La mayor pobreza es no tener a Cristo. Como al apóstol de las gentes, también a nosotros “la caridad de Cristo nos urge” a evangelizar (2 Cor 5, 14). Pero ¿qué podemos hacer para superar la barrera de la indiferencia y suscitar el deseo de acercarse al Señor?, ¿cómo podemos formar esas personalidades cristianas maduras en esta época, en un ambiente pagano, secularizado y con frecuencia hostil?, ¿cuáles son los principales itinerarios para la evangelización que el Espíritu Santo quiere suscitar hoy en la Iglesia?
La figura de Jesucristo
En primer lugar, hemos de presentar la figura de Jesucristo de un modo claro y profundo, convincente y atrayente, vivencial y doctrinal, conforme a la revelación transmitida fielmente por la Iglesia: Dios y hombre verdadero, encarnación de la misericordia eterna, redentor del mundo; Verbo eterno que confiere sentido al cosmos y a la historia; Luz del mundo, que revela definitivamente el misterio del hombre; Hijo unigénito del Padre, que nos hace familiares, hijos amados de Dios; único Camino para ir al cielo.
Jesucristo constituye el gran signo, la prueba definitiva del Dios Amor todopoderoso que sale al encuentro del hombre.
Su vida, sus obras, su enseñanza, sus profecías, sus milagros, su misterio pascual, la estela de santificación que ha dejado en el mundo, muestran la consistencia de su pretensión mesiánica.
Jesucristo constituye el gran signo, la prueba definitiva del Dios Amor todopoderoso que sale al encuentro del hombre. Es el Salvador universal y pleno. Sólo él da respuesta última a los grandes interrogantes humanos. Solamente él puede colmar con el don divino la sed de eternidad, los anhelos de plenitud y de amistad verdadera que anidan en cada corazón.
Facilitar el encuentro
Por ello, toda acción evangelizadora consiste, esencialmente, en llevar a las personas y a las sociedades a Cristo: facilitar el encuentro y la identificación con él, para seguirlo con obediencia gozosa.
En esta serie de reflexiones sobre las vías para la evangelización en los ambientes de indiferencia nos inspiramos en las enseñanzas recientes del los Papas y en las propuestas del obispo Robert Barron, fundador de Word on fire ( www.wordonfire.org; cfr. Robert Barron – John L. Allen, Encender fuego en la tierra. Anunciar el evangelio en un mundo secularizado, Ediciones Palabra).
El resto de las vías que presentaremos -la comunidad cristiana, la belleza del evangelio, el testimonio de santidad, el diálogo cultural con la razón y con la ciencia, el compromiso socio-caritativo por la justicia, la formación del carácter, el recurso a las fuentes de la gracia, la conversión misionera de la Iglesia- son, en realidad, explicitaciones de esta primera y principal: mostrar el verdadero rostro de Jesucristo a los hombres y mujeres de hoy.