El 24 de marzo de 1944 hacia las 5.00 de la mañana en Markowa, cerca de Ucrania, gendarmes alemanes asesinaron a ocho judíos y a Józef Ulma, que los escondía, junto con su esposa Wiktoria, que estaba en el último mes de embarazo, y sus seis hijos.
Tras la decisión de Hitler de llevar a cabo la inhumana «solución final» de exterminio de todos los judíos, los Ulma, conscientes del riesgo y a pesar de sus estrecheces económicas, pero movidos por el mandamiento del amor y el ejemplo del Buen Samaritano ayudaron a los judíos.
Ya desde la segunda mitad de 1942 escondieron a Saul Goldman con sus cuatro hijos adultos, y también a Lea Didler y Gołda Grünfeld con su hija pequeña. Los Goldman eran vecinos de la casa familiar de Józef Ulma, que era conocido por su bondad hacia los judíos. Anteriormente, ayudó a otra familia judía a construir un escondite.
La familia Ulma también fue testigo de cómo en 1942, en la parcela vecina donde se enterraban los animales, los nazis fusilaron a 34 judíos de Markowa y alrededores. Entre los más de cuatro mil habitantes de Markowa, los Ulmas no fueron la única familia que escondió judíos. Al menos otros 20 judíos sobrevivieron a la ocupación en cinco casas de campesinos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial vivían en Markowa unos 120 judíos. En 1995, Wiktoria y Józef Ulma fueron honrados póstumamente con el título de Justos de las Naciones.
Józef Ulma nació el 2 de marzo de 1900 en Markowa, era el séptimo hijo de Marcin Ulma y Franciszka Kluz. Primero, completó cuatro clases de escuela primaria y luego, después del servicio militar, se graduó con premio final en la escuela agrícola de Pilzno. En 1935, Józef se casó con Wiktoria Niemczak, también de Markowa.
Wiktoria nació el 10 de diciembre de 1912. A los 6 años perdió a su madre. Estudió en una escuela pública en Markowa. También asistió a cursos en la Universidad Popular en la cercana Gać. Después de su matrimonio se dedicó a trabajar en casa y cuidar a los niños.
En los nueve años de matrimonio a la familia Ulma les nacieron seis hijos: Stanisława (nacida el 18 de julio de 1936), Barbara (nacida el 6 de octubre de 1937), Władysław (nacido el 5 de diciembre de 1938), Franciszek (nacido el 3 de abril de 1940), Antoni (nacido el 6 de junio de 1938, 1941) y María (nacida el 16 de septiembre de 1942). Los educaron en el espíritu de fe y amor cristianos, enseñándoles el amor al trabajo y el respeto por los demás. En la primavera de 1944, Wiktoria esperaba otro hijo.
Józef y Wiktoria eran agricultores de una pequeña finca de varias hectáreas de su propiedad, como es habitual en Polonia. Józef era un hombre extremadamente trabajador e inventivo. Además de cultivar hortalizas, también se dedicaba a la fruticultura, de la que era un activo promotor en el pueblo. Fundó los primeros huertos y un vivero de árboles frutales, donde demostraba técnicas de jardinería todas las semanas.
Ofreció de buena gana consejos y ayuda, transmitiendo sus conocimientos recién adquiridos a otros. Sabía de apicultura y mantenía un buen número de colmenas. Su innovación también se reveló en el hecho de que fue el primero en el pueblo en introducir electricidad en su casa, conectando una bombilla a un pequeño molino de viento construido a mano.
Józef tuvo mucha iniciativa social y participaba activamente en los asuntos de la comunidad local. Fue bibliotecario en el Club de Jóvenes Católicos, miembro activo de la Unión de Jóvenes Rurales de la República de Polonia «Wici». También dirigió la cooperativa láctea Marków y fue miembro de la cooperativa de salud en Markowa. Su mayor pasión fue la fotografía, una actividad que era extremadamente rara en los pueblos polacos de ese tiempo. Aprendió sobre fotografía de los libros. Wiktoria, por su parte, era actriz en el grupo de teatro aficionado de la Asociación de Jóvenes Rurales de la República de Polonia «Wici».
Józef y Wiktoria eran miembros activos de la parroquia de santa Dorotea en Markowa. Su vida de fe se basaba en los dos mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo. Ya en su adolescencia, Józef participó en las actividades de la Asociación de Misas de la Diócesis de Przemyśl. También fue miembro de la Asociación de Jóvenes Católicos. Como esposos, profundizaron su fe a través de la oración familiar y la participación en la vida sacramental de la Iglesia. Ambos pertenecían también a la Hermandad del Rosario Viviente. Para Józef y Wiktoria la vida cristiana de sus hijos era lo más importante. Les trasmitieron la fe viva en Cristo y el amor a todos sin excepciones.
En pocos minutos de la madrugada del 14 de marzo de 1944, 17 inocentes fueron asesinados. Józef y Wiktoria murieron a manos de gendarmes, acérrimos y despiadados guardianes del sistema nazi alemán.
Junto con ellos, también fueron fusilados sus hijos y los judíos a los que habían dado cobijo. El hijo por nacer de los Ulmas también murió.
Toda la familia Ulma son mártires, dieron un testimonio de vida cristiana hasta morir. No es fácil dar la vida por la fidelidad a la fe cristiana y al mandamiento evangélico del amor al prójimo, pero más difícil todavía es arriesgar y dar la vida de la propia familia por amor a Dios y al prójimo. Ellos lo consiguieron, con la gracia de Dios.