hace presente su misión educativa. En cada uno de esos paneles se han compartido buenas prácticas de cada uno de esos escenarios. Han sido 78 experiencias las que se han compartido en los paneles, cuyos vídeos se pueden ver en la web del congreso; también se pueden leer los textos de todas las experiencias presentadas. Además, estamos en una segunda fase de participación abierta en la que todos podemos participar, tanto a nivel personal como institucional, presentando otras experienciasy proyectos educativos, también compartiendo la reflexión a través de los cuestionarios que se proponen en cada uno de los ámbitos. En la web aparecen pestañas donde se puede compartir la experiencia y la reflexión.

Con todas las aportaciones del proceso de participación se prepara la celebración de la sesión final del congreso, el sábado 24 de febrero de 2024, en Madrid, ahí viviremos un encuentro en el que podamos lograr los objetivos del congreso de convocarnos, caminar juntos, valorar el trabajo realizado, y renovar nuestra misión eclesial en la educación.

¿Cuáles son las conclusiones más relevantes de los paneles y cómo va la participación hasta ahora?

Las sesiones celebradas han respondido a los objetivos previstos de facilitar el intercambio de experiencia, la creación de redes de colaboración entre los participantes y de visibilizar presencias de la Iglesia en muchos ámbitos sociales y culturales que pasan muy desapercibidos habitualmente.

Creo que la presencia de la Iglesia en colegios y universidades, o a través de los profesores de Religión, es más conocida; pero hay otras presencias que no son tan conocidas en la sociedad, incluso en nuestros entornos eclesiales. Te puedo comentar algunos ejemplos de lo que apenas se conoce y que los paneles han puesto de manifiesto: el panel celebrado en Valencia visibilizó, además de los proyectos presentados, que son casi 400 los centros de educación especial de la Iglesia que atienden a más de 11.000 alumnos con diversas discapacidades. Otro panel, celebrado en Barcelona, visibilizó cómo la Iglesia también está presente en el ámbito de la educación no formal, entre otros proyectos, con su red de escuelas de segunda oportunidad que conocimos de la mano de La Salle. También se presentaron algunas experiencias que representaban a una enorme cantidad de proyectos de tiempo libre que desde las parroquias, movimientos y colegios acompañan el tiempo libre de miles de niños y jóvenes. Y permíteme otro último ejemplo: la educación transformadora y la inclusión, la promoción de la justicia está presente en otros muchos proyectos, entre ellos los más de 370 centros de la Iglesia que cuidan a menores cuya tutela no es posible en sus familias de origen. Estos menores son casi 50.000

¿Qué puede aportar el congreso a la sociedad?

Creo que la enorme labor educativa de la Iglesia, en los muy diversos ámbitos en los que se desarrolla, merece ser compartida con toda la sociedad. El congreso podría contribuir a visibilizar esta presencia que se realiza precisamente como contribución al bien común. De hecho, la dimensión económica de esta presencia pertenece al denominado tercer sector, y su contribución social es evidente, porque todos sus proyectos están al servicio de la promoción humana y la inclusión. El congreso debe contribuir a avanzar en la percepción cultural de que la educación es un bien público, en el que la presencia del Estado es imprescindible, pero que no tiene por qué monopolizar toda su gestión; las conclusiones del congreso pueden valorar en mejor medida la también imprescindible aportación de la sociedad civil; y la cooperación entre los actores debería tener en cuenta el principio de subsidiariedad.

Para concluir, ¿cuáles son las razones por las que recomienda asistir al congreso?

He tenido el privilegio de asistir presencialmente a la celebración de todos los paneles de buenas prácticas de octubre y ha sido muy edificante. Conocer los protagonistas de las experiencias que se comparten y vivir las sinergias que se generan es una riqueza que enseguida se transforma en renovación de la motivación y compromiso para seguir trabajando. No tengo dudas de que participar en el congreso será una experiencia muy edificante para todos y que dará frutos a nivel personal e institucional. Estoy convencido que generará redes de trabajo entre las personas y los proyectos, renovará nuestra pasión por la educación y la humanización. Creo que la Iglesia saldrá fortalecida en el ejercicio de su misión educativa, todos seremos más corresponsables de ello, y confirmaremos nuestra fe en ello.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad