Verónica Solís ha crecido en el amor a María Santísima, en gran medida, a través de la fuerza de la piedad popular traducida en su pertenencia a la Hermandad del Señor Sepultado y María Santísima de la Soledad del templo de la Escuela de Cristo de la ciudad de Antigua de Guatemala.
Aunque, en la actualidad, vive en Estados Unidos, su devoción mariana le lleva, anualmente, a volver a Antigua para vivir estos días de Pasión junto a su familia de la Hermandad de la Escuela de Cristo.
Como mujer y miembro de la Hermandad ¿Qué aporta a su vida de fe, social esta pertenencia a la Hermandad?
–Pertenecer a la Hermandad ha sido un privilegio inmerecido para mí, ya que soy parte de un grupo de mujeres de todas las edades y de todos los estratos sociales, a las que admiro por su fe y devoción.
Muchas de ellas, tienen más de 50 años de acompañar y portar a nuestra Santísima Madre por las calles de Antigua Guatemala. Son mujeres, madres, esposas, hijas, amas de casa, profesionales, trabajadoras que, en esos días previos al Viernes Santo y Sábado de Gloria, han hecho esfuerzos innumerables para poder aportar su tiempo, su dinero y su cansancio para acompañar a María en los momentos más duros de su vida.
En mi caso, mi fraternidad con las demás hermanas queda reducido a ofrecer oraciones por ellas y tratar de convivir durante los días de Semana Santa, ya que no vivo en Guatemala.
Mi aporte personal es muy pequeño a comparación de lo que ellas hacen durante este tiempo y todo el año, ya que yo vivo en Estados Unidos con mi esposo, Roberto y mi hija, Maria Ximena (ambos médicos).
Mi esposo cumple 50 años de participar en esta bella tradición esta Semana Santa y es gracias a él que mi hija y yo iniciamos nuestra participación.
Mi vida de fe ha tenido un constante crecimiento gracias a la devoción a María, inculcada por mi abuela y por mi madre desde pequeña. He podido profundizar mucho más al acompañar a nuestra Madre Dolorosa cada Semana Santa y ver cómo Ella, sufriendo como Madre de Jesús durante su Pasión y Muerte, soportaba todo ese dolor por ti y por mi… ¡Nos tenía en mente! Ella sabía que ver sufrir a su Hijo, significaba nuestra salvación ¡Nos amaba desde ese momento!
¿Cómo se traduce ese ejemplo de Nuestra Santísima Madre en su vida?
–El ejemplo de Maria Santísima más impresionante para mi es cuando Ella estuvo “de pie” al lado de la cruz…Si ¡De pie! Nunca llamó la atención hacia Ella con expresiones dramáticas o gritos de desesperación.
Silenciosamente llevaba su dolor y sentía la espada que atravesaba su corazón, pero siempre al lado de su hijo con total abandono a la voluntad del Padre.
Esto me hace poner en perspectiva los momentos difíciles en mi vida y darme cuenta que no se pueden comparar a lo que Ella pasó. Me consuela saber que, así como estuvo de pie al lado de la Cruz, está conmigo, intercediendo por mí ante Él.
Su ejemplo de fortaleza (uno de los dones de su esposo, el Espíritu Santo) es lo que me ayuda a mi, todos días, para seguir adelante y mejorar en mi abandono en Su Santísima Voluntad.
Tengo mucho que camino que recorrer aún, pero sé que Ella me acompaña y trato de agradecerle diariamente durante la Santa Misa y el Santo Rosario.
La procesión de María Santísima de la Soledad del templo de la Escuela de Cristo es una de las más queridas y conocidas en Guatemala. ¿Cómo se prepara y se vive esta procesión?
–Las preparaciones empiezan desde muchos meses antes. Se escogen los diseños del anda procesional, se van perfilando los adornos, los vestidos que usará Nuestra Madre durante los dos días; se escogen las personas que estarán encargadas de organizar los turnos de 4.000 mujeres aproximadamente, organizándolas por estatura.
Además, se preparan las flores, el rezo del Rosario, la velación que se hace el Martes y Miércoles Santos y se organizan a los músicos, las personas que van a guiar a las demás en cada cuadra donde hay un cambio de turno.
También se han de establecer las hermanas que mantienen el orden en las filas que van a los lados de la procesión.
Creo que me quedo corta de enumerar las diferentes actividades que conlleva la organización de esta bella tradición.
La mujer, como madre, como esposa y centro de la vida familiar es una privilegiada vía de transmisión de la fe. ¿Cuáles son los retos de las mujeres comprometidas en una Hermandad como la suya en el panorama actual?
–Al pertenecer a cualquier asociación dentro de la Iglesia, uno como miembro se compromete a ser una persona íntegra. Se trata de vivir dando ejemplo en toda circunstancia y aspecto de la vida.
Vivir como hija de Dios no es fácil, ya que muchos se han olvidado de Él o lo han dejado para una hora el domingo (con suerte), o han conocido a “otros dioses”.
Muchas veces dentro de las propias familias encontramos adversidades, pero creo que, si nos mantenemos “de pie”, junto a la Cruz con María, encontraremos la manera de seguir adelante, ya que contamos con su intercesión