Evangelización

La fiabilidad del Nuevo Testamento en comparación con otros textos antiguos

La evidencia documental sobre la existencia de Jesús es significativamente más sólida que la de muchas figuras históricas aceptadas sin cuestionamiento. La comparación con textos clásicos muestra que el Nuevo Testamento cuenta con una base manuscrita excepcionalmente amplia y cercana a los eventos que narra.

Javier García Herrería·23 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
Biblia

Los documentos históricos se muestran muy favorables a la historicidad de la existencia de Jesús. La comparación con otros textos clásicos muestra que el Nuevo Testamento cuenta con una base documental significativamente más sólida que muchas de las obras filosóficas e históricas aceptadas sin cuestionamientos.

Según los datos recopilados, obras de figuras como Platón, Aristóteles y Julio César tienen un número reducido de copias manuscritas y una considerable brecha temporal entre su redacción original y las copias más antiguas disponibles. Por ejemplo, los escritos de Platón, fechados entre el 427 y el 347 a.C., tienen su copia más antigua en el 900 d.C., con un lapso de 1.200 años y solo siete copias conocidas. Aristóteles, cuya obra fue escrita entre 384 y 322 a.C., cuenta con una diferencia de 1.400 años respecto a su copia más antigua y apenas 49 copias.

En contraste, el Nuevo Testamento, compuesto entre los años 50 y 100 d.C., tiene manuscritos que datan del año 130 d.C., con un margen de separación de apenas 30 a 60 años, un tiempo insignificante en términos históricos. Además, cuenta con 5.600 copias, una cifra que supera con creces las de cualquier otro texto de la antigüedad.

Estos datos ponen en perspectiva la fiabilidad documental del Nuevo Testamento y cuestionan el doble rasero con el que se evalúa la historicidad de Jesús en comparación con otros personajes de la antigüedad. Mientras que figuras como Platón, Aristóteles o César son aceptadas sin mayor debate, el escepticismo hacia los relatos evangélicos parece responder más a prejuicios ideológicos que a criterios historiográficos sólidos.

AutorFecha de vida / escritoCopia más antiguaSeparación (años)Número de copias
Platón427-347 a.C.900 d.C.~1,2007
Aristóteles384-322 a.C.1100 d.C.~1,40049
Herodoto480-425 a.C.900 d.C.~1,3008
Demóstenes300 a.C.1100 d.C.~800200
Tucídides460-400 a.C.900 d.C.~1,3008
Eurípides480-406 a.C.1100 d.C.~1,3009
Julio César100-44 a.C.900 d.C.~1,00010
Homero900 a.C.400 d.C.~500643
Nuevo Testamento50-100 d.C.130 d.C.~30-605600
  • La última columna del recuadro hace referencia al número de copias manuscritas antiguas que han sobrevivido hasta hoy de cada obra. Estas copias incluyen papiros, códices y pergaminos transcritos a mano antes de la invención de la imprenta.

¿Un sesgo en la divulgación histórica?

El debate sobre la existencia de Jesús no es solo teológico, sino también historiográfico. A pesar de la evidencia documental que respalda los relatos del Nuevo Testamento, algunas corrientes de pensamiento insisten en negar su validez. Sin embargo, los registros históricos demuestran que la figura de Jesús está mejor documentada que muchas otras figuras cuya existencia no se cuestiona.

Este análisis invita a una reflexión más profunda sobre la forma en que se difunde la historia y los criterios que se aplican a distintos personajes del pasado. ¿Es razonable dudar de Jesús mientras se acepta sin reparos a figuras con menor respaldo documental? La respuesta, sin duda, seguirá generando debate.

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