Traducción del artículo al inglés. Puede leer la versión en alemán aquí.
El derribo de la estatua de fray Junípero fue sólo un emblema de este movimiento ‘woke’ (despierto, alerta), al que me gustaría calificar de cualquier modo, menos cultural. Hace pocas semanas, fray Antonio Arévalo Sánchez, OFM, licenciado en Historia Moderna, mostró en las páginas de Omnes cómo fray Junípero (1713-1784), bajo el lema ‘Siempre adelante, nunca atrás’, “dedicó su inteligencia y energía a inculcar la dignidad humana a los nativos de Querétaro y las dos Californias, mediante la doctrina evangélica, el progreso civilizador y la ejemplar vida de paciencia, humildad, pobreza y enormes sacrificios que consumieron su cuerpo”.
Además, recordó que fray Junípero Serra es el único español con estatua en el Capitolio de Washington, y que fue el Papa Francisco quien canonizó al ilustre fraile español el 23 de septiembre de 2015.
A fray Junípero se refirió, entre otros autores, el colaborador de Omnes, Javier Segura, en su artículo ‘Cultura ‘woke’ en el aula’. “Todos recordamos el derribo de estatuas de personajes insignes de nuestra historia como Fray Junípero Serra o Cristóbal Colón. Somos testigos de la revisión de la Historia que algunos movimientos sociales quieren hacer, presumiblemente unidos a una lucha por la justicia social de determinados grupos”.
Y añadía Javier Segura: “Un mismo esquema de presión al que se unen otros colectivos (LGTBI, feminismo radical, ecologismo panteísta, animalistas, etc.) que quieren promover y en última instancia imponer su visión de la realidad”. Aludió entonces el experto a una de las escasas ocasiones, pero bien claras, en que el Papa Francisco se ha referido a esta ideología ‘woke’.
Alerta ante el pensamiento único
Fue en el habitual Discurso ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Sede Sede, hace sólo un mes, el pasado 10 de enero. Dijo el Santo Padre: “Con frecuencia, el centro de interés (de muchas organizaciones internacionales) se ha trasladado a temáticas que por su naturaleza provocan divisiones y no están estrechamente relacionadas con el fin de la organización, dando como resultado agendas cada vez más dictadas por un pensamiento que reniega los fundamentos naturales de la humanidad y las raíces culturales que constituyen la identidad de muchos pueblos».
A continuación, el Papa señaló al “pensamiento único” que lleva a una cultura de la cancelación. “Como tuve oportunidad de afirmar en otras ocasiones, considero que se trata de una forma de colonización ideológica, que no deja espacio a la libertad de expresión y que hoy asume cada vez más la forma de esa ‘cultura de la cancelación’, que invade muchos ámbitos e instituciones públicas. En nombre de la protección de las diversidades, se termina por borrar el sentido de cada identidad, con el riesgo de acallar las posiciones que defienden una idea respetuosa y equilibrada de las diferentes sensibilidades».
A juicio del Papa, “se está elaborando un pensamiento único —peligroso— obligado a renegar la historia o, peor aún, a reescribirla en base a categorías contemporáneas, mientras que toda situación histórica debe interpretarse según la hermenéutica de la época, no según la hermenéutica de hoy”.
A vuelapluma, podríamos traer a colación aquí la retirada por parte de la plataforma HBO Max, en 2020, de la película ‘Lo que el viento se llevó’, acusada de dar pábulo a la esclavitud en una columna de Los Ángeles Times.
O por poner sólo otro ejemplo, citemos a un joven profesor de Clásicos en Princeton (Estados Unidos), Dan-el Padilla Peralta, quien realizó un llamamiento en contra del estudio de los autores griegos y latinos por fomentar el racismo, según evocó el filósofo francés Rémi Brague en la inauguración del Congreso de Católicos y Vida Pública en el CEU, tal como recogió Omnes.
Historia de la salvación
A este movimiento o ideología ‘woke’, se han referido ampliamente diversas personalidades, en el marco del citado Congreso, y posteriormente. Con ellos y con algún otro autor, sólo pretendo subrayar en estas líneas tres aspectos derivados de esta ideología, aplicables a la actualidad del modo que cada uno prefiera.
“Como sea que llamemos a estos movimientos —“justicia social”, “cultura woke” (despierto), “política identitaria”, “interseccionalidad”, “ideología sucesora”—, éstos afirman ofrecer lo que la religión proporciona. Además, al igual que el cristianismo, estos nuevos movimientos cuentan su propia ‘historia de salvación’”, alertó Monseñor José Gómez, arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, por videoconferencia.
Éste es el primer aspecto, nuclear. “Ahora más que nunca, la Iglesia y todo católico necesita conocer la historia cristiana, y proclamarla en toda su belleza y en toda su verdad, porque actualmente, hay otra historia rondando por ahí. Una narrativa antagonista de “salvación” que escuchamos en los medios de comunicación y en nuestras instituciones, proveniente de los nuevos movimientos de justicia social”, añadió.
Lo que podríamos llamar la historia del movimiento “woke”, prosiguió el arzobispo de Los Ángeles, dice algo como esto: “No podemos saber de dónde venimos, pero somos conscientes de que tenemos intereses comunes con quienes comparten nuestro color de piel o nuestra posición en la sociedad. La causa de nuestra infelicidad es que somos víctimas de la opresión de otros grupos de la sociedad. Y conseguimos la liberación y la redención a través de nuestra lucha constante contra nuestros opresores, librando una batalla por el poder político y cultural, en nombre de la creación de una sociedad equitativa”.
Un lenguaje que, como advirtió el propio arzobispo, suena a un antagonismo de lucha de clases, a “una visión cultural marxista”, de modo similar, y esto es personal, a como la ideología de género enfrenta de mil modos a hombres y mujeres, en otro antagonismo presente en nuestros días.
Creencias cristianas
Monseñor José Gómez se refirió asimismo a una segunda cuestión sobre la que el Papa alertó en el mencionado discurso a los diplomáticos. Se trata del patrimonio de la fe y de los sacramentos, en relación a la naturaleza del matrimonio y la familia, o a los postulados educativos de raíz cristiana, a los que también algunos desean “cancelar”.
“En el programa que establecieron para este Congreso, ustedes hacen alusión a la “cultura de cancelación” y a ser “políticamente correctos”. Y nos damos cuenta de que a menudo lo que se cancela y corrige son las perspectivas que están arraigadas en las creencias cristianas sobre la vida y la persona humana, sobre el matrimonio, la familia y mucho más», añadió el prelado estadounidense.
«En la sociedad de ustedes y en la mía, “el ‘espacio’ que la Iglesia y los cristianos creyentes pueden ocupar se está reduciendo. Las instituciones eclesiásticas y las empresas cuyos propietarios son cristianos, son cada vez más desafiadas y hostigadas. Lo mismo sucede con los cristianos que trabajan en la educación, la atención médica, el gobierno y otros sectores”.
Boicot, estigmatización
Como se ha visto al principio, hubo momentos en los que el Papa Francisco se refirió a estos temas en sus palabras ante el Cuerpo Diplomático. Por ejemplo, cuando aludió a “agendas cada vez más dictadas por un pensamiento que reniega los fundamentos naturales de la humanidad y las raíces culturales que constituyen la identidad de muchos pueblos”. O cuando señaló con claridad que “nunca debemos olvidar que hay algunos valores permanentes. No siempre es fácil reconocerlos, pero aceptarlos otorga solidez y estabilidad a una ética social. Aun cuando los hayamos reconocido y asumido gracias al diálogo y al consenso, vemos que esos valores básicos están más allá de todo consenso”. “Deseo destacar especialmente ―añadió― el derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural, y el derecho a la libertad religiosa”.
Podemos recordar aquí algunas historias de boicots y de estimagtización en Estados Unidos. Por ejemplo, si Jeff Bezos y su mujer donaban 2,5 millones a una campaña para legalizar el matrimonio gay en el Estado de Washington, “era una muestra de su liberalidad progresista y nadie discutiría a hacerlo”.
Pero cuando Dan Canthy, dueño de la cadena de restaurantes Chick.fil-A, declaró en una entrevista que “la empresa apoyaba la familia tradicional y además resultaba que había donado a organizaciones contrarias al matrimonio entre parejas del mismo sexo, grupos de activistas gais pidieron el boicot de sus restaurantes, y alcaldes de ciudades importantes se apresuraron a decir que la cadena no sería bien recibida en sus comunidades”. Lo cuenta Ignacio Aréchaga en su artículo ‘La cultura del boicot’ (Aceprensa), quien comenta: “Es curioso que en un país donde hacer dinero nunca ha estado mal visto, se cuestione en cambio la libertad de donarlo a la causa que uno quiera”.
Claridad
En un par de fines de semana, Omnes ha publicado en este mismo portal sendas entrevistas que no han dejado indiferentes, por el eco suscitado. Una al catedrático medievalista Manuel Alejandro Rodriguez de la Peña (CEU), en el que señalaba sin medias tintas que “el movimiento woke y la cultura de la cancelación no pueden más que degenerar en un movimiento censor, inquisitorial, que impide la libertad de expresión y que niega la compasión”.
En la misma línea, a mediados del mes pasado comenzaron las campañas de Cancelados, promovidas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), con el fin de “dar voz a gente normal que ha sido cancelada por decir cosas con sentido común y hacer de este mundo un lugar más habitable”, aseguran. Ahora mismo, tienen en el portal al “doctor Jesús Poveda, uno de los principales promotores del movimiento por la vida en España, que ha sido detenido más de 20 veces por sus sentadas y operaciones de rescate”, explica su web.
La otra entrevista ha sido realizada al catedrático José María Torralba (Universidad de Navarra), al hilo de la presentación del Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea que está lanzando el centro académico. José María Torralba, director del Instituto Core Curriculum de la universidad, aludía a la pretendida crisis de las humanidades, pero señalaba que “hay motivos de esperanza”. El Máster desea también convertirse en “una plataforma, un foro, para participar en los debates culturales e intelectuales que hay ahora mismo en nuestro país, y que sea un modo de estar más presentes en Madrid. Pretendemos crear un foro de diálogo y encuentro para todo el que quiera acercarse”.
Sin duda, hay muchas más universidades y focos mediáticos de los que continuaremos haciéndonos eco, como ha hecho hasta ahora Omnes.
Sin hostilidad
La pregunta que podemos formularnos ahora es el alcance de esta batalla ante la ideología ‘woke’, y otras similares. Sería una tercera y última cuestión.
Personalmente, me acojo a unas palabras que escuché a Mons. Mario Iceta, arzobispo de Burgos, en la misma sesión en la que intervino el arzobispo de Los Ángeles. “En una actualidad en la que se habla de la posverdad, con una interpretación del mundo vinculada a las ideologías, en la que se confunde la verdad real con la certeza o la opinión, los cristianos debemos tener esperanza en Cristo y en el Evangelio, pues son capaces de dialogar con todas las culturas y los pensamientos”. subrayó.
Finalmente, se preguntó: “¿Cuál es por tanto nuestra actitud? Los cristianos estamos llamados no a la confrontación ni a la hostilidad, sino al bien y a la belleza. Una propuesta ciertamente, de proposición, de encuentro, de iluminar. Nuestra propuesta es mostrar el bien, es la plenitud. Ése es nuestro camino”.
Como ha recordado el Papa Francisco casi hasta la extenuación, el camino es “el diálogo y la fraternidad”. Y eso es complicado cuando se percibe a los otros como personas a abatir de cualquier modo. El clima de respeto y tolerancia debe prevalecer.
En ese dilema que se suscita en ocasiones “entre perdonar o condenar”, Rémi Brague ha llegado a decir que “la condenación es una postura satánica. El satanismo puede ser relativamente suave, y tanto más eficiente. Según Satán, todo lo que existe es culpable y debe desaparecer. Estas son las palabras que Goethe pone en boca de su Mefistófeles (Alles was entsteht, / Ist wert, daß es zugrunde geht)”.
El Papa Francisco concluyó así su discurso a los diplomáticos el mes pasado: “no debemos tener miedo a dar cabida a la paz en nuestras vidas, cultivando el diálogo y la fraternidad entre nosotros. La paz es un bien “contagioso”, que se propaga desde el corazón de quienes la desean y aspiran a vivirla, alcanzando al mundo entero”.