Ecología integral

“La primera ecología es cuidar de los más débiles”, señalan las religiones

Representantes de las principales religiones en España coincidieron en que “en el cuidado de la creación, lo primero es cuidar de las personas, los más débiles, pobres, refugiados, perseguidos, embriones humanos”. El anfitrión fue el cardenal Juan José Omella, en la Fundación Pablo VI.

Rafael Miner·14 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Bajo el título “COP 26: el compromiso de las religiones con el cambio climático”, líderes de las principales religiones en España reflexionaron ayer sobre el cuidado de la Casa Común, la creación, y el cambio climático, con el referente de la reciente cumbre COP26 celebrada en noviembre en Glasgow. Las palabras del Papa Francisco en octubre de este año a los líderes religiosos, para comprometerse en la sostenibilidad medioambiental y en la lucha contra la pobreza generada por emergencias medioambientales, fueron una referencia del encuentro.

Convocados por la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana de la Conferencia Episcopal Española (CEE), intervinieron en el encuentro el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE; el P. Archimandrita Demetrio, del Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal; Mohamed Ajana, de la Comisión Islámica de España; Moshe Bendahan, de la Comunidad Judía de España y Alfredo Abad, de la Iglesia Evangélica Española. El coloquio en la Fundación Pablo VI fue moderado por María Ángeles Fernández, directora de Últimas preguntas (TVE) y del programa Frontera (RNE).

“¿Somos humanos? ¿Somos hermanos?”

En el contexto de los temas planteados por la moderadora, hubo un momento en el que el cardenal Omella recordó el tiempo pasado en África, y se refirió a que “tenemos que tomar conciencia de las personas que salen huyendo de su país” por la pobreza, guerras ideológicas, persecución, cambio climático y desastres”, y afrontar “un compromiso global de todos”, evitando la “falta de solidaridad”. “¿Somos humanos?. ¿Somos hermanos?”, se preguntó ante el auditorio y las numerosas personas que siguieron el encuentro por la red.

Poco más tarde, el P. Demetrio, del Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal, subrayó en la misma línea que “en el cuidado de la creación, lo primero son las personas, indefensas, los más débiles, refugiados, pobres, perseguidos, el embrión humano. Los que están en estado terminal. Todos son parte de la creación, obra de Dios. La ecología es una dimensión de la fe”. Antes se había referido a que el hombre se ha convertido en un depredador del cosmos, en lugar del jardinero del Edén”.

El cardenal Omella recordó en esta línea la encíclica ‘Fratelli tutti’, del Papa Francisco, para apelar a la fraternidad humana, y a que somos colaboradores de Dios en la creación. El representante musulmán, Mohamed Ajana, se había referido también a “la persona”, a los “actos de adoración”, y a “poblar la tierra”, evitando “el individualismo”.

En paralelo, Moshe Bendahan, de la Comunidad Judía de España, subrayaba que “nuestros hijos nos están enseñando a vivir la fraternidad, a través del deporte, por ejemplo. “A mayor fraternidad, mayor solidaridad”, añadió. En sus intervenciones, apeló en varias ocasiones a la tarea educativa. “La educación es la base. Educar, para sacar el potencial que está dentro de nosotros, aflorar el potencial que tiene el ser humano”.

Por su parte, Alfredo Abad, de la Iglesia Evangélica Española, se refirió, entre otros argumentos, al término “Iglesias verdes”, en el marco de una dinámica de toma de conciencia. Hay un modelo de ser persona que es la perfección, y hay que romper ese modelo, respetando la dignidad de todos los seres humanos, manifestó.

El portavoz evangélico recordó un libro de Miguel Pajares, ‘Refugiados climáticos’, y mencionó que la movilidad humana afecta a decenas de millones de personas, pero en 2050, los refugiados por causa climática pueden situarse ente los 250 y los mil millones de personas.

El 0,7 por ciento del PIB

En un momento dado, el cardenal Juan José Omella señaló: ¿Cuántos años hace que el 0,7 por ciento del Producto Interior Brutos (PIB) se iba a destinar a los países más pobres? ¿Cuántos lo han hecho? Sin embargo, el presidente de la Conferencia Episcopal, tras felicitar a los jóvenes por su compromiso en el cuidado de la Casa Común, y también a organismos como Manos Unidas, Cáritas o Justicia y Paz, no eludió la autocrítica.

 La religión es un instrumento para cuidar la creación. Está en la base de la fe cristiana, “pero quizá en nuestras catequesis y en los trabajos pastorales no lo hemos cultivado o enseñado suficientemente”., afirmó. “En estos momentos hemos tomado más conciencia sobre la necesidad de cuidar la creación, que es un regalo de Dios, y nos ha llamado la atención el mimo Papa; ojo, que nos estamos jugando mucho para las generaciones futuras.

“Sólo pongo un ejemplo: el mismo canto de san Francisco de Asís”, señaló el cardenal.  “El hermano universal, global, que tiene ese cántico tan bello de las criaturas, y que ha dado pie a esa encíclica que el Papa ha escrito para el cuidado de la creación, que tiene un sentido amplio, no sólo de las cosas materiales y los animales, sino también el ser humano como centro de la creación”.

Equilibrio entre creación y desarrollo humano

Algunos otros aspectos de fondo incluyeron reflexiones sobre la fundamentación teológica, combinados con aspectos prácticos de mejora, en el marco de una coincidencia general: la religión como factor de compromiso social y de trabajo por el bien común, como señaló la moderadora María A. Fernández.

“Dios es el creador de todas las cosas, también del hombre. […] La ecología no es la vuelta a la naturaleza salvaje, sino al equilibrio entre la creación y el desarrollo humano”. Es verdad que todo es obra de Dios, pero dentro de esa creación hay unos niveles de responsabilidad también. El culmen de todas las cosas creadas es el hombre, y todas las cosas creadas lo son para que el hombre viva en la tierra, y cuide de lo más débil”, señaló el archimandrita ortodoxo, P: Demetrio.

El portavoz islámico, Mohamed Ajana, subrayó, tras los principios generales, que “Dios, en la creación, puso la tierra y los recursos naturales al servicio del hombre, pero el hombre debe hacer el esfuerzo de cuidarla y protegerla. Y las leyes por sí solas no consiguen ese efecto. Hace falta el compromiso social, una ética, para que se llegue a algún efecto. El papel de las religiones debe ser, puede ser, hacer más pedagogía y concretar qué puede hacer cada uno”.

Responsabilidad del ser humano

El gran Rabino Moshe Bendahan, leyó un comentario rabínico relativo al versículo del Génesis que habla de que “Dios puso al hombre para trabajar y cuidar el Edén”. El comentario es: “En el momento en que Dios creó al hombre, lo puso frente a todos los árboles del jardín, y le dijo: ‘observa mi creación, cuán bello y agradable son, y todo lo que hice por ti. Ten cuidado de no dañar mi mundo, ya que si lo alteras, no hay quien lo pueda componer. Aquí vemos un poco el espíritu, la responsabilidad que el ser humano tiene sobre la creación”. Como bien se ha dicho, añadió el rabino Bendahan, “nosotros no somos los dueños del mundo; tenemos el compromiso de cuidarlo y guardarlo”.

Alfredo Abad, líder evangélico, citó dos elementos que están, afirmó, “en Laudato si’, y tienen que ver con el cambio de modelo económico. El Eclesiastés dice: no acumules que no te va a ir bien. Y otro es el texto de Romanos 8, que señala: la creación entera gime a una con dolores de parto esperando la redención”. “Al secretario general de la Federación Luterana Mundial le gusta hablar de teología de la creación, sí, junto a teología de la Cruz. Hablamos de ‘justicia climática’. Es una responsabilidad recomponer esta situación”.

“Brotes verdes”

El cardenal Juan Juan José Omella señaló finalmente, “a modo de titular”, que “hace más ruido el árbol seco que se cae que los brotes verdes que salen”. A su juicio, “esos brotes verdes que se aprecian en este tema, gracias a todos, a las instituciones que están aquí, junto a la profundidad y espiritualidad de la que hablaba el gran Rabino, darán fruto”.

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