El surgimiento de la inteligencia artificial (IA) marca un hito en la informática y en la sociedad. Los notables progresos realizados en ese campo tendrán un impacto cada vez más profundo en todas las áreas de la actividad humana, política, económica y social. El Papa Francisco ha señalado que es necesario vigilar para que no arraigue una lógica de violencia en el uso de la IA. Es por ello que el tema para la próxima Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero del 2024, es «Inteligencias artificiales y la paz».
Al respecto, el Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral señala que el Santo Padre pide establecer un diálogo para conocer las potencialidades y riesgos de la IA. El Pontífice exhorta a orientar el uso de la IA de forma responsable y que esté al servicio de la humanidad. «La tutela de la dignidad de la persona y el cuidado de la fraternidad humana son condiciones imprescindibles para que el desarrollo tecnológico pueda contribuir a la promoción de la justicia y de la paz en el mundo», indica el Dicasterio.
Uno de los campos con enorme potencialidad es el uso de la IA al servicio de la educación. Las herramientas que derivan de la IA tienen la capacidad y el potencial de cambiar para bien (o para mal) la forma en que aprendemos. ¿Cómo usar la tecnología y en particular la Inteligencia Artificial para mejorar los procesos de enseñanza y potencializar la educación? ¿Cuáles son los retos y las ventajas que presenta para profesores y estudiantes?
Para responder a estas interrogantes Omnes entrevistó a Rushton Huxley, fundador de la organización «Next Vista for Learning» y profesor de las materias «Soluciones creativas para el bien global» y «Soluciones avanzadas para el bien global» en la escuela preparatoria católica Junípero Serra en San Mateo California. Huxley fue el orador principal en la Conferencia C3 para la Comunicación Global que ofreció la Arquidiócesis de Los Ángeles del 2 al 4 de agosto para capacitar a profesores y personal de escuela católicas sobre el potencial de IA en las instituciones educativas católicas.
¿Podría hablarnos un poco de su labor y de la organización que fundó «Next Vista Learning»?
– Soy el fundador y director ejecutivo de Next Vista Learning, la cual dirijo desde hace 18 años. La organización tiene un sitio web que básicamente es una biblioteca de vídeos hechos por y para profesores y estudiantes de todo el mundo sobre enfoques creativos de la enseñanza y el aprendizaje. También soy director de innovación en el Instituto Junípero Serra en San Mateo, California. Y allí doy clases con otro profesor.
¿Por qué se crea Next Vista Learning?
– En 2005 me di cuenta de que muchos niños tenían problemas para aprender algunos temas en la escuela. Sabía que, en algún lugar, existía un profesor que tenía una forma más inteligente o creativa para explicarlo. Entonces decidí crear un espacio donde esas explicaciones inteligentes y cortas estuvieran disponibles de forma gratuita para los niños. Con el tiempo también se incorporaron a la biblioteca videos en donde los mismos niños explican algunos temas y lo hacer demostrando la forma en que ellos lo aprendieron, compartiendo ideas sobre la forma de aprender. Ya tenemos unos 2,800 vídeos en el sitio de internet. Cubren varios temas desde el aprendizaje de inglés hasta el servicio en las comunidades. Hay contenidos diferentes en este espacio.
¿Cree que la inteligencia artificial marcará un antes y un después en la educación?
– Sí. Llevo mucho tiempo en el mundo de la tecnología educativa y en los últimos años han surgido muchas herramientas que te dan la capacidad de crear tus propios medios digitales y la habilidad de colaborar en equipo, por ejemplo, con «Google Workspace». Hoy es posible mostrar mapas a los alumnos a través de la realidad virtual. La Inteligencia Artificial (IA) generativa, como chat GPT, o «Google Bard» nos interpela en muchos sentidos. Uno de esos rubros es pensar si en la enseñanza hemos estado pidiendo a los estudiantes que formulen sus preguntas y las respondan de forma correcta. Por ejemplo, si queremos que aprendan a escribir, podemos pedirles que hagan un texto muy elaborado, con indicaciones precisas. En ese caso lo que debemos hacer es enseñarles a pensar qué tipo de cosas debe haber antes de generar la escritura. Luego evaluarla y finalmente complementarla. Es muy importante que los niños aprendan a escribir, pero hay nuevas formas de hacerlo gracias a las herramientas que tenemos a nuestra disposición.
Desde la perspectiva educativa, ¿cuáles son las ventajas y desventajas de las aplicaciones de inteligencia artificial?
– Para mí, la esperanza de esto es que la gente piense de forma muy diferente sobre sus propias posibilidades. La mayor ventaja para un profesor es que ahorran tiempo. Ya que puedes decirle a la aplicación: «Escribe un programa para la clase sobre este tema». El profesor retoma esa información y la usa en clase. El 80 % del trabajo ya está hecho. O por ejemplo si pedimos a la IA ideas para trabajar el tema de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Probablemente la aplicación te va a decir que pidas a los estudiantes que lean la «carta desde la cárcel de Birmingham» de Martin Luther King Jr. O pedirle a la IA: «dame 10 preguntas para los estudiantes sobre ese argumento». Con esta tecnología obtienes lo que es útil en cuestión de segundos y eso te permitirá como profesor ser más creativo a la hora de decidir cómo impartir o mejorar tu clase.
En el caso de la IA y los estudiantes hay muchas formas en que pueden aprovechar su potencial. Por ejemplo si escriben un ensayo y lo quieren mejorar, pueden ponerlo en la aplicación de IA y pedirle ideas para perfeccionarlo. Así pueden obtener una retroalimentación. Esta se obtiene no porque la IA esté pensando como un humano, sino porque puede generar una escritura coherente con la pregunta que le formules, basándose en la inmensa cantidad de información que tiene disponible. Otro ejemplo, un estudiante puede solicitar a la aplicación: «Haz un resumen de una página acerca de este tema». ¿Por qué elegir ese tema? Para que, al día siguiente, ese estudiante vaya a clase y sepa lo que el profesor va a exponer y de esa forma pueda aportar a la clase. No van a ser expertos, pero cuando el profesor empiece a impartir la materia van a entenderla mejor. Y si se les dificulta, podrían pedirle a la IA que genere un resumen del mismo tema usando una terminología simple en inglés llano (para los alumnos angloparlantes). Otro ejemplo. Para las personas que estén aprendiendo inglés (o idiomas) le pueden pedir a la AI que genere una lista de vocabulario relacionado con algún tema. ¿Qué es lo que no van a encontrar los estudiantes en una IA? Si le piden que describa una ciudad como Los Ángeles o Nueva York, la IA lo hará. Pero si le piden información sobre la vida de su abuelita que vive en la ciudad de Coalinga, en California, probablemente no produzca resultados.
Uno de los riesgos de la IA es la deshonestidad o la trampa en el salón de clases, es decir que los estudiantes copien y peguen un texto que no es suyo. Esta es una conducta sumamente delicada que en las universidades norteamericanas conlleva penas muy graves incluyendo la expulsión. ¿Cómo prevenirla?
– En ese sentido sí es un riesgo. Si no les hablamos a los estudiantes de las cosas realmente buenas, honestas y sorprendentes como pueden usar esta tecnología, efectivamente la van a ver simplemente como una herramienta para hacer trampa. La pregunta que tenemos que hacernos es «¿estamos creando los factores para hacer más propensos a los estudiantes a que hagan trampa?» Las habilidades se poseen porque se han practicado y se han mejorado. En lo que respecta a la parte académica, cuanto más sencillas sean las instrucciones que damos a nuestros alumnos, más fácil podrán hacerlo. La IA nos permite desafiar a los estudiantes a pensar de manera más compleja sobre el mundo que les rodea, sobre la validez de las fuentes, sobre su capacidad para evaluar la calidad de un texto bien escrito con gramática y ortografía usadas correctamente. Pero para que un estudiante piense con ese esquema, tiene que poseer conocimientos de gramática y ortografía para luego reconocer y evaluar.
Para que lleguen a ese punto es importante que se les muestre historias de vida o experiencias en las que aprecien cómo los enfoques creativos e innovadores pueden ser útiles a los demás y marcar la diferencia en una comunidad. «¿Puedo hacer algo que marque la diferencia en mi comunidad?» Aunque sea algo pequeño, eso crea confianza. La tarea del profesor es propiciar que el estudiante sepa que hay un espacio en donde pueda hacer algo muy interesante y académicamente significativo. Esto implica hacer cambios en la forma como trabajan los maestros. Muchas cosas surgen de cambios muy sencillos. Escribí un libro titulado «Making Your Teaching Something Special» (Haciendo de su enseñanza algo especial). Se basa en la premisa de que las pequeñas cosas hechas en cantidad y calidad te convierte en mejor profesor. Por ejemplo, algo que pasa en todos los salones que los alumnos se la pasan gritando y parece que son incontrolables. El maestro tiene que buscar formas de que se callen. Puede gritarles con voz potente varias veces «cállense»; pero quizá esos gritos le recuerden a un niño los gritos que escucha en casa y resulta una mala asociación cognitiva. Pero si el profesor cambia la estrategia y en vez de gritar consigue una campana de las que se usan en las granjas (Soy de Texas y esas campanas las usamos mucho) y a la par les sonríes para indicarles que se callen, es muy probable que los estudiantes empiecen a asociar el ruido de campana de granja con el silencio.
Retomando la IA generativa, hay pequeñas cosas que puedes usar para ser mejor profesor. Hay muchas cosas que podemos hacer para que nuestro trabajo sea más eficaz y satisfactorio a nivel personal y profesional.