Evangelización

José Ángel Saiz Meneses: “Las hermandades tienen cada vez más una conciencia evangelizadora”

Pastorea la archidiócesis de Sevilla desde 2021. A la sede hispalense llegó desde Terrasa, lo que supuso un cambio sustancial en el perfil de diócesis. Sevilla es además uno de los grandes epicentros de la Semana Santa española, una de las manifestaciones de la piedad popular más arraigadas y, en poco más de un año, la archidiócesis acogerá el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

Maria José Atienza·29 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

Foto: Mons. José Ángel Saiz ©Archisevilla

La cuenta de twitter del arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses (Sisante (Cuenca) 2 de agosto de 1956) daba cuenta de un hecho: el pasado 12 de agosto, el Obispo Auxiliar de Sidney, mons. Richard Umbers y un equipo de su diócesis visitaban Sevilla durante varios días para aprender, en el terreno, sobre las Hermandades y Cofradías. Además de simpática, la anécdota es reveladora: la piedad popular es, en la actualidad, el principal freno a la secularización en las naciones occidentales. 

Este año, se cumplía además el trigésimo aniversario de la visita de san Juan Pablo II a la aldea del Rocío. Allí, en el corazón de una de las devociones populares más queridas de España, el santo Papa alentó a los católicos a ahondar en “los fundamentos de esta devoción, seáis capaces de dar a estas raíces de fe su plenitud evangélica; esto es, que descubráis las razones profundas de la presencia de María en vuestras vidas como modelo en el peregrinar de la fe”.

Recordando este acontecimiento y con la vista puesta en la fuerza innegable de la piedad popular, los obispos de las diócesis del sur de España publicaron la Carta Pastoral “María, Estrella de la evangelización. La fuerza evangelizadora de la piedad popular”, en la que afirman cómo la piedad popular “recoge lo mejor de cada cultura y lo convierte en expresión viva de la fe”. 

En esta entrevista con Omnes, Mons. Saiz Meneses, que prepara ya el congreso de piedad popular, destaca cómo las «Hermandades son una realidad trasversal, como la misma Iglesia» y la piedad popular es sin duda «un dique de contención de la secularización».

Usted ha podido impregnarse de la importancia de la piedad popular en una diócesis tan señera en este aspecto como Sevilla. ¿Es verdaderamente dique de contención de la secularización? 

–Llegué a Sevilla hace dos años. Vengo de Cataluña. En Tarrasa, acompañaba a 24 hermandades rocieras que no podían ir al Rocío y celebraban su romería allí, con mucho cariño. Aquello era como una plantita de piedad popular. Aquí, en Sevilla es un bosque entero. En esta diócesis tenemos Hermandades con miles de hermanos, algunas con más de 16.000. En estos años, por mis manos no ha pasado ningún expediente de supresión de ninguna hermandad; en cambio, peticiones de nuevas hermandades hay continuamente. Por lo tanto, es un fenómeno al alza. 

He podido constatar que la mitad sur de España está menos secularizada que la mitad norte y esto, en buena parte, se debe a este mundo de las Hermandades y Cofradías. ¿Por qué? Porque la trasmisión de la fe, que es algo tan importante en la vida y la pastoral de la Iglesia, en las Hermandades se sigue haciendo de una manera natural. 

Cuando habla de ese modo natural, ¿a qué se refiere concretamente?

–La fe se transmite en las Hermandades como por ósmosis. Se vive. Durante la Semana Santa, suelo aprovechar para ir a la salida de las procesiones que puedo, sobre todo en parroquias de barrio. Me llama la atención ver a mamás vestidas de nazarena, con niños en brazos, que no andan, vestidos también de nazarenos, y ese niño, cuando empiece a andar, ya irá junto a su madre acompañando a la Virgen o a Cristo.

Mons. Saiz Meneses junto al Papa Francisco.

El junio pasado, viajé junto a la comisión ejecutiva del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular para ver al Papa Francisco y recordé este ejemplo. El Papa comentó que las madres usan un “dialecto materno” para transmitir la fe, que son las que hablan a sus hijos pequeños de la Virgen, de Jesús… que los llevan junto a ellas, en brazos a esta fe. 

Esto se vive, con naturalidad, en las Hermandades y explica ese freno de la secularización.

Hay quien, aun a día de hoy, encasilla la piedad popular en una mera muestra de “sentimentalismo”…

–En dos casillas: la del sentimentalismo y en la de la escasa cultura. Hace años, sobre todo, parecía que la piedad popular era la propia de personas con escasa cultura. Que era propia de gente con escasa formación que “no podían aspirar a más”. No es así.

Yo recibo a muchas juntas de gobierno de hermandades que vienen a presentar sus acciones y proyectos y me encuentro con empresarios, directivos de empresas, muchos profesores y catedráticos de Universidad. Junto a ellos, autónomos, obreros, empleados… Las Hermandades son una realidad trasversal, como la misma Iglesia. 

La piedad popular no es para gente iletrada, es una vía de encuentro con Dios: la via pulchritudinis que, no sólo es perfectamente válida para el encuentro por Dios sino que es complementaria con una vía más especulativa. Hay muchísimas personas muy formadas, muy cultas, para las que esta vía es la que más les ayuda a encontrarse con Dios.

¿Cree que se va avanzando en el tema de la formación en las cofradías? 

–Las Hermandades se rigen por unas reglas en las que hay tres pilares: cultos formación y caridad.

Los cultos son las celebraciones, solemnísimas, que las hacen muy bien.

La formación, efectivamente, es el ámbito que más cuesta, pero como cuesta a los sacerdotes y a los obispos la formación permanente. Muchas veces tenemos tantas urgencias pastorales que ya la oración se salva a duras penas…, no digamos en el caso de los laicos y laicas, padres y madres de familia…

Por último, la caridad. Las hermandades tienen una obra social y caritativa impresionante, por tanto, ¿qué mas podemos pedir? 

¿Cómo se impulsa, en este ámbito, la manifestación de fe, el compromiso personal?

–Además de las tres dimensiones ya conocidas, poco a poco, vamos viendo una cuarta dimensión que va tomando importancia en la vida de las Hermandades: la conciencia de misión y la evangelización.

En noviembre de 2021, poco después de mi llegada a Sevilla, tuvo lugar la misión del Gran Poder. La talla visitó los barrios más pobres de la ciudad, estuvo en cada una de las parroquias. Asistí a todo lo que pude, especialmente a los traslados. Aquello fue impresionante:  los rostros, las miradas de los niños, de los jóvenes y las personas mayores, los enfermos…

La talla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder tiene, ya en sí misma una gran belleza estética y, sobre todo, una fuerza espiritual y religiosa que se palpaba sólo con que pasara. “El Señor de Sevilla que viene a verme”, decía la gente… Eso fue algo muy grande. 

Ahora otras hermandades van realizando esas misiones. Se está afianzado esta dimensión, porque el ser humano es sensibilidad, sentimiento, corazón; es razón, entendimiento; y es fe y espiritualidad. Los tres niveles son necesarios y complementarios, no excluyentes. Entonces, ¿por qué excluir ese nivel que ayuda tanto a las personas? Es una tarea pastoral que va tomando fuerza.

La piedad popular, ¿cómo se engarza en la vida parroquial, de comunidad, diaria?

–Cuando explico la archidiócesis de Sevilla a personas que no la conocen, les voy apuntando: 264 parroquias, con mucha actividad la mayor parte de ellas en toda la diócesis, 125 comunidades de vida activa, 34 monasterios y conventos de vida contemplativa. Junto a ellos, todas las realidades eclesiales: Opus Dei, Camino Neocatecumenal, Cursillos de Cristiandad, Focolarinos, la Obra de la Iglesia, Acción católica…, etc. Todos con mucha presencia y vitalidad. Y junto a ellos, 700 hermandades.

Ante esta realidad, lo primero es no caer en la autocomplacencia y, sobre todo, lo que hemos de hacer es crecer en comunión eclesial y sinodalidad. Así, unidos, el efecto pastoral y evangelizador se multiplicará.

En el caso de las Hermandades, por ejemplo, sus directores espirituales suelen ser párrocos de las iglesias del pueblo, están unidas a muchas parroquias y, por tanto, se unen a esta vida de parroquia. Por ejemplo, los itinerarios catequéticos se hacen en las parroquias, no se duplican. 

Los obispos del Sur han publicado una interesante carta pastoral hablando de la piedad popular. ¿Cómo evitar que se quede en un papel olvidado?

–Ciertamente, con todos los documentos oficiales se corre el peligro de que vayan de la imprenta a la estantería. En Sevilla, como preparación al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de diciembre de 2024, la formación permanente de las Hermandades versará, este curso, sobre esta carta. Yo mismo siempre imparto una conferencia a los hermanos mayores a inicios de curso y hablaremos de esta carta. 

Mons. Asenjo, arzobispo emérito de Sevilla, Mons. Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla y Enrique Casellas, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2023
Mons. Juan José Asenjo, arzobispo emérito de Sevilla, Mons. Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla y Enrique Casellas, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2023 ©Archisevilla

¿Cómo ha acogido el Papa este II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular?

–El pasado junio, presenté el congreso al Papa. Él nos habló de la importancia de evangelizar la cultura y de inculturar la fe. Subrayó la importancia de la piedad popular como esa piedad personal, familiar, cercana, que se transmite en la casa, a través del dialecto materno.

Nos urgió a que potenciáramos este ámbito, que lo acompañáramos y fuéramos muy acogedores. Además, el Papa nos pidió que cuidáramos la “fe de los sencillos” y de todos. Nos aconsejó que diéramos contenido y formación a todo esto ámbito y que reforzáramos esta dimensión evangelizadora. 

También nos insistió en la coherencia de vida, que ayudáramos a vivir una coherencia en su vida social, profesional y eclesial a todos los fieles. 

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