Familia

Jackie y Bobby Angel: «Las cosas no cambian porque te pongas un anillo en el dedo»

Bobby y Jackie Angel son un matrimonio católico estadounidense que trata en las redes sociales temas como el amor, la sexualidad, la familia y la oración. Tienen cinco hijos y mucha experiencia hablando sobre materias de interés para los católicos de todas las edades.

Paloma López Campos·6 de junio de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos
Matrimonio Jackie y Bobby

Jackie y Bobby Angel son un matrimonio, creadores de contenido católico en Internet (Foto cedida por Jackie y Bobby)

El matrimonio formado por Bobby y Jackie Angel trabaja y educa a sus cuatro hijos (el quinto está en camino) desde su casa. Desde hace años publican vídeos, audios y textos sobre la familia, la sexualidad, el matrimonio, etc., que llegan a miles de personas de todo el mundo.

Jackie durante una conferencia

Jackie y Bobby forman parte del equipo de “Ascension Presents”, uno de los canales de YouTube de temática católica más famosos de Estados Unidos. Además, tienen su propio podcast y un blog que actualizan con frecuencia.

No tienen miedo de hablar sobre las materias complejas relacionadas con la Teología del Cuerpo o la educación de los hijos, y hablan sin tapujos sobre su relación con Dios o la sexualidad, porque “ lo lógico es preparar a la gente para lo que ocurre durante el matrimonio y el sexo, pero en nuestra sociedad individualista no lo hacemos”.

En esta entrevista con Omnes hablan de estos y otros temas, como la conciliación, el perdón, el amor de Dios y la Teología del Cuerpo.

¿Cómo encontráis equilibrio entre el matrimonio, el trabajo y la vida familiar?

[Jackie]: Ahora es más fácil, porque somos autónomos. Antes Bobby trabajaba como profesor, por lo que tenía el horario del colegio mientras yo viajaba por trabajo. Además, los dos trabajábamos para Word on Fire, yo a jornada parcial y Bobby a jornada completa. Pero ahora es más fácil porque los dos estamos siempre en casa. Nuestros hijos hacen “homeschooling”, están en casa todo el día, no van al colegio ocho horas. Y el hecho de que los dos trabajemos desde casa hace que los niños estén con nosotros todo el día. Es una situación muy particular.

Si Bobby tiene que escribir o trabajar, me encargo de los niños. Y si estamos viajando, siempre viene alguien a estar con ellos, ya sean nuestros padres, algún primo… Tenemos gente que nos ayuda y hacemos que funcione.

–[Bobby]: Hay que comunicarse para que las cosas funcionen. Del mismo modo, tampoco quieres sacrificar el tiempo con tu esposa o con tus hijos por el trabajo. Si lo haces, tienes el “fenómeno del pastor”, en el que se da una familia muy cristiana, parece que estás haciendo una labor que viene de Dios pero con otras personas cuando, en realidad, tu familia es la que merece llevarse la mejor parte, no solo las sobras.

Hay momentos en los que tenemos que hablar y decir que necesitamos pasar más tiempo en familia o rezando. Podemos hablar de oración en el podcast, pero ¿rezamos nosotros en familia?

[Jackie]: Lo interesante es que Dios pide que cada familia haga su discernimiento. Cada familia es única, cada matrimonio es único. Nosotros podemos dar consejos generales, como por ejemplo que tu familia siempre va primero. Tu esposo siempre va primero, y después los niños. Esos son principios generales pero, como cada situación es única, cada uno tiene que discernir lo que Dios quiere de ellos. Además, es algo que cambia cada mes, cada año. Siempre está cambiando.

–[Bobby]: Exacto, a veces lo que funcionaba en vuestro quinto año de matrimonio ya no funciona para el octavo año. Siempre lo estás descifrando.

En Estados Unidos es más habitual que en otros países el “homeschooling”, ¿por qué creeis que es?

[Jackie]: El sistema de educación pública no es muy bueno en Estados Unidos y los colegios católicos, incluso cuando son buenos, son muy caros. Nuestros hijos tienen la escuela en casa dos horas al día y después se dedican a aprender a tocar instrumentos o a jugar. También estamos en un grupo en la parroquia con otros niños que estudian en casa, son unos setenta, y se juntan todas las semanas para jugar y realizar actividades.

–[Bobby]: Tenemos una amiga con cinco hijos, embarazada del sexto, y sus niños son increíbles. No son raros, son deportistas, normales, piadosos… Además, gracias a que están en casa puedes pasar mucho más tiempo con tus hijos, lo cual no pasaría si fueran a la escuela. Hemos visto personalmente que este método funciona. Sin embargo, en algún momento los niños tienen que salir al mundo, no nos podemos esconder en una cueva toda la vida, estamos llamados a ser sal y luz del mundo. Pero los primeros años son muy importantes para formar en el amor y el perdón, incluso en la sexualidad. Es fantástico poder tener a tus hijos un tiempo más en casa y establecer la base antes de que salgan al mundo.

Uno de los temas más exitosos es la Teología del Cuerpo, ¿qué es lo más importante que habéis aprendido estudiándola? 

[Jackie]: ¡Muchísimas cosas importantes! El Papa san Juan Pablo II sostuvo la tesis de que lo contrario al amor es el uso: usar a una persona como un objeto de placer, en lugar de quererla como persona. Para mí ese es el marco desde el que miro a los demás y pone las bases para la Teología del Cuerpo.

Me di cuenta de que necesitaba cambiar el modo en el que miraba a la gente. Por ejemplo, si miro a mi novio como alguien a quien usar, en lugar de alguien a quien amar, todo cambia. Incluso cuando estás casado. Las cosas no cambian de pronto porque te pongas un anillo en el dedo. Si estás acostumbrado a usar a las personas, también cuando estás casado mirarás así a la gente y te preguntarás cómo usarlos para tu placer físico o emocional.

El Papa Juan Pablo II analizó la filosofía anterior que decía que el cuerpo es malo y el alma buena. Muchas de esas ideas vienen de la Reforma protestante y del siglo XVI. Pero no. Nuestros cuerpos son buenos. Jesús no se habría hecho hombre si el cuerpo no fuera bueno.

Entonces, Dios nos creó con un cuerpo bueno, pero la idea contraria persiste en la actualidad. La gente piensa que somos almas encerradas en cuerpos y no. Tú eres tu cuerpo. Lo que haces con el cuerpo, lo haces con el alma. Lo que le haces al cuerpo de alguien se lo haces a su alma.

Muchas de esas ideas puritanas de la Reforma protestante están basadas en la vergüenza y en el miedo. Hay católicos que crecen con esa mirada avergonzada sobre el cuerpo y la sexualidad. Pero no es algo de lo que avergonzarnos. Es bueno, es bonito y tiene un propósito. Nuestra cultura dice que el sexo y el matrimonio no tienen sentido, pero la Teología del Cuerpo nos ayuda a redescubrir ese sentido.

–[Bobby]: En mi caso, además, me hace ver la fe como una historia de amor. La imagen de la Trinidad se refleja en nuestros cuerpos, como varón, mujer y niño. Esto no va de normas, es el reflejo de una historia de amor.

Escuché hablar por primera vez sobre la Teología del Cuerpo en la universidad, pero no lo entendí, no estaba preparado para ello. A los veinticinco años volví a acercarme a ella, lo escuché de manera diferente y me di cuenta de que ahí estaba el grito de mi corazón, me dio la respuesta a todo lo que puedo hacer con los deseos y anhelos que tengo.

Juan Pablo II vio el camino que estaba tomando la cultura, pero sus textos son difíciles de leer. Ha sido muy bonito ver cómo su pensamiento empieza a calar en las generaciones a través de diferentes programas y ministerios. Poco a poco está llegando, pero todavía hay mucho trabajo que hacer.

En vuestros vídeos habláis de todo, ¿pensáis que hay temas relacionados con el matrimonio que cuesta abordar?

[Jackie]: Obviamente siempre hay temas complicados de los que la gente no quiere hablar. La anticoncepción es uno de ellos. Siempre me sorprende. Si la Iglesia Católica dice que la anticoncepción es un pecado grave, todas las parejas que pasan por la preparación para el matrimonio deberían aprender sobre la belleza y el sentido del sexo, y la razón por la que la anticoncepción no es amor, que es un acto de lujuria antes que de amor.

Del mismo modo, es interesante ver que a lo largo de la historia los temas del matrimonio y el sexo sí que eran tratados. Las mujeres preparaban a las jóvenes. Lo lógico es preparar a la gente para lo que ocurre durante el matrimonio y el sexo, pero ya no lo hacemos.

Estamos en una sociedad tan individualista que ya no compartimos ideas o pensamientos. En las redes sociales, salvo que hagas vídeos largos, es complicado entrar en materia de este tipo. Es difícil hablar sobre estos temas tan complicados en Instagram si lo único que tienes es un vídeo de noventa segundos.

Otra cosa que también veo es que hay católicos que llevan imbuidas esas ideas protestantes sobre la sexualidad, una perspectiva basada en la vergüenza y el miedo. Estamos volviendo a una visión ultra tradicionalista del matrimonio y el sexo.

Habláis de Dios como familia, en vuestro caso ¿qué “características de Dios como familia” entendéis mejor ahora que estáis casados y sois padres?

[Jackie]: Para mí, como madre, me ha ayudado a crecer mucho en paciencia. Cuando tienes niños pequeños, que son desafiantes y tienen berrinches, tienes que adquirir mucha paciencia. Hay una corriente en psicología que habla sobre la teoría del apego. Una de las cosas que dice es que todos los niños necesitan saber que sus padres pueden manejar sus grandes emociones. Porque ellos no razonan. A través de esto, en mi relación con Dios, se ha reafirmado que Él no nos quiere por lo que hacemos. Nos quiere porque somos sus hijos.

Recuerdo que una vez a mi hija, después de un berrinche, le expliqué: “Te quiero incluso cuando haces cosas malas”. Se llenó de alivio y eso me recordó como a mí Dios no me quiere por lo que hago, su amor no depende de cuántos Rosarios rece o de las veces que vaya a Misa. Esos son modos en los que nosotros demostramos a Dios que le queremos.

Jackie y Bobby Angel

Al igual que nunca voy a dejar de querer a mis hijos, da igual lo que hagan, me doy cuenta de que Dios ama también así, y de una manera infinitamente más perfecta.

–[Bobby]: Si no nos podemos ganar el amor de Dios, tampoco podemos perderlo. Pero a mí también me cuesta, necesito enseñarle a Dios mis méritos. Y necesitamos que nos vean, eso es algo bueno. Hay una necesidad sana de sentirnos apreciados, afirmados y vistos. Pero el problema viene cuando creemos que tenemos que ser perfectos para obtener esa atención y trasladamos esa idea a la relación con Dios.

Cuando el matrimonio es armónico, te puede dar una muestra del amor de Dios, de su amor incondicional.

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