Emmanuel Enwenwen nació en el seno de una familia católica en Nigeria. A los 12 años ingresó en el seminario menor y, años después, “impulsado por el ardiente celo de servir a Dios y a la humanidad”, ingresó en el Seminario Mayor. Tras una década de formación, recibió la ordenación sacerdotal el 7 de julio de 2018.
¿Cómo descubrió su vocación al sacerdocio?
—Crecer en una familia católica y en una comunidad católica tuvo mucha influencia positiva en mi fe. Crecí viendo a los sacerdotes católicos como agentes de esperanza por el papel que desempeñaban en nuestra comunidad. La abnegación de estos sacerdotes que dedicaban su vida al servicio de los necesitados y los enfermos fue una gran fuente de inspiración para mí. El deseo de llevar el mensaje de esperanza a la gente en sus momentos difíciles se convirtió en un celo ardiente que me llevó a los altares.
¿Cuál fue la reacción de su familia y amigos cuando les dijo que quería ser sacerdote?
—Su reacción fue positiva. Me aseguraron su apoyo y prometieron no ser nunca un obstáculo para mi progreso y misión. He disfrutado de ese apoyo hasta hoy. Les debo gratitud eterna y rezo todos los días por ellos.
¿Cómo describiría la Iglesia en Nigeria?
—La Iglesia católica de Nigeria ha seguido siendo una madre centrada en la salvación de todos sus hijos. Esto ha dado muchos resultados positivos, como se ve en la asistencia a Misa.
Este compromiso de fe también se ve en el número de vocaciones tanto al sacerdocio como a la vida religiosa. Hace unos años, éramos beneficiarios de misioneros que venían a evangelizarnos. Hoy muchos nigerianos se han convertido en misioneros en distintas partes del mundo.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la Iglesia en su país?
—La Iglesia católica de Nigeria se enfrenta a numerosos retos en su empeño por cumplir su misión espiritual y social. Uno de los principales problemas es la inseguridad. Existe la violencia de grupos insurgentes, bandidos y secuestradores que atacan al clero, a los laicos e incluso los lugares de culto, perturbando las actividades pastorales y sembrando el miedo. De hecho, en algunas partes del país, la Iglesia se ha convertido en una ruta fácil hacia el martirio.
¿Cómo ve el futuro de la Iglesia en Nigeria?
—El futuro de la Iglesia católica en Nigeria tiene un profundo significado, no sólo para los fieles, sino para el alma de la propia nación. Gracias a una población joven y dinámica, la Iglesia tiene la capacidad de remodelar el paisaje moral de la nación. Además, con los muchos jóvenes que hay en los seminarios y los conventos, hay una gran esperanza de continuidad para el futuro.
¿Qué es lo que más aprecia de su educación en Roma?
—Estudiar en Roma es lo mejor que le puede pasar a cualquier sacerdote católico. Aparte de las ricas posibilidades académicas, aquí en Roma convergen la historia y la fe. Aprecio inmensamente el carácter multicultural de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, que me ha expuesto a las diferentes culturas del mundo. Para mí es un largo período en el que aprendo, desaprendo y vuelvo a aprender.
¿Cómo es hoy su vocación sacerdotal?
—El don del sacerdocio es para mí una de las mayores bendiciones que he recibido de Dios. Me considero un siervo indigno al que se ha confiado el mayor privilegio de servir al Pueblo de Dios. Me siento privilegiado por celebrar cada día la Sagrada Eucaristía y por ser portador de la Buena Nueva de Cristo, que es un mensaje de esperanza. No sólo soy feliz siendo sacerdote, sino que me siento realizado y agradecido por el privilegio de ser sacerdote.
¿Cómo le ayuda en su labor pastoral la formación recibida a través de la Fundación CARF?
—Soy estudiante de Comunicación Social Institucional. Ser profesional en el campo de la comunicación me dota de muchas herramientas para mi trabajo pastoral en el cambiante mundo de hoy. Una buena comunicación contribuye enormemente al éxito de la labor misionera.
Mi formación me proporciona un ojo crítico para leer la realidad que me rodea y comunicar un mensaje que aporte esperanza a las personas confiadas a mi cuidado. Los conocimientos adquiridos aquí se transmitirán a otros jóvenes que se preparan para el sacerdocio en Nigeria.
Coordinador en España del Año Ignaciano