“El sistema del mundo que prevé que haya azares, es algo permitido, querido y dispuesto por Dios”. “El azar es maravilloso, y es positivo”. Así concluyó el viernes el catedrático emérito de la Universidad de la Santa Cruz (Roma), y profesor de la Universidad Austral (Buenos Aires), Juan José Sanguineti, su intervención en la VI Lección Conmemorativa Mariano Artigas.
Organizado por el Grupo de Investigación Ciencia, Razón y Fe (CRYF), de la Universidad de Navarra, cuyo director es el investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS), Javier Sánchez Cañizares, el acto permitió al profesor argentino subrayar, entre otras cosas, que “Dios ha estado presente de muchos modos en la pandemia, sacando bienes en cada persona, hay muchas historias de gente que se ha acercado a Dios, o de gente que ha tenido otra cosa. Uno puede verlo, y a veces no lo verá”.
Hoy continuamos la conversación charlando sobre el azar, las oraciones, los favores de Dios, las ‘casualidades’ de la vida, los milagros y las leyes naturales… Se nota, como ayer, que se trata de una entrevista coloquial, no por escrito. El amable lector sabrá subsanar este hecho. Comenzamos hablando del azar.
–No poca gente cree ahora en el azar, más que en la Providencia divina. ¿Puede explicar brevemente ambos términos, y por qué sucede este fenómeno, si lo comparte?
Esa formulación presupone que azar y Providencia se oponen ¿no? Esto sucedió por azar o esto sucedió porque Dios lo quiso… En realidad, en la conferencia que voy a dar precisamente lo que quiero decir es lo contrario. Dios se mete en el azar, el azar es real, es decir, Dios no lo suprime. Sí hay azar, esto no lo digo yo solamente, no es una idea mía, esto lo dicen muchos autores… Hablamos del mundo físico, y mucho más del mundo humano. En el ser humano hay libertad, hay contingencia. Existen márgenes determinados en los que Dios puede actuar, por supuesto previstos por Dios mismo. Porque si todo estuviera determinado causalmente, en una especie de fatalismo total, entonces Dios no podría intervenir con su Providencia, sería Creador de un mundo determinista, pero ya no podría tocar nada porque ha hecho un mundo así.
Santo Tomás de Aquino dice en la Suma Teológica que si el mundo fuera determinista ̶ él piensa en los estoicos, critica a los estoicos ̶ , las oraciones de los fieles serían inútiles. Es decir, que si hay oraciones, si nosotros pedimos cosas a Dios, es porque pensamos que Dios las puede cambiar, puede cambiar el curso de los acontecimientos. Significa que las cosas pueden ser de un modo o pueden ser de otro. Con las oraciones pedimos que sea de este modo, si Dios accede a esas oraciones, hace que sea de modo.
Si hay oraciones, si nosotros pedimos cosas a Dios, es porque pensamos que Dios las puede cambiar, puede cambiar el curso de los acontecimientos
Juan José Sanguineti
–Dice usted que Dios se mete en el azar, que no lo suprime…
El azar, como decía, por decirlo de alguna manera quizá no perfecta, abre un campo de posibilidades primero a la libertad humana misma, porque en un mundo determinista la libertad no puede hacer nada, pero también, sobre todo, a la acción de Dios providente. Por eso yo creo que el azar, no solo algo así, puntual, sino el sistema del mundo que prevé que haya azares, es algo permitido, querido y dispuesto por Dios. No solo permitido, sino dispuesto por Dios.
De hecho, basta que uno salga a la calle y camine; la verdad es que en lo concreto, en los eventos singulares, hay innumerables azares. Porque yo me voy encontrando con personas por casualidad, pero hay muchas más casualidades de las que uno piensa, porque uno se encuentra con una persona y con otra, etcétera. Si el azar se escapara a la providencia de Dios, entonces no sería Dios porque habría algo que no está ordenado por Dios, se escaparía a su causalidad.
El azar, no solo algo así, puntual, sino el sistema del mundo que prevé que haya azares, es algo permitido, querido y dispuesto por Dios. No solo permitido, sino dispuesto por Dios.
Juan José Sanguineti
El hecho de que Dios intervenga misteriosamente por supuesto en el azar, no quiere decir que sea irreal, que el azar sea una especie de cosa engañosa, porque en el fondo Dios lo está causando. Porque si fuera así sería una manera un poco antropomórfica de pensar a Dios, tendríamos el fatalismo. Este accidente de automóvil me sucedió porque Dios lo dispuso y no porque fuera azar… Lo que yo estoy diciendo es que el accidente es realmente una casualidad, y también hay casualidades buenas: encontrarse dinero, o un buen trabajo (que a veces sucede por casualidad), pero Dios está detrás y Dios “juega”, por decirlo así entre comillas, con el azar. Dios crea un sistema en el que hay un juego causal complejo en donde aparecen los azares.
–¿Y cómo interviene Dios en esos azares de la vida?
Yo diría la respuesta en tres fases. Primero, Dios interviene como Causa primera, porque el evento casual ha sido creado por Dios, que interviene en cada causa segunda; entonces, cualquier cosa que sucede es causada por Él como Causa primera.
Pero luego hay una providencia especial, y eso sería Dios Creador que cuida de todo por el hecho de ser Creador. Pero la providencia especial es que Dios interviene. Esa providencia especial puede ser ordinaria o extraordinaria. Si es la ordinaria, sobre eso voy a decir más cosas en la siguiente pregunta. Si es ordinaria, respeta las leyes naturales y no se puede verificar, responde a las oraciones o a la iniciativa de Dios.
En cambio, si es extraordinaria, se trata de los milagros, en donde Dios decide intervenir más allá de las leyes naturales y de alguna manera que el hombre puede verificar. ¿Puede verificar por qué? Porque cuando nosotros encontramos un evento que decimos que es milagroso, lo estudiamos, lo estudia la Santa Sede con científicos, con médicos, por ejemplo una curación, y además durante mucho tiempo, para ver que realmente eso es inexplicable desde el punto de vista de las leyes naturales. Entonces, hay una verificación, no es una verificación completa, pero ante eso consta, si lo vemos como dicen los evangelistas, esto lo hemos visto, lo hemos tocado, los milagros. En el caso de los favores, eso no es así por eso no son milagros.
–Usted concluyó el viernes su lección “sosteniendo la intencionalidad divina de crear un universo potencial en el que la providencia de Dios puede actuar en el respeto de las leyes naturales y de un modo no controlable racionalmente”. ¿Podría desarrollar un poco esa idea?
Siguiendo el hilo anterior, respondo a esta pregunta, que tiene mucho que ver con la anterior y da continuidad a las anteriores. Dios quiere crear efectivamente un mundo rico, evolutivo, con historia, historia de la naturaleza, el Big Bang, la formación del Universo; donde hay riesgos, porque si hay azares hay riesgos, y también el mundo humano ¿no? Un mundo humano que está metido en un mundo contingente, como es la Tierra y además, porque hay contingencia por la libertad de todos, de todas las personas.
¿Por qué Dios quiere un mundo así? Porque Dios quiere que el hombre sea activo con su trabajo. Si ya todo viniera dado, si todo fuera determinista y bueno, el hombre no tendría nada que hacer, entones se limitaría a recibir. Dios quiere que el hombre sea activo, un poco como la parábola de los talentos, que tiene que trabajar. El Universo tiene muchas potencialidades, y puede ir por un lado, puede ir por otro, no es que sea una pura potencialidad, que pueda ir por cualquier lado, porque hay márgenes, pero puede ir. Esto se opone al deísmo, mantener que Dios crea el Universo y ya se desentiende, y también se opone al fatalismo, que es parecido al deísmo, que dice que Dios actúa por las leyes deterministas, y todo está ya absolutamente previsto por Dios, y no hay ningún margen no solo para que Dios actúe sino para que ni siquiera el hombre actúe.
Dios quiere que el hombre sea activo, un poco como la parábola de los talentos, que tiene que trabajar.
Juan José Sanguineti
Entonces, Dios actúa, es providente en la evolución. En la evolución es más difícil decir cómo actúa. Sobre eso hay opiniones, pero aquí no entro en la cuestión, porque hay muchos que dicen que interviene a nivel cuántico, cosa que es un poco discutible. Cierto que todo el mundo se opone (los especialistas en estos temas), a que Dios vaya con milagritos haciendo que la evolución vaya exponiendo de vez en cuando: “hagamos ahora este milagro”… Un Dios así es ridículo.
–Antes se ha referido a la providencia de Dios. ¿Cómo actúa Dios ante las oraciones?
La providencia de Dios tiene planes, pensando sobre todo en el hombre en la Tierra, tiene planes generales para toda la humanidad ̶ porque el hecho de que haya guerras mundiales, pandemias, etcétera, no escapa a la providencia de Dios ̶ , y tiene planes particulares para cada hombre, para cada hombre y mujer, para la vida de cada uno, con sus éxitos, sus fracasos, su trabajo, su matrimonio, sus enfermedades, su muerte, todo.
Entonces, en ese plan que tiene Dios, Dios tiene en cuenta muchas cosas. Tiene en cuenta las oraciones de las personas. Una vez hace poco uno preguntaba ¿pero con la oración el hombre causa a Dios? Sí, claro que causa a Dios, porque Dios quiere ser causado por las oraciones. Dios escucha la oración, y dice “ah bueno, accedo a esta oración, y voy a hacer este favor”. Es verdad, es así; si no, la oración no tendría lugar en la vida humana.
A veces Dios tiene en cuenta los comportamientos humanos, a veces tiene en cuenta las reacciones humanas, con las acciones de gracias y la misericordia de Dios siempre. Y todo esto lo tiene en cuenta de un modo sapiencial, porque Dios siempre mira el conjunto también. Tiene la visión de conjunto absoluta.
–¿Qué significa que “Dios quiere ser causado por las oraciones”. Usted habla de que Dios se deja “condicionar” por nuestras oraciones.
Dios accede, por decirlo así, antropomórficamente, a dejarse condicionar por las oraciones humanas. Si yo no hubiera rezado, a lo mejor esta persona no se habría curado.En ese sentido yo le he “provocado”, porque Dios quiere dejarse provocar por las oraciones. Por eso Dios nos incita a rezar. Quiere decir que está pendiente de que pidamos cosas, porque Él nos las quiere dar, eso está en el Evangelio.
Respecto a si los milagros violan o no las leyes naturales, yo lo dejaría para una discusión técnica, yo no veo problemas. No las viola de un modo arbitrario y rompiendo la ley, sino que hay una causalidad más alta. Y esa causalidad más alta puede afectar a una causalidad baja y cambiarla. Para eso sería el milagro.
Pero luego lo más interesante en realidad son los favores, porque los favores son continuos, los milagros son muy raros. Los favores no violan las leyes. Estoy pensando en los favores que son continuos. Yo rezo para que me encuentre bien mañana, el día que voy a dar la conferencia que no me venga un resfriado, etcétera. Espero que Dios acceda a mi oración. Eso no viola ninguna ley, es un favor que hace a veces por intercesión de los santos o de la Virgen.
Hay un razonamiento que he visto en algunos teólogos, incluso protestantes, que dicen “si nosotros con la técnica vamos más allá de la naturaleza y podemos cambiar las cosas sin violar las leyes, ¿cómo no vamos a permitir que Dios haga lo mismo y mucho más?
Dios tiene libertad para actuar sobre la naturaleza igual que nosotros, no igual, más que nosotros, y hacemos cosas que la naturaleza no hace, pero que las potencialidades de la naturaleza, que son abiertas, permiten que hagamos. Así tiene sentido la tecnología. ¿Cómo Dios hace el favor, cómo lo hace, si causalmente eso es misterioso? Hay explicaciones que son discutibles, porque algunos dicen que Dios pondría las condiciones iniciales del Big Bang… Personalmente, la verdad es que soy un poco refractario a pensar eso. Otros dicen que suministra información y hace que haya una nueva información, no cambia la energía, pero sí la información. Es una respuesta técnica en la que no voy a entrar. Prefiero quedarme con que es misterioso.
–Sigamos con los favores. ¿Cómo actúa Dios con los favores? ¿Y qué puede decir cuando suceden ‘demasiadas casualidades’?
Volviendo a los favores, el sentido más importante es ese favor que yo le pido a Dios que me haga y que puede hacerlo o no. No es previsible, o sea, yo no puedo preverlo mágicamente. Porque si yo lo pudiese prever, sería magia, sería como que yo hago una oración, y yo ya sé que Dios me va a atender, entonces ahí ya estoy dominando a Dios.
Yo creo que Dios lo que quiere es que nosotros confiemos en Él, y pidamos cosas que podrá Él hacernos el favor si lo cree conveniente o no hacerlo, o hacernos un favor mejor, porque Dios siempre es bueno y misericordioso. Lo que no es posible es hacer previsiones en lo concreto, porque ya entonces estaríamos controlando a Dios racionalmente y eso se opone a lo que es Dios.
Dios actúa en los favores humanos, que son tantos, sobre todo de la persona que reza, pero a veces de los que no rezan también, pero que Dios ve que tienen buena disposición y entonces Dios les ayuda. Dios actúa de modo escondido, pero el que tiene suficiente visión de Dios se puede dar cuenta un poco.
Yo creo que Dios lo que quiere es que nosotros confiemos en Él, y pidamos cosas que podrá Él hacernos el favor si lo cree conveniente o no hacerlo, o hacernos un favor mejor, porque Dios siempre es bueno y misericordioso.
Juan José Sanguineti
Pienso que cualquiera de nosotros puede contar favores que Dios le ha hecho por intercesión, porque ha habido demasiadas casualidades, y sin embargo nos damos cuenta de que se podría explicar, porque puede haber tantas coincidencias, y entonces dirían: “esto se explica naturalmente”. Sin embargo, a veces son demasiadas casualidades, y decimos “no, esto es un favor”, aunque no sea un milagro. Uno no dice que sea un milagro porque no hay elementos para poder decir que esto es milagroso.
En definitiva, lo que Dios quiere es que nosotros seamos activos y que pongamos también las causas segundas, y por el hecho de tener que rezarlo, ya decimos que Dios me ayudará sobre eso y no hago nada, no actúo, no pongo los medios para hacer las cosas bien… No, Dios te va a ayudar, pero si uno trabaja, si uno hace las cosas, y después a lo mejor Dios ayuda para que no venga ese obstáculo, para que se supere ese obstáculo, pero siempre que en general uno se haya esforzado para conseguirlo.
En ese sentido, somos como colaboradores de Dios. Otra cosa interesante también es que Dios, como es sabio, cuando hace favores, esos favores tienen múltiples efectos que no podemos conocer, no solo uno. Dios hace una cosa, y a nosotros nos favorece, pero también favorecerá o tendrá efectos en cantidad de personas, eventos y cosas.