“La juventud por sí misma es una riqueza singular del hombre, de una muchacha o de un muchacho”, dijo san Juan Pablo en su carta apostólica “Dilecti Amici”, dirigida a los jóvenes de todo el mundo.
En 1985 el Papa polaco se dirigió a las generaciones de menor edad para recordarles su papel privilegiado en la Iglesia. “Vuestra juventud no es solo algo vuestro, algo personal o de una generación, sino algo que pertenece al conjunto de ese espacio que cada hombre recorre en el itinerario de su vida, y es a la vez ‘un bien especial de todos’. Un bien de la humanidad misma”.
San Juan Pablo II recordó que la juventud es un tesoro, “es la riqueza de descubrir y a la vez de programar, de elegir, de prever y de asumir como algo propio las primeras decisiones”. También “la pregunta sobre el sentido de la vida forma parte de la riqueza particular de la juventud”.
El Papa polaco también expresó que la juventud tiene que ser “crecimiento”, una “acumulación gradual de todo lo que es verdadero, bueno y bello”. Para lograrlo, dijo el Santo Padre, “es de enorme importancia el ‘contacto con el mundo visible, con la naturaleza’”.
Al final de su carta, el santo recordó que “la Iglesia mira a los jóvenes”. Y fue todavía más allá al afirmar que “la Iglesia de manera especial ‘se mira a sí misma en los jóvenes’”. Por lo que animó a todos a reconocer, cuidar y valorar esa responsabilidad.
Sin miedo a amar
Por su parte, el Papa Benedicto XVI también animó a los jóvenes a crecer, diciendo en un mensaje en 2027 que tienen que cultivar sus talentos “no solo para conquistar una posición social, sino también para ayudar a los demás ‘a crecer’”. Así lograrán ser en el mundo entero “testigos de la caridad”.
El Papa alemán invitó a los jóvenes a ser valientes, a “atreverse a amar, a no desear más que un amor fuerte y hermoso, capaz de hacer de toda vuestra vida un gozosa realización del don de vosotros mismos a Dios y a los hermanos, imitando a Aquel que, por medio del amor, ha vencido para siempre el odio y la muerte”. Para lograr ese amor, dijo Benedicto, es esencial “la ayuda indispensable de la gracia divina”. También indicó que “la gran escuela del amor es la Eucaristía”.
Juventud de esperanza
En los últimos años, el Papa Francisco se ha dirigido asimismo a los jóvenes en diversas ocasiones. En su mensaje para la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud quiso alentar la esperanza de las nuevas generaciones. Sin embargo, también admitió la complejidad de la situación actual en el mundo.
Es por eso por lo que con mucho cariño el Santo Padre dijo: “Queridos jóvenes, cuando las espesas nieblas del miedo, la duda y la opresión los rodeen, y no logren ver el sol, sigan el sendero de la oración”.
Francisco animó a los jóvenes a ser “antorchas de esperanza para los demás”. Pero para ello, señaló, la fe tiene que ser “concreta, apegada a la realidad y a las historias de los hermanos y las hermanas”.
Jóvenes iniciativas
Esta fe y esperanza “activas” de la juventud tiene miles de representaciones distintas dentro de la Iglesia católica. Las iniciativas de las nuevas generaciones para llevar la luz de Cristo al mundo se multiplican por todo el globo. Como no se pueden mencionar todas las existentes, aquí hay algunas iniciativas que la juventud de la Iglesia tiene en marcha:
-”Christ in the City”. Los universitarios y jóvenes profesionales salen a las calles en Estados Unidos para cuidar de las personas con pocos recursos. Su principal motivación es crear vínculos de amistad con quienes se encuentren sin hogar.
-”FOCUS”. Apostolado en las universidades por y para los jóvenes.
–Hakuna. El conocido grupo de jóvenes entusiasmados con su fe. Es ampliamente conocido por sus canciones.
Por supuesto, también están los cientos de jóvenes que comparten su fe en las redes sociales e internet para ayudar a otros católicos. Por ejemplo:
–El padre Casey. Un monje franciscano que sube vídeos a YouTube hablando sobre temas de la Iglesia católica, desde los más polémicos hasta los sencillos.
–Grilex. Un rapero famoso que habla de Dios en sus canciones.
–Katie Ascough. Una madre irlandesa joven que tiene una plataforma para la formación de católicos.
Parece que, de un modo u otro, la juventud de la Iglesia es consciente de su papel. Están sedientos de Dios y esa es su riqueza.