Ha sido diácono en la Iglesia sueca, y ahora ha decidido hacerse católica. Me encuentro con Kerstin Ekbladh en la iglesia de Nuestro Salvador, donde será recibida en la Iglesia católica dentro de unas semanas.
Cuando llego a la iglesia, está fuera charlando con un ex colega suyo de la Iglesia sueca, que por casualidad pasaba por allí en ese momento. Parece un poco sorprendido por la decisión de Kerstin de convertirse en católica, pero le desea buena suerte.
¿Podría contarnos algo sobre usted? Dónde nació, en qué religión le educaron, cuándo se convirtió en diaconisa luterana, o si está casada o soltera.
—Nací en 1955 en Limhamn, Malmö, y soy hija única. Mis padres asistían a la iglesia una o dos veces al año, por ejemplo en Navidad y Pascua, pero no eran particularmente religiosos. Sin embargo, me dieron mucho apoyo y me hicieron sentir segura. Como resultado, no fui muy a menudo a la iglesia, aunque fui bautizada y confirmada en la Iglesia Sueca. Luego, más tarde, una compañera casada con un sacerdote en la Iglesia Sueca me invitó a cantar en el coro de la iglesia. Lo disfruté tanto que creo poder decir que canté para mí misma a través de la Iglesia, la liturgia y la fe.
Obtuve el título de profesora, pero luego trabajé durante 28 años en algo bastante diferente, Elverket, compañía nacional de electricidad. Pero alrededor del año 2000 se hicieron cambios en la compañía, y todos fuimos despedidos y tuvimos que buscar nuevos trabajos. En mi caso, finalmente comencé a enseñar en una escuela primaria cristiana en Malmö.
Un día, cuando estaba hablando con uno de nuestros sacerdotes, me sugirió que podía trabajar en la Iglesia Sueca. Me gustó la idea y me formé para convertirme en un församlingspedagog (educadora parroquial). Y unos años después, el 4 de septiembre de 2005, fui ordenada diácono (cuando sucedió, habían pasado exactamente 50 años desde mi bautismo).
Nunca he estado casada. En cierto sentido, se puede decir que he estado “casada” con la música y las canciones. Y siempre he tenido muchos amigos, tanto en el trabajo como fuera de él. Conozco a muchos católicos, y una de mis mejores amigas es una católica muy activa en la parroquia. Y cada vez que la acompañaba a los servicios católicos, siempre me sentía muy a gusto con la liturgia.
La mayoría de los suecos son luteranos. El obispo católico de Estocolmo, el cardenal Anders Arborelius, ha señalado en Palabra que el número de católicos en Suecia aumenta, debido a los inmigrantes y a las conversiones. ¿Qué es lo que le atrajo del catolicismo?
—Sí, estoy de acuerdo en que cada vez más personas se están convirtiendo a la Iglesia católica. Un sacerdote de la Iglesia Sueca que ha sido muy cercano a mi familia me dijo recientemente que todos sus hijos, sus cónyuges y sus nietos se habían hecho católicos.
mi caso, creo que puedo decir que he vivido el espíritu del catolicismo sin darme cuenta. Siempre me he sentido muy inspirada por la Madre Teresa de Calcuta.
Empecé a ir a sesiones de estudios bíblicos dirigidas por Björn Håkonsson (un diácono católico) en los años 90; en ese momento eso significaba viajar 80 kilómetros desde Malmö hasta Helsingborg, donde tenían lugar las clases. Ahora las clases se llevan a cabo aquí en Malmö.
Malmö (Suecia)