Familia

Historias de Lola y Fernando, bisabuelos +100 años, y 82 de matrimonio

María Dolores y Fernando tienen 103 y 101 años. Se casaron en 1941, cumplen ahora 82 años de matrimonio, y tienen 6 nietos y 15 biznietos, “una bendición”. Son asiduos de la parroquia de La Asunción (Madrid). Hablamos con el bisabuelo Fernando y su hija Margarita (abuela de casi 80 años), con motivo de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores el domingo 23 de julio.

Francisco Otamendi·26 de julio de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
abuelos

Foto: Lola y Fernando por Madrid

En la parroquia se recuerdan los 75 años de matrimonio de Lola y Fernando, que festejaron con familiares y el párroco Pedro Pablo Dones en la Asunción, en 2016. En su casa consta la Bendición Apostólica de Su Santidad el Papa Francisco, firmada por el entonces Nuncio Renzo Fratini, y fechada el 27 de diciembre de 2016.

Lola y Fernando se casaron en 1941 en la iglesia que hay en Doctor Esquerdo, esquina O’Donnell, que ya no existe. “Tuvimos que casarnos ahí porque la que había en la plaza de Manuel Becerra fue quemada en la guerra”. Fernando se refiere a la de Nuestra Señora de Covadonga, que luego fue reconstruida en varias fases, y reinaugurada en 1953.

Curiosamente, por pura coincidencia, el matrimonio tuvo lugar el mismo año (1941), en que comenzó a funcionar su actual parroquia de la Asunción, aunque ellos estaban entonces lejos de saberlo. Así consta en un librito titulado ‘Parroquia Asunción de Nuestra Señora’, cuyo prólogo firmó el párroco Pedro Pablo Dones el 31 de diciembre de 2013. y que cuenta los avatares de la creación de la nueva parroquia en Ciudad Jardín. 

Aquella plaza, la de Manuel Becerra, prosigue Fernando, “se llamaba la plaza de la alegría, porque era donde se despedían los familiares de los muertos en los entierros, para llevarlos a la Almudena.Y donde está la óptica Roma, ese edificio era un campo de fútbol, de regional. Yo jugué al fútbol, en el Campana. Se llamaba así porque el dueño de esa finca, donde está TVE, era el Tejar de Sixto, y tenía una campana, que indicaba a los obreros”. 

“Yo corté ahí ladrillo con 9 años. Después de la guerra, se hizo ahí un campo de fútbol. En ese equipo jugué yo de defensa”, cuenta Fernando, que de obrero pasó a industrial, y montó una fábrica de fabricación de plásticos en Arganda. 

Un amor que perdura

Sus recuerdos están llenos de datos, y salta de uno a otro. Antes que nada, comenta: “Mi mujer tuvo un ictus hace bastantes años y no puede hablar apenas”. En efecto, el que lleva la voz cantante es Fernando. Pero la intuición nos lleva a pensar que, quizá, la persona más religiosa de los dos es ella, algo que confirma luego su hija Margarita, que cumplirá este año los 80. Su hermana Paloma es algo mayor, tiene 81.

¿Qué es lo que más le gusta de su mujer?, preguntamos con cierta impertinencia a Fernando. Y contesta rápido: “Todo. Ahora lleva bastantes años mal, a consecuencia de un ictus, que la dejó paralizado el lado derecho. Se da cuenta de las cosas, aunque hay veces que le va fallando. Ahora ya no lee. Desde que cumplió los 103 años, ha sufrido un declive”.

Las dos hijas del matrimonio, Paloma y Margarita, han tenido tres hijos cada una, y sus maridos, almerienses, han fallecido (el más reciente el de Paloma). Entre las dos tienen 15 nietos, que son bisnietos de Lola y Fernando.

Protestas por los seguros, un abuelo amenazado…

Fernando habla con orgullo de sus nietos abogados, médicos, una enfermera…, y hasta lo pone en las cartas y escritos. La mayor de los bisnietos es enfermera en torno a los treinta años, y tiene una hermana abogada y economista, y luego tiene un ingeniero de informática, otro licenciado en Económicas, etc.

Hace unos meses, Fernando escribió al ministro de Trabajo, porque a raíz del ictus de su mujer, tuvo que contratar a una empleada del hogar, y afirma que “hubo un desbarajuste en los pagos de los seguros”, una subida, vamos. Y envió cartas a numerosos medios informativos. Fernando elogia a “la mejor cuidadora que hemos logrado”, Fátima, que se encarga de su mujer.

Entre los ascendentes, Margarita cuenta que su abuelo por parte de madre, José, fue linotipista y corrector en ‘El Debate’, y que don Angel Herrera Oria, su fundador, escribió un elogioso artículo cuando falleció. Un hermano de mi madre trabajó en el ‘YA’, continuación de’ El Debate’, y otro de los hermanos trabajó en el ‘Marca’, señala Margarita.

La hija recuerda que en la guerra, “los milicianos” fueron a buscar a su abuelo para fusilarlo en la Casa de Campo, por trabajar en un periódico católico. Pero un amigo intercedió diciendo que tenía cinco hijos, y al final no le fusilaron.

“Ella con las hijas, yo con el trabajo”

¿Qué es lo que más les ha ayudado a quererse?, preguntamos a Fernando. El bisabuelo no parece entrar en el tema, pero señala: “La lucha. Ella con las hijas, y yo con el trabajo, superándonos cada día”. Fernando cuenta, por ejemplo, que ha trabajado en las mejores fábricas de orfebrería, porque mi profesión es grabador en acero, que es hacer los moldes en acero, y luego ahí se hacen cientos y cientos de piezas”.

Fernando añade que venir a su casa actual fue con motivo de que a la madre de su señora, le atropelló un taxi, y una hija, Margarita, se la trajo. “Mi mujer venía desde donde vivíamos nosotros, en la calle Menorca, a ayudar a mi hija, y yo venía de trabajar a recoger a mi mujer e irnos a casa”.

En cuanto a las parroquias, “cuando vivíamos en la calle Menorca íbamos a los Sacramentinos, en Lope de Rueda. Desde que vivimos por aquí, vamos a La Asunción, siempre buscando el horario más favorable a ella”, precisa.

“¡Necesitamos a los abuelos!”

El Papa Francisco ha enviado al mundo un mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores que se celebra el 23 de julio, del que se hizo eco Omnes. 

Entre otras cosas, el Santo Padre ha animado a los jóvenes a no olvidar nunca las raíces y la historia de sus familias, y ha invitado a aprender de los mayores y valorar el regalo de la vida que reciben de ellos. En su mensaje, el Papa realiza un llamamiento a todos para celebrar a los abuelos, agradecerles su amor y dedicarles un día especial durante el año.

Además, el Pontífice ha subrayado: “Sí, son los ancianos quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios. La Iglesia, al igual que la sociedad, los necesita. Ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el futuro. Honrémoslos, no nos privemos de su compañía y no los privemos de la nuestra, ¡no permitamos que sean descartados!”.

El autorFrancisco Otamendi

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